jueves, 27 de diciembre de 2018


 “LA FEMINISTA QUE LE DECLARA LA GUERRA AL ANILLO DE COMPROMISO Y EL PEDIDO DE MANO”

Se trata de la actriz y periodista colombiana Matilde Suescún, autora del blog feminista “Sin pelos en la lengua”.

Los tiempos cambian. En momentos de deconstrucción, los cuestionamientos son permanentes y todo aquello que parecía natural comienza a ser objeto de duda. Incluso las tradiciones más arraigadas se convierten en blanco de críticas y surgen sospechas acerca de su continuidad. En este caso, el debate se da alrededor del anillo de compromiso. La polémica surgió de la mano de la actriz y periodista colombiana Matilde Suescún, autora del blog feminista "Sin pelos en la lengua".


“Llevar un anillo de compromiso va en contra del feminismo y en contra de ser mujer. El anillo es un símbolo de una cantidad de cosas que son completamente contrarias al ideal de la mujer independiente y autónoma capaz de resolverse su propia vida. Es un símbolo de pertenencia a otra persona”, escribió Suescún en una columna que fue reproducida por la BBC.

La periodista aclaró que, si bien actualmente no está casada, lo estuvo en dos oportunidades y nunca quiso ponerse una alianza. “Si mis exparejas me hubieran pedido la mano creo que me habría entrado la risa. Aunque no creo que hubieran llegado a ese punto porque hubo una conversación previa. Fue una decisión mutua en ambos casos y ellos compartían mi punto de vista”, sostuvo.

Para ella, el anillo es también una muestra de estatus, ya que cuanto más costoso, más alto se está en la escala social. “Es también una manera de mostrar el nivel socioeconómico de la persona. Cuanto más grande el diamante, mayor valor se le da a la mujer que lo lleva. Eso me parece grave porque significa objetualizar a la mujer, darle un valor en pesos. Y el valor de la mujer va mucho más allá de lo económico”, aseguró la autora.


En ese sentido, la colombiana aclaró que el anillo de casada no le genera tanta incomodidad, porque al menos es igualitario respecto a la mujer y al hombre: “La argolla de matrimonio me molesta menos porque se la pone la mujer y el hombre, no es tan ostentosa ni suele ser símbolo de dinero y poder”.

Pero Matilde es tolerante respecto a las posturas que no coinciden con la suya. Sin ir más lejos, su hija, por ejemplo, piensa todo lo contrario y aspira a una alianza. “Mi hija se burla de mí. Ella sueña con un anillo, lo cual me parece chistoso. Lo acepto porque trato de entenderla y entender que hace parte del contexto cultural donde creció, pero no estoy de acuerdo con esa mentalidad”.

En su columna, la actriz plantea también otra discusión: para ella, el pedido de mano es un símbolo de machismo. “Tampoco estoy de acuerdo con el ritual tradicional de pedida de mano. Pedirle la mano a una mujer es ponerla en un rol pasivo, en una situación de inferioridad”, mencionó.


¿Por qué la propuesta debe ser obligatoriamente masculina? “La mujer debería también proponerle matrimonio al hombre con libertad, y tener voz y voto en esa decisión. Y normalmente no sucede así”, afirmó Matilde.

La autora cuestionó también el modo en que se cría a las niñas como si el casamiento fuera su destino indiscutido: “A las niñas se les enseña a que vean el matrimonio como una meta, como lo mejor que les puede pasar en la vida. Me preocupa la manera en que la que la sociedad educa a las mujeres para que sueñen desde chiquitas quién les va a dar el anillo y cuán grande va a ser. A las niñas deberían enseñarles mejor a ser independientes, a estudiar y desarrollarse, a buscar la felicidad por sí mismas”.

Y finalizó: “Se les enseña a que vean el matrimonio como si su objetivo o su salvación fuera conseguir un hombre que tenga el suficiente dinero para comprarles una roca enorme de diamantes, ponérselas en el dedo y demostrarle al mundo que le pertenecen”.

martes, 25 de diciembre de 2018


“LA HISTORIA DEL ÁRBOL DE NAVIDAD, LA TRADICIÓN DE LOS REGALOS Y LA BOMBACHA ROSA”

Diciembre ya llegó, y el espíritu navideño se respira en el aire, en estos días ronda un clima emocional que nos hace más generosos, más dispuestos al bienestar común. Es usual que comencemos a pensar en la decoración de la casa y en cómo y dónde se darán los festejos.

“El espíritu de ayuda a los demás ha trascendido al aspecto religioso”, opina la psicóloga Silvia Álava. Este sentimiento es mucho más que una sensación, ha quedado registrado en episodios históricos como en aquel 25 de diciembre de 1914, durante la Primera Guerra Mundial, cuando los soldados salieron espontáneamente de las trincheras, decididos a no combatir ese día. En tiempos de guerra, auguraron paz y festejaron con sus enemigos la Navidad.


Ancladas en estos sentimientos de amor, paz y bienestar, las tradiciones que componen estas fechas nos abren a muchas culturas. La costumbre hace que se repitan año a año, se arma el arbolito de Navidad el 8 de diciembre, se entregan los regalos el 25, y se comparten determinados alimentos en una mesa común.

