jueves, 30 de mayo de 2019


“YO CRÍO SOLA: HISTORIAS DE FAMILIAS MONOPARENTALES Y MAMÁS LUCHONAS”

Por elección o por destino, ellas están al frente de hogares y crianzas. Las redes las ayudan a visibilizar los enormes esfuerzos que realizan por sus hijos.

Hace algunas semanas, miles de mujeres salieron a contar en Twitter sus historias acerca de cómo es criar un hijo sin ayuda económica y sostén emocional. El hashtag #YoCríoSola en apoyo a Jimena Barón visibilizó a madres y abuelas que sacaron sus familias a flote.


Dentro de las crianzas monoparentales hay matices. La denominación “madre soltera” se incorporó al imaginario social como la representación de aquella mujer que fue madre fuera del matrimonio, en muchos casos sin el reconocimiento del padre. Habría que agregar -en otras épocas- el prejuicio y el dedo acusatorio de la sociedad señalando el “error” de no cuidarse (que además recaía sobre las mujeres y no sobre los varones).

En los últimos años, aparecieron las "madres solteras por elección", sumando la carga positiva y el orgullo de llevar adelante un deseo (criar un hijo sin pareja) que, en otros momentos, no tenía lugar porque era difícil de concretar (no existían los bancos de donantes de esperma, por ejemplo).

Por último, de reciente aparición es el término "mamá luchona", una "mujer maravilla", en general jefa de hogar, que se carga al hombro la casa que su compañero decidió abandonar. Por esta o alguna otra razón de fuerza mayor, todas las cuestiones de la crianza recaen ahora sobre ella, que tiene que salir a la lucha diaria entre mamaderas y cuadernos de comunicaciones.


Según el sitio Economía Feminista, el 26,7% de las mujeres jefas de hogar están al frente de un hogar monoparental contra el 3,7% que son conducidos por varones. Además, el 85% de esos hogares los conducimos nosotras.

Explica el psiquiatra y sexólogo Walter Ghedin: "Si décadas atrás las mujeres callaban su dolor en soledad y llevaban adelante la crianza de sus hijos, en estos tiempos pueden expresar sus decisiones, actuar con libertad, compartir sus vivencias con quienes las apoyan y responder a las críticas de una parte de la sociedad que se resiste a estos cambios. Hablar de familia monoparental se ajusta más a este modelo, ya sea porque la mujer decide tener un hijo -que antes no estaba presente como deseo en su proyecto de vida- o bien porque desea ser madre y busca los medios para lograrlo."

Y de pronto un hijo

Dice M: “Mi hijo ya tiene 32 años, hoy las cosas han cambiado, pero hace décadas atrás algunas personas valoraban tu lucha y otras la denostaban por ser sola, pero sobre todo por no haber tenido la precaución para no quedar embarazada. Yo elegí tenerlo. En un principio él me decía que lo sacara, después dijo entenderme y que lo reconocería, finalmente, al poco tiempo de nacer desapareció. Mi hijo siempre supo la verdad de lo sucedido y cuando fue mayor quiso conocerlo. Yo respeté su decisión y ahora mantienen una relación cordial". Bajo los viejos paradigmas, las mujeres afrontan necesidades, sacrifican su carrera para estar más en la casa o tienen que hacer el doble de tareas. "Ser madre sola me obligó a trabajar muchas horas y a necesitar de la familia y amigas que me ayudaron mucho en los primeros años. Sin esa ayuda de la gente querida me hubiera sentido muy sola”, agrega M.


Comenta Ghedin: "La maternidad no es una condición impresa en la construcción del género femenino. Como somos sujetos que deseamos, una mujer, interpelada de pronto por la señal positiva del embarazo tendrá de frente realidad que no esperaba pero que merece una decisión totalmente libre."

Para las que deciden seguir adelante con su embarazo el entorno es muy importante. Sin embargo, no siempre la ayuda es la esperada y tienen que hacer grandes esfuerzos para llevar adelante la crianza y la educación de sus hijos contratando niñeras, recurriendo a los abuelos y a los amigos. Muchas veces el padre biológico reaparece queriendo tener alguna participación como si la consanguinidad fuera suficiente para definirse como “padre”.

Madres solas por deseo

Dice S: “Siempre quise ser madre, con mis 35 años deseaba que fuera un proyecto de pareja, pero no pudo ser. Conocí hombres que ya tenían hijos (y ni hablar de ser padres nuevamente) y otros que me decían 'ya llegará el momento' y a mí se me pasaba el tiempo. Me costó decidirme a ir a un centro médico de fertilidad, los análisis dieron bien y al poco tiempo quedé embarazada. Hoy miro para atrás y me reprocho haber dejado pasar el tiempo creyendo en promesas que nunca se iban a cumplir. Estoy muy feliz con mi hijo. Y si la pareja llega en algún momento tendrá que aceptar mi realidad, no voy a ceder en nada. Me costó mucho llegar a este momento de felicidad.”


Así como existen mujeres que son madres sin proyecto previo de serlo, existe otro grupo que lleva adelante su deseo valiéndose de las posibilidades que le brinda la ciencia o la adopción. Se trata de las "madres solteras por elección", según Guedin, "están entre los 35 y los 40 años, tienen solvencia económica y autonomía". En algunos casos congelaron sus óvulos tiempo atrás, optan por la fertilización asistida, la ovodonación, o la adopción.

