“MENSTRUACIÓN MÁS CONSCIENTE”
Este es el
lado positivo de nuestros movimientos hormonales de todos los meses
Según un
informe de la BBC, los estrógenos y la progesterona producen diferentes
resultados en el cerebro y, aunque alteran el ánimo, hay un “lado b”.
El mal
humor del SPM (Síndrome Pre Menstrual) que muchas veces es enunciado por los
otros como "está en sus días", le hace mala prensa al ciclo
menstrual. Y es cierto que, durante la ovulación, muchas de nosotras experimentamos
ansiedad, más apetito y un deseo sexual exacerbado; y durante los días previos
a la menstruación, tristeza y mayor sensibilidad. Pero ¿los cambios hormonales
siempre son vividos como un sufrimiento? ¿Como una condición que nos saca de
una estabilidad que podríamos tener si los estrógenos y la progesterona no nos
hicieran enloquecer? Bueno, la ciencia está empezando a reconocer un “lado b”
que tiene que ver con efectos positivos de los cambios hormonales.
Según el
informe de la BBC News Cómo la menstruación cambia el cerebro de las mujeres
(para bien) hay ciertas habilidades que mejoran de manera positiva después del
período, una de ellas es la conciencia espacial. "Tres semanas antes (de
la menstruación) las mujeres son significativamente mejores comunicadoras y,
aunque parezca raro, son particularmente buenas detectando cuando alguien tiene
miedo. Además, durante parte de su ciclo sus cerebros son más grandes".
Esto se da porque el estrógeno y progesterona en distintas cantidades, que
deciden cuándo liberar un óvulo, tienen efectos profundos en todo el organismo.
"Las
mujeres hablan más pronto que los hombres, tienen más fluidez verbal y son
mejores deletreando", dice Pauline Maki, psicóloga de la Universidad de
Illinois, Chicago, Estados Unidos. Se cree que esta ventaja social evolucionó
porque hace miles de años las madres elocuentes eran mejores transmitiendo
información vital a sus hijos como, por ejemplo: "no comer plantas
venenosas".
El camino de las hormonas
Florencia
Salort es médica ginecóloga del Hospital Italiano de Buenos Aires, docente
universitaria y miembro de la Asociación Argentina de Endocrinología,
Ginecología Reproductiva y de la Sociedad Argentina de Ginecología
Infantojuvenil. “La mujer tiene un ciclo hormonal que normalmente cursa dos
períodos, una etapa estrogénica y una etapa progestacional. El estrógeno
empieza a aumentar levemente un poquitito antes de que ya empiece la
menstruación y se extiende hasta el día 12, 14 o 15, cuando se puede producir
la ovulación por este pico y por una hormona que se llama LH. El folículo se
rompe y deja salir el óvulo, todas estas hormonas generan progesterona (y el
“cuerpo lúteo”) produciendo la segunda fase del ciclo que es la etapa
progestacional o secretoria, que se prepara para tener a un posible embrión. Si
no se produce, cae la capa del endometrio en forma de menstruación.”
Dentro de
estas cuatro fases que podríamos llamar “menstruación”, “fase estrogénica”,
“ovulación” y “fase progestacional”, en la primera etapa aumenta el estrógeno.
La progesterona aumenta en el día 7 u 8 del ciclo para llegar a su pico el día
21, luego disminuyen ambas, cuando se produce la menstruación.
"Durante
los días en los que las participantes tenían más hormonas en su sistema,
perdieron cierta conciencia espacial y fueron mejores en habilidades sociales y
léxicas", asevera el informe de la BBC. "Una capacidad que mejoró
cuando las hormonas femeninas eran más altas, fue 'el recuerdo implícito', un
tipo de memoria subconsciente y espontánea."
Según la
especialista argentina, Florencia Salort, quien además es comunicadora, coach
ontológico y facilitadora en emociones, neurociencias y manejo del estrés, “la
fase estrogénica es la de mayor bienestar en la mujer, porque es una fase donde
hay mejoría de los síntomas y molestias que surgieron a nivel de la fase
menstrual. Hay un aumento del tránsito intestinal, de la micción, aumenta el
flujo vaginal (que marca el período ovulatorio), las mamas están desinflamadas
y hay liviandad corporal y mayor sensación de fuerza, de energía y de
voluntad”.
El subconsciente, los recuerdos y el
miedo
Según el
mismo informe, las hormonas afectan dos regiones vecinas del cerebro. Una de
ellas es el hipocampo, que está involucrado en el almacenamiento de recuerdos y
es un área fundamental para las relaciones sociales, ya que asocia experiencias
vividas y favorece la empatía con los demás. La segunda es la amígdala, que nos
ayuda a procesar emociones, especialmente miedo y la decisión entre luchar o
huir. De esta forma, la capacidad de las mujeres para reconocer el miedo se
incrementa cada mes junto con sus niveles de estrógeno.
Quizá
durante esos días en los cuales la cantidad de estrógeno y progesterona suben,
reconozcas mejor situaciones de peligro (y esto redunde en más cuidado), huyas
de situaciones que no te hacen bien, pongas más límite y te conectes con una
agresividad activa. No es necesariamente malo, es un estado de alerta
permanente que, bien utilizado, te brinda mayor flujo de información
proveniente de tu entorno.
“La
progesterona, en cambio, es un agente inhibitorio, produce más sueño, más
cansancio, lo que tiene que ver con la pausa para la posible anidación del
huevo. Es una hormona que genera más distensión abdominal, más retención de
líquido, las mamas se ponen más turgentes y dolorosas. La persona está con
menos fuerza y ganas de hacer cosas, hay un enlentecimiento leve cerebral,
menor creatividad”, comenta Salort. Pero estos cambios, depende de cómo se los
observe, no son negativos: durante la fase premenstrual “hay más tendencia a la
conciencia, a la introspección, a la meditación, a la tranquilidad” y un
contacto más profundo con las cosas.
Así, la
próxima vez que alguien te pregunte si "estás hormonal", puedes
responder que sí, y que por eso estás “en alerta”, y esto no necesariamente
será algo malo.
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