Del roble pagano al pino de Navidad

Los pueblos de Europa del Norte aún en la Edad Media seguían practicando el culto de tradición pagana a los árboles, muy especialmente al roble. Una vez al año, durante el solsticio de invierno, aquellos hombres se reunían, pidiendo protección para ellos, sus familias, ganados y cosechas. En el siglo VIII el sacerdote Bonifacio recibió la orden del Papa Gregorio II de evangelizar a los nórdicos. Cuenta la tradición que el misionero, al llegar con los suyos a una aldea, derribó un roble donde se celebraría el ritual con un sacrificio como ofrenda. Al mismo tiempo señaló un pequeño abeto, como símbolo de la vida eterna porque sus hojas son siempre verdes. Cuenta la historia que así comenzó la tradición cristiana de usar un pino como árbol de Navidad.

Al principio se ponían velas y manzanas que representan, respectivamente, la luz de Cristo y la tentación. Con el tiempo las velas se reemplazaron por luces y las manzanas por esferas que son símbolos de los dones que Dios ofreció a los hombres: sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, piedad.


Las esferas plateadas se colocan en representación de agradecimiento, las azules son signo de reconciliación, las doradas son símbolo de alabanzas, las rojas corresponden a las peticiones o deseos.

¿Por qué regalamos en Navidad?

En la antigua Roma, desde el siglo III A.C, se celebraban durante varios días en diciembre, las populares “saturnalias” en honor a Saturno, dios de la agricultura. Al banquete que se festejaba en el foro romano, estaban todos invitados y había un novedoso cambio de roles en donde los amos atendían a los esclavos. Los agricultores celebraban el final de la cosecha de otoño. A la luz de velas y antorchas, los primeros festejos sucedían entre el 17 y 23 de diciembre. En el hemisferio Norte, es el período más oscuro del año y el nacimiento de un nuevo período de luz, coincidiendo el 25 de diciembre con el solsticio de invierno.

Eran siete días de bullicio, diversión e intercambio de regalos por parte de familiares y amigos. Entre los obsequios predominaban las velas y estatuillas de terracota.


Más tarde, la Iglesia Católica, en un intento de reemplazar las saturnales paganas, hizo coincidir en esas fechas la Navidad cristiana.

Siglos más tarde la tradición de los regalos en Navidad se unió con el conocido religioso Nicolás de Bari (en la vida real) a Papá Noel (en la leyenda).

La tradición femenina de regalar una bombacha rosa

Entre las tradiciones que se suman a los ritos de Navidad existe una exclusivamente femenina, es la de regalar una bombacha rosa en Nochebuena. Los que le atribuyen un significado más cercano a lo religioso asocian el rosa con el color de una de las velas que se encienden el tercer domingo de Adviento (espacio de tiempo litúrgico anterior a la Navidad) como símbolo de la alegría por la llegada de Jesús. Por el mismo motivo se relaciona con la procreación y fertilidad, por eso es un regalo de buen augurio para las mujeres que desean la maternidad.


Es un regalo de mujer a mujer, generalmente entre las que comparten la cena de Nochebuena. El mito dice que si se desea la fertilidad se estrena el 25, en cambio si la idea es empezar el Año Nuevo con prosperidad y buena suerte se usa el 31, porque, según los estudiosos del significado de las velas y sus colores, el rosa atrae la buena suerte y también el amor. Aunque sin dudas el mejor regalo fue, es y será una noche de paz y amor, como reza la icónica canción de Franz Gruber y Joseph Mohr.

¡Feliz Navidad! ¡Felices Fiestas!

jueves, 20 de diciembre de 2018


“5 CHEFS LATINOAMERICANAS QUE VALE LA PENA CONOCER”

A pesar de ser la cocina un espacio tradicionalmente femenino, la categoría de “chef” está más asociada a los hombres. Ellas dan batalla, ganan premios, imponen una mirada propia.

El mundo de las ollas parece haber sido alcanzado por la transformación social en términos de género. Mientras históricamente fue un espacio reservado al mundo de la mujer, la valoración formal las dejó relegadas por bastante tiempo. Sin embargo, los premios y reconocimientos comenzaron a llegar, a la par de la profusión de líderes mujeres que imponen una mirada propia de la cocina de este tiempo.

Mientras Michael Ellis, director internacional de las guías Michelin, asegura que el género "no es algo que tengamos en cuenta, los inspectores verifican la calidad de la cocina, no nos fijamos en el sexo, el origen ni la edad", el recientemente fallecido Anthony Bourdain, se preguntó en Twitter en algún momento, cuando comenzaron a evaluarse categorías: “¿por qué en este momento de la historia necesitamos una mención especial a la Mejor Mujer Chef? Como si fueran una curiosidad.”


Pía León

Virgilio Martínez y Pía León conducen el restaurante Central en Lima, Perú, que está aliado a un proyecto sustentable llamado Mater Iniciativa. A pesar de la construcción conjunta, Pía es para la mayoría "la esposa de Virgilio". Ella rememora que cuando llegó por primera vez a una entrevista de trabajo hace seis años, él sentenció: "no me gusta trabajar con mujeres". "Él suponía que yo no iba a poder tolerar el ritmo de la cocina", cuenta Pía. ¿Prejuicios?

Hoy Central, el restaurante, no sería posible sin todas las manos que lo construyen.


La "señora" de Bogotá

Leonor Espinosa es, antes que chef, economista. En 2007, la revista Conde Nast Traveller catalogó a su restaurante como uno de los mejores 82 del mundo. En 2010, National Geographic Traveller lo incluyó en su propia lista. Leo cuenta que, en más de una ocasión, "cuando he asistido como invitada a escuelas de cocina junto con colegas varones, ellos son tratados como ‘chef’ y yo como ‘señora'”.