Dice N: “Tuve parejas mujeres que me acompañaban en el proyecto de tener un hijo, pero cuando había que llevarlo adelante desistían. Todavía la presión social y familiar, aunque las cosas se van relajando y hay más aceptación. Una tiene que defender sus derechos frente a la idea de familia tradicional que nos inculcaron. Al final me puse fuerte y lo tuve sola. La resistencia en un principio de mis padres cambio totalmente, ahora son excelentes abuelos y me ayudan en todo lo que pueden, pero la educación corre por mi cuenta.” Las mujeres heterosexuales y homosexuales que deciden ser madres solas, con su acción, permiten repensar el modelo tradicional de familia y los roles parentales.


Hermanos, abuelos, amigos, todo el círculo de contención más cercano es importante. Los roles dentro del marco familiar deben ser flexibles, el estancamiento de los mismos promueve la desigualdad, la represión de los afectos y la incomunicación. Pensar el modelo de familia tradicional no es pretender destruirlo, es reflexionar sobre lo que subyace, en cómo se construyen las interacciones, como circulan los mandatos, como se expresan los afectos, qué lugar ocupan las libertades individuales y los valores trasmitidos.

¡Arriba las mamás luchonas!

martes, 28 de mayo de 2019


“REFLEXIONES SOBRE CÓMO CRIAR: LA MATERNIDAD SALE DEL CLÓSET ACADÉMICO”

El Círculo de Estudios Maternidad(es) y Maternaje(s) situados de la UNSAM aborda las prácticas plurales de maternidad y maternaje, así como las múltiples relaciones entre maternidades emergentes y hegemónicas. Crece Mujer dialogó con sus coordinadoras.

Aquella vieja frase que afirma que “madre hay una sola” quedó notablemente desactualizada. Nuevos modelos de familia, nuevas creencias, nuevas exigencias y contextos diferentes hacen que maternar sea una práctica tan plural y diversa como sujetos se involucran en ella.

En este contexto surge el Círculo de Estudios Maternidad(es) y Maternaje(s) situados UNSAM (Universidad Nacional de San Martín), que aborda “las prácticas plurales de maternidad y maternaje así como las múltiples relaciones entre maternidades emergentes y hegemónicas”. “Nos convocó la idea de sacar la maternidad del clóset académico”, dijo a Crece Mujer una de sus responsables, Johana Kunin, docente del IDAES (Instituto de Altos Estudios sociales de la UNSAM) y becaria doctoral del CONICET. Coordinan junto a ella Catalina Kranner y Natalia de Lima, ambas estudiantes de Antropología Social y Cultural del IDAES.


- ¿De qué modo “las maternidades y los maternajes pueden ser fuente tanto de opresión como de agencia”, tal como se afirma en el programa académico?

Johana Kunin: Varias de las llamadas olas del feminismo han tematizado la maternidad como fuente de opresión. Eso no es tan novedoso justamente por las grandes desigualdades sociales que trae a las mujeres o a las personas gestantes o maternantes la situación de estar maternando. Nosotras hablamos de maternidades y maternajes en plural porque queremos hacer énfasis en que no hay una única manera de pensar ni la maternidad ni el maternaje sino que hay que pensarlo de manera situada, tal como dice la antropóloga feminista Donna Haraway. Esto tiene que ver con diferentes contextos, con diferentes momentos históricos, con diferentes capas sociales y elecciones sexuales que van a influir en las diferentes posibilidades y visiones que tienen que ver con las concepciones acerca de las maternidades y las prácticas de maternaje. Pero creemos también que hay diferentes casos en donde la maternidad puede ser pensada como una fuente de agencia. Con fuente de agencia queremos decir que da a los sujetos sociales que ocupan esa posición también una capacidad de acción que les permite hacer ciertas cosas que otros sujetos que no están en esa posición no podrían. Si pensamos en términos políticos, tenemos a las Madres de Plaza de Mayo, a las Madres del Dolor y a las Madres de barrio Ituzaingó Anexo, que en calidad de madres tienen un poder simbólico muy fuerte para reclamar por sus hijos.

Sucede en muchas comunidades humanas que la mujer adquiere mayor prestigio social cuando comienza a ser madre. Creemos que hay que discutir y pensar a las maternidades no sólo como fuente de opresión sino también como fuente de posibilidad de acción en determinados contextos sociales específicos (sin universalizar en ninguno de los casos).


- ¿En qué estadio de la deconstrucción del instinto maternal consideran que están en Argentina?

Catalina Kranner: Es una pregunta difícil. Considero que la cuestión del instinto todavía hay que revisarla en su totalidad. En Argentina no se ha dado la deconstrucción total sobre el instinto maternal o lo que tiene que ver con la naturaleza de la madre con ese hijo. Si bien hay avance en lo que se considera la maternidad holística, que revisiona la cuestión del apego o una crianza más total, considero que aún hay una lucha pendiente en este sentido, porque hay cuestiones muy impuestas a quienes deciden ser madres y a cómo tienen que serlo. Todo el tiempo se está juzgando la forma, la educación o la crianza que se les da a esos niños que llegan al mundo social. Hay una cuestión muy impuesta del deber ser a partir de cómo las madres se relacionan con elles.

Johana Kunin: Es necesario aclarar que estamos lejos de reacciones homogéneas, lo pensamos siempre de manera situada. No es lo mismo ser una madre “con apego” de capas medias altas urbana, que una madre indígena o una madre rural o una madre donde es muy importante su identidad sexual disidente. La idea del instinto maternal se va a jugar de manera muy distinta en cada uno de estos casos. En términos más generales, ahí está implícita la relación entre cultura y naturaleza. En Argentina estamos muy lejos de la deconstrucción del instinto materno asociado a un deber ser de la maternidad, porque el mercado no ayuda, porque políticas públicas no ayudan y porque hay cantidad de paradigmas y valor simbólico asociado tanto a lo natural como a lo cultural en sus diversas visiones que afectan a madres y personas que crían.


