“SEÑALES PARA DETECTAR
MACHISMO EN UNA PRIMERA CITA”
La humorista Sole Castro Virasoro reflexiona sobre eso que
pasa más seguido de lo que quisiéramos: machismo liso y llano. Los que se
rescatan y los que no.
Es muy fácil decir frases como “no sé qué pasó, estaba todo
bien y de repente se volvió loca”. A los hombres que leen y comentan esta
columna les voy a decir algo que quizás los sorprenda, pero las mujeres no
somos una cosa y de repente nos convertimos en otra: si tu cita se enojó,
seguro que algo hiciste.
Aquí les dejo una lista de actitudes: para las mujeres que
queremos evitar machistas y para hombres que pueden estar haciéndolas sin
saberlo y quieren mejorar. Se puede, ¿eh? No cuesta tanto, solo un pequeño
trabajo de deconstrucción de la educación que nos han impartido durante siglos.
Nivel 1: Micromachismo
Lo más básico (y desde mi punto de vista perdonable) es abrir
la puerta, correr la silla y pagar la cuenta. Tu cita quiere mostrarse como un
buen candidato haciendo todo lo que le dijeron que era lo que debía hacer un
caballero. Pero eres una mujer que va abriéndose paso por la vida y pagando sus
propias cuentas y no entiendes por qué de repente te tratan como si te hubieran
amputado las manos. Incluso dice cosas como que no le gusta el fútbol, dando
por hecho que a las mujeres no nos interesan los deportes, y creyendo que eso
va a sumar puntos a la hora de su evaluación. O la que a mí personalmente me
molesta más “ayudo con las tareas de la casa”. Ayudar sería otra cosa: si tú no
vives en una casa o no comiste en ella y un día te pinta tocarle el timbre al
vecino y decirle que le limpias el baño, por ejemplo.
Una forma de hacerlo fácil para ambas partes es charlarlo
previamente, algo así como un pequeño código de convivencia de una primera cita
para que el esfuerzo esté mejor direccionado. Porque el tipo podrá no ser lo
mejor del mundo, pero lo está intentando.
Nivel 2: Todavía sirve
Él da por hecho que tú te ocupas de lavar los platos o
levantar la mesa. Cree que si cocinas deberías estar en pareja, porque al
hombre se lo conquista por el estómago. Lo que pasa es que tú quieres encontrar
a alguien con quien compartir la vida y no trabajar de chef personal. Le damos
el beneficio de la duda porque hay demasiados años de machismo en nuestra
sociedad y quizás todavía tenga cosas que aprender. Si le explicas por qué te
molesta y que no estás dispuesta a hacer y él te responde cosas como “ah, eres
feminista” con una mezcla de tristeza y decepción, se pasa automáticamente al
nivel 4. Si te dice “feminazi” pasa al nivel 5. Si te escucha, lo asimila y
actúa en concordancia, quizás todavía se pueda rescatar.
Nivel 3: Aguas
peligrosas
Hay una gran alarma disfrazada de amabilidad que aparece en
las citas: es la excusa de la protección. Te paso a buscar, te llevo, te
traigo, te espero, porque la calle está muy peligrosa. Lo pinta a él como un
súper héroe y a ti como una damisela en peligro, mientras tu no entiendes quién
le dijo que es a prueba de balas.
Hace preguntas como “¿cómo haces para combinar tu carrera y
tu vida personal?” como si una no fuera lo suficientemente inteligente y activa
como para hacer mil cosas más fuera esas dos variantes. Dice cosas como “no
entiendo cómo estás sola siendo tan linda”. "Porque cuando me cruzo con tipos
como tú y prefiero pasar la noche con Netflix", te dan ganas de
responderle.
Te oculta algo para que no te sientas mal, dando por sentado
que no puedes manejar una información tan terrible y desgarradora como tener un
pedazo de perejil entre los dientes. No digo que ese hombre esté completamente
perdido para la sociedad, pero está demasiado contaminado para que su
recuperación sea fácil. Antes de continuar, piénsalo bien.
Nivel 4: Soldado que
huye, sirve para otra batalla
Aquí entramos en el primer nivel de machismo insalvable. La
forma más fácil de detectarlos es que se basan en la imagen para sacar
conclusiones de una mujer. Te dice lo que deberías ponerte, lo que es femenino
y lo que es demasiado provocador. Una vez un hombre me dijo en la previa de una
cita que quería que fuera en short y zapatillas, porque quería que estuviera
cómoda. Repetí a propósito la palabra “quería” primero porque está en pasado
(cancelé la cita) y segundo porque la frase estaba basada fuertemente en sus
deseos personales y no en mi supuesta comodidad.
No vale la pena intentar explicarle nada porque lo más
probable es que crea que estás con tu período o que las mujeres estamos todas
locas. Déjalo y sigue tu camino. No te preocupes, hay muchos hombres que no son
así.
Nivel 5: Imposible, ni
lo intente
Aquí llegamos al podio del machismo posible en una primera
cita. Tienen la necesidad de dominar la situación, la charla y hasta lo que vas
a comer o tomar. Si eres Ingeniera Nuclear, él te va a querer explicar lo que
son las barras de uranio basándose en un capítulo de Los Simpsons, porque no
importa la experiencia que tengas o la formación que hayas alcanzado, él se
cree con derecho a pensar que es más inteligente que tú. Estamos ante un
ejemplar digno de ilustrar la palabra mansplaining en un diccionario.
Desestima cualquier logro que hayas tenido y lo enfoca en
algo que él pueda proveer. Por ejemplo, si ganaste el premio Nobel de
Literatura, él te va a decir que no todo es trabajo y que lo que necesitas para
ser feliz, es un novio.
Son los mismos que dicen que algo no es de señorita y que
creen que las mujeres se dividen entre buenas y putas. Habla mal de mujeres que
no se depilan, o creen que el amor es inversamente proporcional al peso de una
mujer.
Cuando se llega a estos niveles de machismo no hay ni
paciencia, ni charla ni segundas oportunidades posibles.
Deberíamos tener más presente que sin machismo no sólo las
mujeres somos más felices, los hombres también. Es demasiado peso para una
persona tener que ser más fuerte, más alto, más exitoso, más inteligente, ganar
más dinero y saber más sobre cualquier tema. Cuando las mujeres llegamos a un
lugar de poder, no lo hacemos con un fin de sacarle nada a los hombres, lo
hacemos porque queremos crecer, porque con nosotras mismas nos alcanza y nos
sobra. Y cuando buscamos una pareja queremos un igual, alguien con quien
compartir y no competir.
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