"La" Carolina

La cocinera Carolina Bazán, chef y propietaria del restaurante Ambrosía en Santiago de Chile: “Este es un rubro y un trabajo muy sacrificado, duro y con horarios no compatibles con la vida familiar, por lo que hay que escoger y, lógicamente, muchas mujeres escogen la vida familiar y buscan un trabajo con horario compatible”. Bazán ha trasladado la vida familiar a su restaurante. Su pareja, Rosario Onetto, es la sommelier de Ambrosía. “El lugar desborda sencillez: ni siquiera hay una marquesina rimbombante en la puerta. Apenas un cartelito con el nombre del establecimiento. Quienes quieren venir, saben cómo llegar.


La primera mejor

Cuando el premio Veuve Clicquot a la mejor chef mujer del mundo fue a parar, por primera vez, a las manos de una latinoamericana, fue la brasileña Helena Rizzo quien levantó la mano. El galardón, según sus creadores, “celebra la obra excepcional de una cocinera que produce deleite en el paladar de los críticos más duros”. Rizzo nació en Porto Alegre, en el sur brasileño, en 1978. Tuvo una incipiente pero prometedora carrera como modelo, cuando apenas tenía 14, y hasta inició estudios universitarios de arquitectura. Más tarde creó Mani, un sitio que capitaliza todo su saber y es su esencia en San Pablo.


La dama del carrito

Roberta Sudbrack es emblema de superación. Su carrera de chef comenzó en un carrito vendiendo hot dogs. Hoy, con el restaurante que lleva su nombre en Brasil, que abrió en 2015, propone un menú con la alta calidad que la representa, pero en un espacio amigable y relajado. Dijo por entonces en sus plataformas sociales: “ya no creo en la forma; creo en el contenido". Construye su emblema a partir de su propia personalidad: "mi lema ahora es la libertad sobre todo".


En Argentina, en tanto, el fenómeno se despliega de manera popular. Valentina Avecilla, chef de la Patisserie de Fleur de Sel, frente a la idea de la rigidez necesaria para encarar un proyecto gastronómico dice que "si bien es cierto que son necesarios el orden y la disciplina, no me parece que sea una característica estrictamente masculina, sino una cuestión de personalidad y que trasciende el género me parece".


Camila Pérez, responsable de La Tornería de Camila, afirma que "hoy no hay diferencia alguna, tanto la mujer como el hombre se encuentran en igual condición de llevar un trabajo, cualquiera que este fuera". De hecho, las condiciones valorables en un chef no tienen nada que ver con el género: "valoro su inquietud, sus ganas de llegar a más, de conocer más, de investigar, de no quedarse en una simple y casual receta. También su organización, rapidez y ser resolutivo".


Juliana Herrera Dappe, chef de Mada Patisserie asegura que "siempre está el perjuicio de que falta carácter para dirigir y fuerza física, como también el hecho de que muchas vamos a ser madres y tomar licencias".

"Me gusta trabajar bajo una filosofía “hippie-militar”, con disciplina, una bajada de línea y procedimientos, pero a la vez hay compañerismo, comunicación, amor y regocijo", asegura Yamila Di Renzo, chef patisserie de Alo’s, al ser consultada sobre el valor que siente que su género aporta en la cocina.

En tanto Denisse Querol, chef de Williamsburg Burger Bar, asegura que "la cocina es un espacio de la mujer desde siempre, ni bueno ni malo, creo que no hay algo más o menos femenino, creo que la mujer tiene otra mirada sobre lo que cocina y eso es lo interesante".

martes, 18 de diciembre de 2018


¿CUÁLES SON LAS 4 OLAS DEL FEMINISMO EN LA HISTORIA?”

Acceso a la educación, derecho al sufragio y equidad son parte de las luchas que la mujer debió librar a lo largo de la historia. Un repaso por la historia del tradicional patriarcado que, tarde o temprano, se va a caer.

De un tiempo a esta parte se oye hablar de la “Cuarta ola Feminista”, en el marco de las alarmantes cifras de la violencia de género, la brecha salarial, el famoso techo de cristal y el Paro Internacional de Mujeres que tuvo lugar el último 8 de marzo de este año que está por terminar.


¿Cuáles son los anteriores movimientos que sentaron las bases de lo que estamos viviendo ahora?

La “Primera Ola Feminista” surgió a mediados del siglo XVIII, en torno a la polémica sobre la naturaleza de la mujer y la jerarquía de sexos. Estas pensadoras indagaron acerca de la educación y los derechos de la mujer. Cuestionaron los privilegios masculinos afirmando que no son una cuestión biológica y/o natural. Las autoras de referencia son: Poullain de Barre, Olympe de Gouges y Mary Wollstonecraft, esta última autora del famoso texto Vindicación de los derechos de la mujer (1792), un punto de partida fundamental para cambiar el pensamiento de la época.

La “Segunda Ola Feminista” se dio desde mediados del siglo XIX hasta la década de los cincuenta del siglo XX. Aborda entre sus puntos principales el derecho al voto femenino. Es aquí cuando el debate alrededor del sufragio universal se intensifica (la película Las sufragistas, del año 2015, retrata este momento en Inglaterra). Además, las mujeres reclaman el acceso a la educación superior, critican la obligatoriedad del matrimonio y comienzan a liberarse en su aspecto físico.