- ¿Qué cambios significativos advierten en el ejercicio de la maternidad hoy?

Catalina Kranner: Consideramos que hay cambios significativos. Hay una cuestión no sólo emancipatoria de las mujeres sino una cuestión que tiene que ver con el sistema que nos obliga a salir. Ya no hay tantas madres que se queden adentro de la casa y se dediquen únicamente a sus hijos y a su familia. Una novedad que se está dando en el último tiempo son las tribus de crianza o los maternajes compartidos, donde no es sólo la madre quien cuida de ese niño, sino que son muchas las personas del círculo social cercano: tíos, abuelos, amigos.

Johana Kunin: En ciertas capas sociales están apareciendo un nuevo "deber ser" respecto a la figura del padre, cuando esa figura existe, que lentamente va ocupando lugares nuevos, pero en círculos y en lugares geográficos muy acotados. La falta de cuidados provistos por el Estado y la obligación de que los hogares tengan dos sueldos para llegar a fin de mes hace que los grupos humanos hayan encontrado diferentes maneras de sostener las prácticas de crianza en estos contextos críticos.

No hay que olvidarse de los cuidados comunitarios, lo que el feminismo negro llamaba hace decenas de años “othermothers”, que tiene que ver con esta crianza que se hace en los barrios marginalizados urbanos, entre familias que viven en comunidades indígenas en Argentina, o en zonas rurales donde no hay necesariamente una relación de apego intensiva, donde no se concibe al hijo como solamente “de la madre”, en un sentido de “su” propiedad. Hay una cantidad de sujetos y esto está resuelto por la sociedad civil y no por el Estado. La sociedad argentina es creativa frente a una necesidad muy grande que son las guarderías o los jardines públicos que, por ejemplo, en la Ciudad de Buenos Aires, son insuficientes en términos cuantitativos. Los padres con posibilidades económicas les pagan a terceras personas para que se hagan cargo de esto o, en otros contextos, son jardines o cuidados comunitarios.


Natalia de Lima: Uno de los cambios significativos es que la maternidad en algunos sectores sociales está comenzando a tomar un espacio dentro del ámbito y los problemas públicos. Esa capacidad de repreguntarnos qué lugar estamos ocupando como sujetos políticos y sociales que tenemos hijos está haciendo un eco más fuerte que en décadas anteriores. Los maternajes compartidos, los sujetos que maternan se vuelven sujetos más políticos, exigen que se reconozcan ciertos derechos como una licencia por maternidad más extendida; el derecho a un lugar digno para poder retirarse leche en el caso de que decidan sostener una lactancia materna; mujeres que se acercan a espacios políticos o de reflexión con sus hijos.

- Uno de los ejes del debate por la despenalización del aborto es que “la maternidad será deseada o no será”, ¿por qué creen que esto genera tanta oposición en los autodenominados “provida”?

Johana Kunin: Ahí la cuestión es el deseo como fuente de posibilidad de elección, tanto como de desear ser madre como de no desearlo. Que el deseo sea politizado y sea puesto en la agenda pública es algo que trae oposición en los provida. Como tantos otros grupos sociales, tienen una moral y un deber ser particular acerca de cómo debería ser la maternidad que es deseada. En general se está pensando en maternidades muy acotadas y particulares, en una familia nuclear, heterosexual, con cierto pasar económico, con cierta disposición habitacional. No conciben a la maternidad como deseo por fuera de ese marco muy normativo y muy restrictivo.


Catalina Kranner: Hay una cuestión de mucha influencia cristiana o católica. Esto en Argentina todavía está muy arraigado. Y hay un rechazo al no deseo de ser madre, así como un rechazo a otro tipo de deseo o a otro tipo de placer, de disfrutar el cuerpo en un placer que no sea el de concebir a un nuevo sujeto social; no existe placer por fuera de eso, la relación sexual es para procrear.

Natalia de Lima: Tiene que ver con esta cuestión de que el deseo empezó a ocupar el espacio público. Las mujeres somos dueñas de nuestro cuerpo, de nuestras propias decisiones, y esto es lo que molesta, también arraigado a estos sectores de cierta moral religiosa donde la maternidad queda encasillada en una sola forma de ser.

- Respecto a maternidades disidentes, queer y lésbicas: ¿cuáles creen que son las dificultades más notables que atraviesan?

Johana Kunin: El feminismo hace decenas de años ya dijo que “mujer se hace, no se nace”. Simone de Beauvoir intentó así desbiologizar estas desigualdades de género, pero todo lo que las maternidades trans, disidentes, queer y lésbicas traen de la mano de personas gestantes que no se identifican necesariamente como mujeres es que hay que volver a hablar de la biología en este contexto.


Entonces, donde identidad de género y biología no siempre se van a corresponder y donde, por ejemplo, una madre no gestante puede desear amamantar y conseguirlo, entonces tener también derecho a sus licencias por amamantamiento, aunque no haya sido la madre gestante. Desde esta pluralidad de concepciones acerca de las personas gestantes y maternantes y su relación con identidades sexuales disidentes y diversas lo que traen como urgencia es una vuelta a un debate sobre lo que es naturaleza y cultura; sobre la biología, no desde esa vieja perspectiva donde se asociaba una cierta corporalidad con capacidades reproductivas con una identidad de madre y con determinada identidad heterenormada y cis. Sino justamente para pensar en una pluralidad de posibilidades entre identidades sexuales y capacidad de gestar o ganas de maternar que traen complejidades y desafío políticos en términos, por ejemplo, de políticas públicas.

jueves, 23 de mayo de 2019


“LA ARTISTA AUSTRALIANA QUE RECICLA MUÑECAS CONTRA LOS ESTEREOTIPOS DE BELLEZA”

El proyecto de Sonia Singh busca restaurar muñecas usadas, quitarles todo el maquillaje y vestirlas con ropa distinta y cómoda. Las vende una vez por mes de modo online y se agotan en 10 minutos.

Si hay algo que caracteriza a las muñecas es ese patrón de belleza hegemónico donde los rasgos parecen ser estáticos y uniformes. Muchas de ellas, además, están hipersexualizadas. Para romper con este estereotipo la artista, ilustradora y científica australiana Sonia Singh desarrolló “Tree Change Dolls”, un proyecto en el cual se dedica a restaurar muñecas usadas, quitándoles todo el maquillaje, vistiéndolas con ropa distinta y cómoda, para promover una belleza más cercana y real.


La propuesta desató tal éxito que Sonia vende en su tienda online sus muñecas recicladas el primer miércoles de cada mes y rápidamente sea agotan (a veces en diez minutos). “Cuando empecé con Tree Change Dolls en 2015, mi historia se volvió viral, la gente de todo el mundo se sorprendió con las transformaciones de mis muñecas”, asegura Sonia en su sitio web.

Sin embargo, aclara por qué no puede responder a la gran cantidad de pedidos que le llegan: “Soy solo un artista, así que puedo crear un número limitado de muñecas, aunque tengan una gran demanda”. El precio de sus creaciones oscila entre 100 y 210 dólares, aproximadamente. En tanto, en el proyecto Sonia no está sola: su madre es la encargada de coser la nueva ropa de las muñecas.


Algunas de las muñecas que recicla, conocidas como "Bratz", tienen mucho maquillaje, los labios rellenos con "efecto Botox" y una pose hiper sensual. Ella las "traduce" a modelos con los que una nena podría identificarse más fácilmente. Es importante pensar en los valores que transmiten los juguetes que compramos, aunque esta consciencia se empezó a generar hace muy poco y algunas marcas aún siguen pensando de modo clásico.

Además de transformar los juguetes que luego pone a la venta, Singh anima a sus seguidores a realizar sus propios cambios: “Animo a otros a ser creativos y a reciclar algunas muñecas usadas con sus hijos”. Por eso, tanto en su página como en sus redes ofrece información, consejos y videos tutoriales sobre el reciclaje de muñecas.


En una entrevista con un medio australiano, cuenta: "Volví a pintar mi primera muñeca en noviembre de 2014. Había perdido mi trabajo y mantuve a mi hija en la guardería para poder buscar uno nuevo. Esto significaba que tenía algo de tiempo para mí. Me puse a pensar en un proyecto creativo relacionado con el "reciclado" y decidí hacerlo con las muñecas porque me encantaba jugar con ellas cuando era chica".

Para esta artista, el reciclaje es un punto fundamental. En ese sentido, al menos por el momento descarta una producción masiva de sus creaciones a nivel industrial: “Yo creo en el reciclaje. Me encanta la alegría de transformar un artículo desechado en un juguete para ser amado y atesorado. En lugar de producir en masa muñecos hechos en fábrica, estoy alentando y ayudando a otros a reutilizar, reparar, reciclar muñecos y juguetes viejos, proporcionando guías, patrones y tutoriales”.

martes, 21 de mayo de 2019


“LUCETTA SCARAFFIA, LA VOZ FEMINISTA QUE INCOMODÓ AL VATICANO DESDE ADENTRO”

La intelectual italiana logró exponer durante siete años la posición de inferioridad que sufren las mujeres en la Iglesia a través del suplemento femenino del diario del Vaticano.

Hace unos años, Lucetta Scaraffia (71) fue invitada a dar una charla en su parroquia, San Roberto Bellarmino, en Roma. Después se quedó a cenar con los cinco sacerdotes de la iglesia. Allí se percató de un detalle: las cuatro monjas ecuatorianas que limpiaban y servían a los curas comían en una habitación aparte. Se preguntó por qué y le respondieron que "en Navidad sí que se sentaban juntos”. Para muestra de desigualdad, solo basta una escena como esa.


Scaraffia es la misma mujer que desde el 2012 dirigió "Donne Chiesa Mondo", el suplemento femenino de L’Osservatore Romano, diario oficial de la Santa Sede. Se declara abiertamente feminista, fue atea durante muchos años, y hasta marxista. Con este currículum, no es difícil preguntarse cómo logró hacerse un lugar en el tradicional Vaticano. Durante estos siete años logró lo inimaginable: tocar las heridas de la Iglesia y recordar la posición de inferioridad en la que se encuentran las mujeres en esta institución.

​La semana pasada abandonó su puesto junto a toda la redacción denunciando presiones internas para silenciarlas. Le envió una carta al papa Francisco para anunciarle que tiraban la toalla porque se sentían rodeadas de un clima de desconfianza y de des legitimización progresiva. Hasta el momento, no tuvo respuesta.

"Tratadas como sirvientas"

El suplemento de Scaraffia incomodó especialmente al Vaticano en dos ocasiones. La primera, en marzo del 2018, cuando en un número sobre el trabajo de las mujeres expuso las condiciones deplorables de muchas monjas en la Santa Sede, que son tratadas como sirvientas por cardenales y obispos. “Después de publicar eso, sentí muchas miradas y algunos me venían a decir ‘¡yo trato muy bien a las que limpian!’”, explica, con una fina ironía. La segunda vez fue este febrero, semanas antes de la cumbre contra los abusos sexuales a menores. Publicó un valiente editorial que denunciaba los abusos sexuales a las religiosas y obligó al Papa a reconocer por primera vez este fenómeno.