La “Tercera Ola Feminista” llegó en la década del sesenta y hay distintas opiniones respecto a su finalización. Mientras que algunos sostienen que sigue vigente, otros afirman que finalizó en los años ochenta. Va de las políticas públicas que reivindican a la mujer hasta el fin del patriarcado. En este movimiento fueron fundamentales los anticonceptivos porque le otorgaron el poder del control de la natalidad (y la liberación del goce sexual, no atado a la reproducción) y el divorcio se hizo ley en muchos países. Caen las vendas del "amor para toda la vida" y aparecen otras opciones para mujeres rebeldes. Las mujeres son candidatas reales en el mundo político, aunque su porcentaje es sensiblemente inferior al de los hombres.


La “Cuarta Ola Feminista” es la que vivimos en la actualidad y donde el activismo presencial y online cobraron gran protagonismo. Plantea el fin de los privilegios de género establecidos históricamente hacia el hombre. Asimismo, repudia la violencia de género establecida en todos los ámbitos de la vida. “Lo personal es político”, suele leerse de un tiempo a esta parte en las manifestaciones feministas. La sororidad, concepto que habla de la solidaridad entre mujeres, es central. En cuestión de derechos, la lucha por el derecho a la interrupción legal del embarazo aparece aquí como otro punto clave. También aparece con mucha fuerza el discurso anti-estereotipos: nace el feminismo des colonial (contra el predominio de la raza blanca como modelo de éxito social), el feminismo gordo (contra la delgadez impuesta por el mundo de la moda) y hay una mayor unión con el movimiento LGTB, queer y de liberación sexual. Un eje ineludible fue el primer paro internacional de mujeres, de altísimo acatamiento, llevado a cabo el 8 de marzo de 2018, inmortalizado como #8M.

jueves, 13 de diciembre de 2018


“LA CUARTA OLA FEMINISTA: MUJERES AL PODER, PAÑUELOS VERDES Y LA LUCHA POR EL FIN DEL PATRIARCADO”

En La Cuarta Ola feminista edición conjunta de Oleada Revista Digital y Mala Junta, se plantean parte de los ejes más importantes del feminismo argentino.

Un “libro militante, escrito desde la Cuarta Ola, por algunos de sus protagonistas, en tiempo real”. Así se presenta La Cuarta Ola feminista, edición conjunta de Oleada Revista Digital y Mala Junta, escrito por diferentes autores. Por sus páginas pasean los pañuelos verdes y el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo; la violencia machista (y una mirada crítica de los dispositivos para prevenirla y erradicarla); El feminismo en los medios y las redes sociales, así como en la escena política y más.

Victoria Freire, coordinadora del Observatorio de Géneros y Políticas Públicas de la Ciudad, y responsable del capítulo “De la marea verde a la marea ciudadana” hizo un repaso por los conceptos más destacados de la obra.


Freire asegura que una de las tareas del feminismo es “transformar el poder”. Pero ¿a qué se refiere? “Cuando hablamos de feminizar la política estamos hablando de transformar el seno del poder como demostramos en el debate del aborto en donde construimos alianzas inéditas y flexibles, con un equilibrio de diálogo y confrontación que nos permitió estar a un paso de que sea ley. Esto tiene que ser el punto de partida para la construcción democrática y de mayorías sociales, que es tan elemental, pero resulta tan difícil en un contexto de avanzada fascista en el continente”, sostuvo a Crece Mujer.

Al mismo tiempo, la socióloga destacó un aspecto central de la lucha feminista: la igualdad. “El feminismo es antagónico a cualquier transformación en un contexto de desigualdad o precarización, porque es un movimiento que en esencia cuestiona los valores individualistas del sistema neoliberal y del mito de la meritocracia. Devela que en la sociedad en la que vivimos existen desigualdades que nos constituyen a todos y todas, y por otro lado pone sobre la mesa la necesidad de hermanarnos y unirnos para echarlas por tierra. Construir poder feminista es construir una sociedad más igualitaria y libre de violencias. Es estrategia y ética política a la vez”, añadió.


Feminización de la política

En La Cuarta Ola se insiste una y otra vez en la necesidad de más mujeres en el Congreso, así como en la idea de des masculinizar la política. Para Victoria, esto “no va a ser resultado de ser pacientes y esperar, como nos suelen hacer creer, sino de nuestra capacidad de plantarnos como un sujeto político. Creo que este es uno de los saldos y aprendizajes más importantes de la irrupción masiva de nuestro movimiento feminista”.

Cuando elevamos el grito de que “el patriarcado se va a caer”, también hacemos referencia a esto que puntualiza la autora: “Feminizar la política supone en primer lugar entender y analizar que vivimos en una realidad en donde las decisiones generalmente son tomadas por varones, la autoridad está considerada como una cualidad masculina, y los lugares de poder por lo tanto también. Y en los pocos casos que una mujer toma ese lugar, suele ser duramente criticada y condenada”.


Este año, el tratamiento de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) en nuestro país marcó un hito histórico, aunque tras la media sanción de Diputados no obtuviera la aprobación de la Cámara Alta. Para Freire, la importancia del debate radicó en que “nos permitió construir una mayoría plural y transversal movilizada por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito y poner en discusión qué sucede en todo el territorio nacional al respecto. También salió del closet la realidad del aborto clandestino en nuestro país”. Y lo que sucedió fue que “miles de mujeres y cuerpos gestantes se animaron a decir que se habían practicado uno y, por otro lado, las cifras y casos de las personas que se lleva el aborto clandestino también salieron a la luz. Por ejemplo, días después del rechazo en el Senado nos enteramos de una piba que había muerto en Pilar fruto de un aborto clandestino, esto antes no hubiera salido en ningún lado”.