“Los siete años que hemos escrito fueron muy buenos. Hemos vivido en autonomía y libertad. La idea maligna que me venía a la cabeza era que no contábamos absolutamente nada”, afirma Scaraffia, cuya renuncia generó gran revuelo. “Eso me gustó. Significa que importábamos”.

Un pasado intelectual y feminista

La intelectual italiana creció con una rígida educación católica en Turín, pero dejó de ir a misa cuando empezó la universidad y se acercó al movimiento feminista de los setenta. Se casó con 23 años, y anularon el matrimonio dos años más tarde. Luego tuvo una hija con un profesor separado, con el que nunca se casó, que conoció mientras profundizaba en la historia de las mujeres. Sí pasó por el altar con su actual marido, primero por lo civil y luego por lo religioso.

Mientras enseñaba en la Universidad de la Sapienza de Roma, viviendo cerca de la Basílica de Santa María de Trastevere, volvió a ir a misa. La convenció el sentimiento profundo que sintió al ver a unos feligreses transportar una antigua imagen restaurada de la virgen. Desde entonces comenzó a especializarse en las mujeres de la Iglesia, y en el 2007, el entonces director de L’Osservatore Romano, Gian Maria Vian, un antiguo compañero de La Sapienza, la llamó para que empezase a colaborar con el periódico del Vaticano. El papa Benedicto XVI le había pedido más firmas femeninas, y ella era la figura idónea. Unos años más tarde fundó el suplemento femenino, “un laboratorio intelectual formado por mujeres elegidas en base a afinidad intelectual”.


El pensamiento de Scaraffia es considerado desde muchos puntos de vista conservador porque no defiende que las mujeres deban ser sacerdotes. Opina que ellas deberían ocupar más lugares de responsabilidad como consejeras, prefectas (ministras) o incluso cardenales, porque dice que no está escrito en ningún lugar que sólo los curas puedan convertirse en purpurados. “Soy feminista, pero pienso que podemos lograr la igualdad siendo diferentes a los hombres”, subraya. También cree que el aborto no debería ser penalizado –aunque mantiene que es un pecado– y critica que la Iglesia está demasiado centrada en la teología y no mira la vida real. “El 70% de los católicos no sigue sus preceptos sobre el control de nacimientos”.

La renuncia

En el suplemento que dirigía, Donne Chiesa Mondo, todo parecía ir bien hasta que llegó el nuevo prefecto de la Comunicación del Vaticano, Paolo Ruffini. “La nueva gestión quiere controlarlo todo. Ruffini nos hizo saber que la fiesta se había acabado”, acusa Scaraffia. El nuevo prefecto nombró a su propio director de L’Osservatore, Andrea Monda, que, siempre según la versión de ella, pretendía participar en las reuniones de redacción y decidir los temas. Monda ha negado cualquier intención de controlarlas. “Nuestra preocupación fue una alarma cuando a finales de marzo publicaron en el periódico un artículo sobre el documental de la televisión francoalemana Arte sobre los abusos a las monjas”, relata Scaraffia. El reportaje es un viaje detallado, un trabajo de años, que amplía la denuncia que ya había hecho ella en febrero. “Decía que era exagerado, y que ‘no había sido elaborado según un pensamiento cristiano’. Evidentemente era una des legitimización de nuestra línea editorial, y una declaración de guerra. No podíamos continuar”. Así que todas las integrantes del suplemento, incluyendo su directora, renunciaron en bloque. Sólo permanecieron en sus puestos dos redactoras, pero porque habían sido contratadas por L’Osservatore. Ahora Scaraffia, con su pensión de profesora, terminará un libro sobre sexualidad y continuará colaborando con otros medios.

“Me han llegado a definir como una manipuladora de hombres. ¡A mis casi 71 años!”, afirma entre carcajadas. Scaraffia siempre critica que las empleadas son seleccionadas por criterios de obediencia. ¿Queda alguna libre? “No creo...”, contesta tajante. “Pero la Iglesia está llena de mujeres extraordinarias. Querer a una institución es querer que cambie”.

jueves, 16 de mayo de 2019


“ESTAS 6 MUJERES SE ENFRENTARON AL TECHO DE CRISTAL DE LA CIENCIA”

Desde la ganadora del premio Abel 2019 de las matemáticas, Karen Uhlenbeck, hasta las cinco laureadas del premio L'Oréal-UNESCO “Por las mujeres en la ciencia”. Historias de superación y de encuentro con la pasión.

Sus disciplinas implican horas y horas de investigación, aplicación, pruebas de laboratorio, cálculos y experimentos. A estas pasiones complejas que les llevan la vida entera se le suma otra carrera de obstáculos: el techo de cristal de la ciencia y la investigación en áreas como física, matemáticas, informática, astronomía y química sigue siendo muy contundente, solo el 29% de los investigadores son mujeres y en los roles académicos superiores el número se reduce drásticamente al 11%. Además, sólo el 3% de los Premios Nobel de ciencia se han otorgado a mujeres. ¿Cómo compatibilizar la vida de familia con una carrera académica? ¿Qué estímulo han recibido por parte de sus padres? ¿Y de sus profesores?


En busca del reconocimiento

Karen Uhlenbeck fue una de las que atravesó, hace unos pocos días, estas expectativas tan desalentadoras para las mujeres en las ciencias duras. A sus 76 años, la matemática ganó el Premio Abel (algo así como el "Nobel" de las matemáticas), uno de los premios de prestigio de esta materia junto con el Fields y el Wolf. Esos galardones, siempre negados a las chicas que no llegan a completar las currículas esperadas, también son económicamente impresionantes, 600.000 euros reconocieron toda una trayectoria.