Misoprostol en el prime time

En ese sentido, la socióloga destacó la inclusión de voces feministas y la mención de temas como el misoprostol en el prime time de la televisión: “Fue importantísimo. Llevó discusiones a los hogares y acercó ideas y argumentos a millones de personas con las que de otras formas hubiera sido muy difícil dialogar porque tal vez no se mueven en los mismos espacios que las activistas feministas, o tal vez sí pero no terminaban de convencerse de la importancia del feminismo para mejorar nuestras vidas”.


Pero, además, el tratamiento dio lugar a la visibilización de otras problemáticas y derechos vulnerados. Victoria mencionó que “sirvió para reclamar, fortalecer y difundir los derechos que ya tenemos adquiridos: como la Interrupción Legal del Embarazo por causales, la Ley de Educación Sexual Integral, el acceso a la salud, entre otros. Así logramos que se aprueben nuevos protocolos de Interrupción Legal del Embarazo, como es el caso de Salta, y la producción de misoprostol para uso ginecológico”.

Por otra parte, la socióloga resaltó que “a nivel de la movilización social instalamos una lucha por un derecho que pone en tensión la forma en la que está organizada nuestra sociedad patriarcal, y pone en discusión la maternidad obligatoria, la sexualidad y el acceso al placer. Esto es muy importante, porque los y las más pibas que fueron atravesados por este enorme movimiento ya están cuestionando el machismo desde temprana edad”. “Somos un movimiento cargado de futuro”, estimó.

Aquí tiene lugar uno de los grandes protagonistas del debate: el pañuelo verde. En el libro lo describen como una “contraseña” entre pares, un símbolo sobre eso que tenemos en común, una muestra de un reclamo que nos convierte en un colectivo probablemente indestructible.


“Pasaron meses de la discusión de la legalización del aborto en el Congreso y seguimos siendo miles que todos los días llevamos con orgullo el pañuelo verde en la calle, en el transporte público, en las escuelas y en los trabajos. Cuando nos cruzamos, inmediatamente reconocemos una aliada, una compañera, aunque no nos conozcamos. Hay una contraseña, un código que sin hablar va mucho más allá de la pelea por la aprobación de un proyecto de ley. Afirma que estamos acá, en todos lados y que no vamos a bajar los brazos, que nunca más volveremos a ser invisibles o a hablar en voz baja de nuestros cuerpos y deseos. Nos dice que la de al lado me acompaña y me cuida, que ante cualquier situación de violencia puedo recurrir a ella. El pañuelo nos recuerda que juntas somos poderosas”, detalló la coordinadora del Observatorio de Géneros y Políticas Públicas porteño. Y evocó a las Madres de Plaza de Mayo como pioneras en llevar el objeto en cuestión: “No hay que olvidar que el pañuelo en nuestro país representa un símbolo muy importante en la lucha de los derechos humanos y la democracia”.

Completan la lista de autores de “La Cuarta Ola feminista”: María Paula García, Noelia Figueroa, Estefanía Cioffi, Gisela Stablun, Julia de Titto, Ayelén Altamirano, Luciano Fabbri y Majo Gerez.

martes, 11 de diciembre de 2018


“VARONES ANTIPATRIARCALES: DESAFIANDO LOS MANDATOS DE LA MASCULINIDAD”

El 17, 18 y 19 de noviembre se protagonizó el 7° Encuentro Latinoamericano de Varones Antipatriarcales (ELVA) con una convocatoria histórica.

Juan Pablo Cuciniello, coorganizador del evento, declaró: “Los varones tenemos que cuestionar nuestros privilegios como hombres". Qué alivio, no solo nosotras nos metemos con las problemáticas del género. El Colectivo de Varones Antipatriarcales (Bondi, amistosamente hablando) funciona desde el año 2012 y está conformado -en equipo estable- por doce miembros que se reúnen semanalmente en la Casa Cultural Pepa Noia, barrio de San Telmo. Pioneros en pensar la masculinidad en clave feminista, tuvieron ese fin de semana un momento de gloria.


El 7° Encuentro Latinoamericano de Varones Antipatriarcales (ELVA) conto con una convocatoria histórica, 1800 inscriptos que se reunieron bajo la consigna “Ni machos ni fachos, trabajando por masculinidades contra-hegemónicas”. Los talleres se desarrollaron en la sede de ATE Nacional y la Universidad de Avellaneda. Debatieron sobre disidencias sexuales, violencias machistas, educación sexual integral, nuevos vínculos sexo-afectivos y más.

"Nunca me sentí cómodo con esa forma de ser varón. No tenía palabras para enunciarlo de esa manera, pero lo sentía. Con mis amigos de esa época, a quienes conozco desde hace más de veinte años, tengo muy poco nivel de intimidad. Al punto de conocer poco nuestras vidas familiares y cosas que nos pasaron. Con ninguno de ellos compartí mis miedos ni mis dudas cuando tuve mis primeras experiencias sexuales. Hasta hace poco el cariño con ellos lo expresábamos mediante piñas en los brazos o en los hombros con la famosa 'paralítica'", cuentan en "Un mundo en el que quepan todos los mundos" (del libro Feminismo para Jóvenas), los integrantes del Colectivo de Varones Antipatrarcales. Para muestra de los mandatos, que son muchos, basta un botón.


Según miembros de la Comisión Organizadora, “El ELVA se caracterizó por ser un espacio para la deconstrucción y problematización de la masculinidad hegemónica”. Hablamos con ellos y nos contaron un poco más qué ponen en juego.