Uhlenbeck trabaja en ecuaciones en derivadas parciales, en donde intenta entender el fenómeno del electromagnetismo, pero su trabajo incide en muchas otras áreas de la física. “Pertenezco a la primera generación de mujeres que podían esperar una progresión profesional. Quizá no igual que los hombres, pero las puertas ya no estaban cerradas. En las décadas de 1960 y 1970, cuando se eliminaron las barreras legales para avanzar, esperábamos que las mujeres y las minorías entrarían por las puertas y ocuparían el lugar que les corresponde, al menos en el mundo académico. Quedó demostrado que no era tan fácil, pero se ha conseguido un progreso tremendo, al menos para las mujeres. Las jóvenes matemáticas de hoy son un grupo de talento impresionante y diverso. Espero haber contribuido, a mi manera, junto a otras personas, a abrir estas puertas cerradas y a mantenerlas abiertas de par en par", dijo en una entrevista.



Las laureadas de los cinco continentes

La doctora y física argentina Karen Hallberg (54) ganó hace unos días el premio L´Oréal-Unesco "Por las mujeres de la ciencia". Este gran incentivo que otorga la Fundación a sus laureadas, desde hace más de 20 años, redunda en un reconocimiento económico de 100.000 euros. Ella fue elegida en representación de América Latina gracias a su labor trascendente en física teórica, su trabajo implica una contribución importante para comprender los sistemas nanoscópicos y los comportamientos inesperados de la matera a nivel subatómico como superconductividad y magneto resistencia. En sus declaraciones, Hallberg no se cansa de resaltar cómo la ciencia necesita a las mujeres, aclarando que "la física es una de las carreras que, lamentablemente, tiene la menor participación de las mujeres". Cuando le preguntamos por la cuestión de género, ella aclaró que la crianza de hijos pequeños interfiere en muchos casos para llegar a los escalones más altos. Por eso, el apoyo del Estado (con instituciones y salas de primera infancia y licencias tanto maternales como paternales) es fundamental.

"El mundo las necesita" fue una frase largamente usada a lo largo de toda la ceremonia de premiación del 14 de marzo en la sede de la UNESCO en París, e invita a las jóvenes y aun a las niñas, a animarse, a elegir y atravesar los prejuicios que giran en torno a las ciencias duras.


"Sentí que para seguir física tenía que desafiar el sistema, ser una heroína. Tuve que bajar estereotipos, hacer mucha fuerza en esta dirección, porque no era normal, y eso no está bueno, porque deja afuera a muchas", dijo en una entrevista a Crece Mujer.

Najat Aoun Saliba es química analítica y trabaja en la Universidad de Beirut (Líbano). Su trabajo es pionero en la identificación de agentes cancerígenos y otros contaminantes tóxicos ligados a los cigarrillos electrónicos en Medio Oriente. Sus descubrimientos sobre los niveles de contaminación en el aire alertan a los gobiernos, las organizaciones y comunidades. Ella está interesada en que sus investigaciones promuevan políticas públicas en función de proteger la salud de los ciudadanos. "Siempre tuve una gran pasión por conocer, para mí medir es conocer. Veo el agua o el aire y quiero saber de qué está compuesto, por eso amo la química analítica".

Considera que es difícil ser una científica en su país, porque luego de terminar la carrera las posibilidades de conseguir un trabajo son reducidas, los países subdesarrollados no estimulan la investigación. "Es más difícil aun, ser una mujer científica", dice. Cree que el conocimiento empodera a las personas, y por eso intenta que sus investigaciones tengan impacto social. "Podemos elegir la comida que comemos, los lugares donde habitamos, si estamos despiertos y conscientes y si tenemos la información adecuada", concluye.


La profesora Maki Kawai fue reconocida por su trabajo innovador en la manipulación de moléculas a nivel atómico, para transformar y crear materiales innovadores. Su investigación fue una gran contribución para establecer las bases de las nanotecnologías a la vanguardia de los descubrimientos de nuevos fenómenos químicos y físicos que pueden abordar problemas ambientales críticos, como la eficiencia energética. Ella asegura que "es importante tener un sueño y moverse hacia él de manera positiva y con coraje en cada paso".

La profesora Ingrid Daubechies es una apasionada de las matemáticas, una entusiasta, y eso contagia en cada palabra. Su materia de investigación es el tratamiento numérico de imágenes mediante algoritmos estándar y flexibles para la compresión de datos. Ella observa que la vida de una investigadora no es aburrida, sino que está llena de desafíos en el camino. La mirada de las mujeres sobre estas materias -según la científica- es esencial y contribuye a la diversidad.


La profesora Claire Voisin es investigadora en el el Collège de France y en el CNRS (Centro Nacional de Investigación Científica de Francia), fue reconocida por su excelente trabajo en geometría algebraica. Ella confiesa que no experimentó una discriminación de género durante su carrera en carne propia, pero reconoce que muchas mujeres no obtienen el reconocimiento que se merecen y que su trabajo es frecuentemente devaluado. "Creo que las mujeres tienen que hacer más esfuerzo que los varones, en particular en el comienzo de sus carreras, para ser consideradas investigadoras serias", comenta.

martes, 14 de mayo de 2019


“GRETA THUNBERG, LA MILITANTE DE 16 AÑOS POR EL CAMBIO CLIMÁTICO QUE CONMUEVE AL MUNDO”

La líder ambientalista está nominada al Nobel de la Paz 2019, fue diagnosticada con el síndrome de Asperger, y convoca a los jóvenes del mundo a movilizarse contra los desastres ecológicos.

En un rango de seis meses Greta Thunberg (16) pasó de ser una desconocida a participar del Foro Económico Mundial de Davos, a movilizar parlamento de Estocolmo, a crear el movimiento mundial Friday's for future y a asistir a la Conferencia sobre Cambio Climático de la Organización de las Naciones Unidas. Luego, como si fuera poco, fue nominada al Nobel de la Paz 2019. 


Tiene 16 años, pero ya desde los 14 decidió que la Tierra no podía esperar, que la necesitaba como aliada. Greta Thunberg es la ideóloga de una huelga escolar en protesta por el cambio climático y el vertiginoso desastre ecológico que nos rodea. Con una pancarta de color en la mano pintada con su propia letra, se convirtió tempranamente en una activista que inspira a miles de adolescentes en todo el mundo. Tiene más de un millón de seguidores en su Instagram.

Pero si al principio sus compañeros de clase la dejaron sola cuando faltaba a la escuela, unas semanas después su fragilidad resultó conmovedora. La valentía de Greta interpeló, afincada en un discurso sólido, y comenzó su carrera para convertirse en una líder ambientalista mundial. Presidentes y empresarios son criticados por esta jovencita que los pone contra las cuerdas con números, fechas y vaticinios apocalípticos.

Los viernes de huelga ("skolstrejk för klimatet") se tradujeron al inglés como Friday's for future ("Viernes por el futuro") y ya miles de países tienen sus propios movimientos locales con el mismo nombre (según Greta, se unieron más de 70). En una charla TED, ella contó su historia y los motivos de su llamado a tomar consciencia.


Claro que no todos la celebraron al principio. A muchos dio lástima, otros la estigmatizaron, culpando a su diagnóstico de Asperger de semejante delirio: querer salvar a la Tierra, a sus especies y a la humanidad. Ella no se quedó callada: "Ustedes dicen amar a sus hijos sobre todas las cosas, y les están robando el futuro delante de sus ojos", dijo.

"La casa está en llamas"

Reducir las emisiones de gases contaminantes, poner un freno a la carrera consumista que solo piensa en comprar y vender, frenar la extinción de especies animales y vegetales, reciclar y repensar políticas para frenar el calentamiento global, son algunos de los puntos que remarca.

“¿Qué nos queda? Actuar ya. No solo obligar a los gobiernos, sino ser nosotros mismos agentes del cambio y guardianes de nuestro planeta. Nuestra casa está en llamas. Estoy aquí para decir que nuestra casa está en llamas. En lugares como Davos a la gente le gusta contar historia de éxito financiero impensable, pero sobre el cambio climático tenemos que reconocer que hemos fracasado", dijo en el Foro Económico Mundial Thunberg.

Greta apunta a que cada individuo, cada comunidad, cada gobierno, se ponga en alerta frente a la pérdida de los recursos naturales y "se ubique del lado correcto de la historia".


Orgullosamente Aspeger

Thunberg es hija de una cantante de ópera sueca y un científico que ganó del Premio Nobel por su trabajo sobre las emisiones de dióxido de carbono y sus consecuencias en el efecto invernadero. Pero el punto de inflexión en su mirada del mundo ocurrió a los 11, cuando cayó en una depresión, dejó de hablar y de comer. En la escuela habían proyectado un documental sobre el cambio climático que no la dejó indiferente, la volvió preocupada y pensativa. Unos meses después fue diagnosticada con el síndrome de Asperger.

Los chicos con esta condición suelen ser brillantes intelectualmente, aunque tienen problemas de socialización y comunicación, en general no pueden mentir y no les interesa participar de la "máscara social" o pretender ser algo que no son. Greta habla lento y pausado, con gran aplomo, y destaca que lo hace sólo cuando es estrictamente necesario. "Siempre he sido esa chica en la parte de atrás que no dice nada. Pensé que no podía hacer una diferencia porque era demasiado pequeña", dijo.

Ayer, en el "Día Mundial del Autismo", salió a celebrar la diversidad genética de todo el espectro en sus redes y dijo estar orgullosa de su condición, "creo que nosotros somos los normales y ustedes los extraños", había dicho en la charla TED.


Su diferencia personal, su manera de ver el mundo, hizo una diferencia en la sensibilidad colectiva, y sueña con el momento en el que las personas luchen por vivir en un medio ambiente digno y saludable: "Creo que esto es sólo el comienzo, creo que el cambio está en el horizonte y que las personas se alzarán en defensa de su futuro", dijo en una entrevista a The Guardian.


jueves, 9 de mayo de 2019


“PELÍCULAS Y SERIES FEMINISTAS PARA VER EN NETFLIX”

Una selección para disfrutar de vidas inspiradoras, stand ups poderosos, series de fantasía con consciencia de género, movimientos históricos y más.

¿Tenemos tiempo para sentarnos cómodamente en un sillón y disfrutar mientras aprendemos más sobre feminismo? Protagonistas empoderadas, revisionismo histórico sobre los grandes momentos de las mujeres, personajes que se corren de los estereotipos tradicionales. La oferta de cine y series con consciencia de género se agranda.


Elegimos diez propuestas (entre muchas otras):

Nanette (stand up, 2018)

Protagonizado por la comediante australiana Hannah Gadsby. Se trata de un monólogo que oscila entre grandes momentos de tensión, drama, para culminar en una risa absurda. 70 minutos que nos pasean por distintos estados anímicos y nos harán reflexionar sobre la cultura machista, los pequeños actos revolucionarios y la identidad en todas sus complejidades. Género, sexualidad, transexualidad se exponen sin vergüenza, con un lenguaje de complicidad y empatía.