- ¿Qué creen que es importante deconstruir acerca del "ser hombre/varón"?

V. A.: Desde el Bondi (manera amistosa que tenemos de nombrar a la organización) nos proponemos interpelar el modelo hegemónico de masculinidad y el lugar en que nos ubica dentro de las relaciones de poder. Creemos que es necesario desandar el mandato de masculinidad, uno de los ejes más importantes que sostiene y estructura este sistema patriarcal-capitalista y que, si bien atraviesa a todas las construcciones identitarias en múltiples dimensiones, en la conformación de la identidad “varón” adquiere mayor densidad. Para esto procuramos generar espacios de interpelación y reflexión colectiva entre aquellos sujetos que nos autodesignamos varones (o que somos leídos como tales) y que no estamos cómodos con el lugar de poder que este sistema nos asigna en la sociedad.

Construir nuevas maneras de vincularnos, de habitar los vínculos con otros varones y otras identidades sexo-genéricas, de adoptar políticas y tareas de cuidado, de ocupar y resistir espacios machistas son algunas de las formas.


​- ¿Cómo lo hacen?

Cuando nos juntamos uno de los ejercicios que hacemos es predisponer el cuerpo antes de los talleres reflexivos, por ejemplo, caminamos, nos miramos a los ojos, ¿por qué? Pensamos que la masculinidad dominante siempre está a la defensiva y en competencia con otros varones. ​A veces nos incomodamos cuando lo hacemos, pero dejamos que eso nos pase.

También participamos de un libro que se llama Feminismo para jóvenas. Nadia Fink nos invitó a escribir experiencias de cuando éramos pequeños, tanto a héteros como a maricas, y quedó un texto lindo en donde queda plasmado cómo en los juegos y en los deportes los roles de los varones son muy marcados y rígidos. También con los vínculos familiares.

- ¿Y la complicidad en relación a los abusos y micromachismos?

Hicimos un taller sobre eso, me parece que la clave es la colectividad, es hacerlo por grupos, sino te pasa como en el comercial de Avon, decís "esto está muy mal", pero en las actitudes cotidianas no lo modificas. Si en los grupos los varones se atreven a romper con determinados "secretos", esa es la manera. Por ejemplo, en el trabajo en grupo hubo un chico que reconoció haber sido violento con su compañera y eso habilitó un montón de preguntas en otros.


- ¿Hay alguna historia de esto en la Argentina?

El Colectivo de Varones Antipatriarcales de CABA surgió en 2012, luego del primer "Encuentro Nacional de Colectivos de Varones" en Haedo (Pcia. de Buenos Aires). Desde ese momento los encuentros se han sucedido año a año en las ciudades de Mendoza, La Plata, Rosario, Córdoba y Santiago de Chile y este año en CABA.

- ¿Qué acciones realizan para visibilizarse?

Principalmente trabajamos en una estrategia de comunicación en redes sociales, siendo estas las herramientas que elegimos a la hora de manifestar o expresar nuestros pronunciamientos y pareceres, que son síntesis de nuestras discusiones.

Con relación a los medios de comunicación, pensamos de qué manera intervenimos en cada uno de ellos. Caracterizando el medio y analizando cómo expresarnos. Nos ha pasado en muchas oportunidades que se han tergiversado nuestros testimonios.

Además, participamos en marchas y realizamos actividades culturales contra-hegemónicas como nuestra varieté/tertulia bailable "Boquitas Pintadas" (vamos por la decimoquinta edición). En años anteriores realizamos un ciclo de cine al que llamamos "Proyecciones Invisibles" y ciclos de lectura. Otras actividades que dan cuenta de nuestra praxis política son los talleres abiertos en donde por medio de la educación popular buscamos respuestas colectivas a preguntas disparadoras.


- Fue muy cuestionada en un momento la participación de los varones en las marchas de mujeres, ¿qué postura tienen al respecto?

El Bondi siempre ha tenido un rol activo en las manifestaciones del movimiento feminista y de mujeres. Como organización somos parte de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, históricamente hemos marchado con ella en la calle.

Pero ya hace unos años, hemos decidido acompañar el espíritu de las marchas y no participar físicamente, aunque sí activamente, a pesar de que sentimos la necesidad de asumir el espacio de repudio ante la coyuntura en que se promueven las marchas y reflexionar respecto al rol de los varones dentro de la lucha contra el patriarcado. Entendemos que nuestro lugar como varones hacia una sociedad antipatriarcal requiere trabajar las problemáticas que nos afectan en nuestras relaciones entre cuerpos generizados, problematizar nuestros privilegios, los modos de habitar los espacios públicos y de articulación, afectividad y socialización con otras compañeras y organizaciones.


Deseamos tomar un rol activo, a ser nosotros mismos quienes cuestionamos y que no sean las compañeras quienes nos marquen las prácticas a rever. Asumimos que ser leídos como varones, más allá de nuestra orientación sexual, es un privilegio. No sirve quedarnos en un rol pasivo, auto culpabilizándonos y no haciendo nada con eso. Esta es una manifestación más de una incomodidad cómoda, una forma de cambiar un poco para no cambiar nada.

Luego de la primera marcha de Ni Una Menos, el Bondi ha propiciado, junto a otras organizaciones y compañeros, la Asamblea Abierta de Varones en Reflexión, que es un espacio que nos reúne e invita a la reflexionar y compartir experiencias, con una orientación feminista, diferentes ejes, como por ejemplo “romper con nuestra corporación machista y pensar nuestras prácticas”.