Malena Pichot: estupidez compleja (2018)

Pichot posee una trayectoria en el género que luce en estos 50 minutos. Habla con soltura y códigos feministas compartidos sobre las paradojas de vivir en una cultura falo céntrica. Los temas se desarrollan con gran velocidad, chiste e ironía. ¿Por qué un hombre debe pagarle una cena a su cita? ¿En qué lugar nos ubica el piropo? ¿Las chicas tienen que ser más educadas que los chicos? Situaciones opresivas con las que cualquier mujer se podría identificar y gran lucidez para desarmar lo que se espera de nosotras.


She’s Beautiful When She’s Angry (2014)

El feminismo de la tercera ola, los movimientos gestados en los años sesenta y setenta, protagonizan este documental dirigido por la estadounidense Mary Dore. Mujeres brillantes, creativas y alegres que enfrentaron la desigualdad de género. Este relato histórico rescata en una hora y media las vidas de estas heroínas que se apropiaron de la famosa frase “lo personal es político” e hicieron una revolución en sus hogares, en sus trabajos y dejaron una huella para las generaciones venideras.

Retratos del feminismo (2018)

“A partir de fotos de mujeres tomadas por Cynthia MacAdams en los 70 para reflejar una conciencia feminista, esta película ahonda en la vida de sus protagonistas y en la necesidad de cambio”, resume la página oficial de Netflix. Este documental dirigido por Johanna Demetrakas aborda la vida de las feministas de los años 70 a través de una colección de fotografías de mujeres realizados por Cynthia MacAdams. Las protagonistas retratadas analizan el presente a la luz del pasado: la actriz Jane Fonda, la periodista Gloria Steinem, la escritora Alice Walker o la artista Laurie Anderson son entrevistadas hablando del feminismo de los setenta, que sentó las bases de los movimientos posteriores.


Alias Grace (2017)

Esta serie está basada en la novela del mismo título de la escritora canadiense y feminista Margaret Atwood. Con gran dramatismo, aborda un crimen y la decisión de un psiquiatra de condenar o no a una asesina por su locura. Se filmó para una sola temporada y Sarah Polley, su directora, tardó 20 años en adaptar la novela. Una historia muy oscura inspirada en hechos reales que toca temas como aborto, abusos sexuales y cuánto pesa la palabra de una mujer en una cultura patriarcal.

El mundo oculto de Sabrina (2018)

Netflix apostó mucho a reversionar la clásica serie "Sabrina, la bruja adolescente" de los años noventa. La magia, el amor, los amigos llenan la vida de Sabrina, una adolescente de doble naturaleza -bruja y mortal- que tiene mucha consciencia de género. Los hechizos se vuelcan contra los abusos patriarcales, el bullying y el acoso sexual. Bisexualidad, personajes trans y un mundo de aventuras mágico y diverso.


El cuento de la criada (2018)

Está basada en The Handmaid's Tale, una novela de Margaret Atwood. Fue multi premiada y ya muchos están esperando con ansias la tercera temporada. En un sitio distópico muestra la opresión a la que son sometidas las mujeres por un sistema arrollador de las libertades individuales, una dictadura religiosa donde el poder es ejercido por hombres fanáticos. A causa de la contaminación ambiental, ha disminuido la tasa de fertilidad y unas parejas ricas deciden reclutar a las pocas mujeres fértiles que quedan y obligarlas a parir. Su protagonista es una de ellas.

Glow (2017)

Las dos primeras temporadas de esta serie están disponibles en Netflix. Transcurre en los años ochenta, en Los Ángeles, un grupo de chicas terminan volcándose a la lucha libre. Las relaciones entre ellas, los conflictos y sus adversidades diarias. Las protagonistas rompen los estereotipos de lo que una mujer debería ser.


Miss Representation (2011)

Esta película de la cineasta Jennifer Siebel Newsom explora cómo la imagen de la mujer que muestran los medios predominantes esconden sus capacidades en los cargos de liderazgo. ¿Cómo se construye la imagen de una mujer en la sociedad? Niñas con baja autoestima, desconfiando de sus capacidades y desperdiciando sus talentos. La construcción mediática detrás de esto.

Marvel - Jessica Jones (2015)

La venganza es un plato que se sirve frio. Se trata de una serie producida por Netflix basada en un personaje de los comics de Marvel. Una mujer atormentada por su pasado abre una agencia de detectives y usa sus poderes para que su torturador no lastime a nadie más en Hell's Kitchen. Va por su segunda temporada.

martes, 7 de mayo de 2019


 “LAS ACTIVISTAS QUE ESTÁN CAMBIANDO EL MUNDO”

Dilera Mavlonova: defensora del liderazgo de las mujeres en la gestión del agua en Kirguistán.


Lois Auta: candidata política nigeriana que defiende los derechos de las personas con discapacidad.


Jaha Dukureh: Líder en el movimiento para acabar con la mutilación genital femenina y el matrimonio infantil en el mundo.


Chum Sopha: co-fundadora de un grupo de apoyo de mujeres VIH positivas en Camboya.


Ana Vasileva: activista de Macedonia por los derechos de las mujeres y co-creadora del movimiento #ISpeakUpNow


Mila Rodríguez: promotora de la paz en Colombia a través de un grupo de música.


Oralia Ruano Lima: emprendedora indígena que genera trabajos sostenibles para mujeres rurales en Guatemala.


Monira Hwaijeh: integrante de la Junta Asesora de Mujeres Sirias para el proveso de paz.


Nur Nahar: mentor de las mujeres refugiadas que llegaron nuevamente a Bangladesh.