Otros espacios que hemos motivado fueron espacios de cuidado de niños de compañeros durante las marchas. Y de esta manera estar presentes, pero acompañando desde otro lugar.

jueves, 6 de diciembre de 2018


“¿CÓMO CRIAR HIJOS NO MACHISTAS?”

Podemos romper con mandatos, estereotipos y modelos impuestos. En Cómo criar hijos no machistas. Preguntas, ideas y desafíos (Editorial Vergara), Liora Gomel y Ariel Dorfman detallan los puntos más importantes.

Igualdad, respeto, confianza, sororidad, deconstrucción e inclusión son algunos de los principios que podríamos enumerar a la hora de pensar en la educación que pretendemos darles a los niños de hoy. Estas mismas convicciones presentan Liora Gomel y Ariel Dorfman en “Cómo criar hijos no machistas.


Los autores parten de una premisa indiscutible: “Si no hacemos nada ni pensamos nada ni preguntamos nada, vamos a replicar por inercia el modelo hegemónico de familia machista, incluso cuando no se parezcan ni a nosotros ni a nuestros hijos”. La propuesta es desafiarse a uno mismo, salirse de la zona de confort, no creer que aquello que intelectual o emocionalmente heredamos es nuestra única opción.

Entonces, anticipan: “Esos modelos que queremos cuestionar endiosan a los varones que encajan en el estereotipo machista —el varón que tiene que salir a cazar para traer la comida (ser proveedor económico), haber nacido en occidente (blanco), gustar de muchas mujeres (heterosexual) y nunca pero nunca llorar (ser insensible)— y menosprecian a cualquier otro tipo de varón y a cualquier mujer”.

Pero ¿cómo hacemos para cuestionar y cuestionarnos?, ¿cómo enfrentamos esta tarea, tan necesaria y a la vez tan compleja? “La clave es el tiempo, darnos tiempo para hacernos y hacer preguntas, conversar sobre lo que nos incomoda, ensayar nuevas formas, nuevos modelos”, dijo Gomel a Crece Mujer. Entonces, ambos escritores –que son pareja- reunieron “algunas preguntas e ideas de nuestro recorrido como personas, pareja, madre y padre, y como familia para construir un ambiente inclusivo, igualitario y respetuoso”.


“También incluimos los desafíos, porque no es un proceso concluido. Sabemos que es difícil y que no nos sobra el tiempo o la energía para cortar la inercia y armar una trama distinta. Pero estamos convencidos de que el ejercicio vale el esfuerzo y que produce acostumbramiento del bueno, porque al final de un día más igual, más respetuoso, cada integrante de la familia (de la sociedad) se siente mejor”, añadió.

La problemática que el libro pone en relieve se evidencia cada día y en cada ámbito. El reto es que lo que ayer parecía normal hoy marque, al menos, una incomodidad. “Tanto la igualdad como la diferencia son construcciones sociales: igualdad es que nuestras hijas puedan soñar con pilotear un avión, ser presidentas o superheroínas; también que sueñen con ser como Bob el constructor o tener muñecos varones. Igualdad es que nuestros hijos puedan soñar con ser maestros jardineros, azafatos o bailarines; también que puedan ver programas de cocina, jugar con muñecos y muñecas o llorar si les duele el alma. Igualdad es que ni la ley ni la cultura ni sus padres y madres ni sus maestros ni sus amigos se los impidan, los burlen o agredan por ‘ser diferentes’… Que puedan soñar sin que los señalen con la risa o el dedo”, detallan en las primeras páginas del libro.


Claramente, aunque esta tarea tenga a la familia como principal responsable, habrá factores externos con los cuales lidiar una y otra vez. Debilitar la cultura patriarcal incluirá entonces enfrentarse a colegios, amigos y demás personajes. La autora aseguró: “El mundo es el mundo y, en general, las perspectivas machistas tienen más impacto, llegan más lejos, más fácil: porque es lo que conocemos, a lo que estamos acostumbrados, lo que circula con mayor fragilidad... Conocido, seguro, ‘es así’ son mensajes que crecen en forma de consigna, más sencillos de recordar, de reproducir. En cambio, ser diferentes implica vivir entre signos de pregunta. No es sencillo. Por eso, además de contar y enseñar que hay que estar orgullosos de quienes somos y respetar a los demás, que todos tenemos los mismos derechos y que nadie es superior, hay que mostrarles que el mundo es más grande, que no estamos solos con estas ideas, que son ideas que buscan que todos vivamos mejor y que hay muchos pensando igual que nosotros”.

Para ella, no se trata de rechazar otras opiniones sino de aprender a vivir con ellas: “Enseñarles a vivir entre los matices, en la complejidad, en la diversidad es una estrategia que sirve para toda la vida. Y en ese universo infinito, que es también complejo y ambiguo o difícil de entender, habrá gente más cercana a nuestras ideas, emociones y experiencias, gente que haga otros recorridos y gente lejana, pero en todos los casos tenemos algo en común, algo igual de diferente: todos somos personas”.


Gomel y Dorfman hacen hincapié en un tema central para las nuevas generaciones: la sororidad. “Ser mujer es una identidad manchada: puta, yegua, bruja, loca, histérica… El término sororidad es lo contrario, habla de esa comunidad con reglas distintas que las mujeres son capaces de organizar cuando se sacan centenares de siglos de cultura y pueden aunarse, abrazare y entender que juntas son potencia. La solidaridad entre mujeres es el mejor invento de la modernidad: muestra que es posible resolver los conflictos de un modo distinto y que las perspectivas de poder y dominación no son las únicas modalidades de organización social”.

¿Cómo y cuándo podemos enseñarles a nuestras hijas la importancia de la sororidad? “¡Siempre!”, dijo Liora. Y añadió: “Si miran a una amiga de costado, se puede enseñar sororidad; si juzgan con el dedo repitiendo discursos del tipo ‘divina’ o ‘patito feo’, sororidad; si nos contestan mal, sororidad; si miran de más la ropa, el peinado, las actitudes ajenas, sororidad, comprensión, empatía y acompañamiento”.


Pero no se trata sólo de eso, del discurso políticamente correcto. La escritora habló de lo esencial del ejemplo. Por eso, recomendó: “No hablar mal de otras mujeres de la familia, del barrio, del club; no condenar la diversidad o la libertad de otras personas; reforzar el valor de la amistad y la solidaridad entre mujeres y, sobre todo, revisar nuestros vínculos”.

Para tener hijos no machistas, probablemente, no haya una receta infalible. No habrá tampoco burbuja posible que los aleje del contexto que, muchas veces, tira para atrás. En el camino hallaremos escuelas y maestros más o menos preparados para la igualdad. Aun así, siempre será válido, necesario y reconfortante saber que desde casa se luchó contra micromachismos, prejuicios, mandatos y estereotipos.

martes, 4 de diciembre de 2018


“¿LAS MUJERES TRABAJAMOS GRATIS?”

La diferencia entre sueldos de hombres y mujeres permite concluir que, a lo largo de un año, ellas regalan un mes o más de su trabajo.

Las estadísticas pueden ser implacables para describir una realidad social. Un informe revelado en Francia arroja datos que permiten sacar una conclusión abrumadora: allí, las mujeres trabajarán "gratis" hasta fin de año.


El estudio indica que las mujeres cobran, en general, un 15% menos que los varones, lo que en un año representa alrededor de 38 días laborables "menos" de sueldo para ellas. Basándose en estos números e inspiradas en una iniciativa islandesa (similar a nuestro reciente "paro de mujeres"), el lunes 7 de noviembre muchas francesas dejaron de trabajar para llamar la atención sobre esta diferencia.

Paralelamente, la Unión General de Trabajadores de España inició la campaña #YoTrabajoGratis, que difunde en redes sociales el concepto de que las mujeres "regalan su trabajo" hasta fin de año, según las estadísticas del país ibérico (donde, además, se conmemora el Día de la Igualdad Salarial cada 22 de febrero).

La brecha salarial es un indicador que refleja sólo la realidad de aquellas mujeres que trabajan como asalariadas (no toma en cuenta la situación de las que no trabajan o las que lo hacen en forma independiente). En Argentina en 2012, la brecha era de 27.2% (que equivaldría a 68.2 días laborables "gratis", siguiendo el razonamiento explicado arriba).


Kristen Sobeck, Oficial en Mercados de Trabajo Inclusivos de la Oficina de País de la OIT para la Argentina y una de las autoras del Informe Mundial sobre Salarios 2013/2014, dijo a Crece Mujer que una parte de esta brecha se puede explicar con las diferencias en la experiencia, la educación, la categoría profesional, la actividad económica, la ubicación regional y la cantidad de horas trabajadas y que, si se toman en cuenta estas variables, la brecha en nuestro país se "reduciría" a 12.6% (porcentaje que representaría las diferencias de género que no pueden explicarse por otros motivos).

Sin embargo, y tal como explican Mercedes D’Alessandro y Magalí Brosio -fundadoras de Economía Femini(s)ta- en un informe, "quienes mantienen esta postura parecen olvidar o desestimar que las mujeres partimos de una inequitativa distribución del trabajo doméstico no remunerado, que tiene un gran peso en el por qué muchas veces terminamos dedicando menos horas al trabajo fuera del hogar". Y D’Alessandro lo ilustró con un ejemplo concreto: "Una mujer que trabaja full time llega a la casa y le dedica más tiempo a cocinar, planchar y hacer apoyo escolar que un hombre que está desempleado. Esta segunda jornada laboral en el hogar es lo que explica la parte de que las mujeres trabajen menos horas y, por lo tanto, ganen menos".


Magdalena Méndez, economista y profesora de "Economía y género" en la UBA y UnLa, coincidió en que hay mucho más de un 12% que no se explica por cuestiones "observables" porque, por ejemplo, la tasa de actividad de la mujer en el mercado laboral se reduce a medida que tiene hijos (es de 54% en las que no son madres; de 46% con un hijo menor de seis años y, si tiene más de uno, cae a 39%), mientras que la tasa de actividad del varón aumenta. "Además, los salarios de las mujeres madres son todavía más bajos que los de las mujeres sin hijos, y eso no pasa entre los varones -aseguró Méndez-. Otro punto que destacar es la feminización de los trabajos, es decir, las ramas de actividad donde hay más mujeres (comercio, servicio doméstico, docencia, enfermería) cuyos derechos laborales están más vulnerabilizados".

Entender la brecha salarial sirve para desentrañar los factores que más influyen en las diferencias en el bolsillo y, en el caso argentino, el eje del problema se basa en la doble jornada laboral de las mujeres, que tienen que hacer malabares con los chicos y ancianos por la falta de jardines, guarderías y geriátricos, y por los ínfimos dos días de licencia por paternidad para que los varones cambien pañales.