“MUJERES EN LA CIENCIA
EN MEXICO”
En las últimas décadas se ha incrementado el número de
mujeres que se dedican a la ciencia, la tecnología o la innovación en el país,
lo cual ha generado que estas áreas tengan un nuevo brío.
De acuerdo con el texto las mujeres en la ciencia, publicado en 2006 por María Luisa Bacarlett Pérez, en
1984 solo 283 mujeres pertenecían al Sistema Nacional de Investigadores (SNI) y
en 2004 la cifra ascendía a 3 mil 322, lo cual representó un incremento de más
del 1000 por ciento en un periodo de 20 años (un promedio de incremento anual
del 13 por ciento).
Hoy en día, la cifra asciende a poco más de 7 mil
mujeres, lo que representa el 34.9 por ciento de los integrantes del SNI, según
datos de dicho sistema del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
Rosaura Ruiz Gutiérrez, directora de la Facultad de
Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y quien fue la
primera presidenta de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), subrayó que en
las últimas décadas se ha registrado un mayor número de mujeres en disciplinas
científicas –como la física, las matemáticas e ingenierías–, que
tradicionalmente habían sido estudiadas por hombres.
Por ejemplo, en las ingenierías solo el 22 por ciento de
los investigadores son mujeres y en el área agropecuaria solo el 14.5 por
ciento, según el documento las mujeres y su formación científica en la Ciudad de
México, de Rosa María González Jiménez, publicado
en 2006 en la Revista Mexicana de Investigación Educativa.
Esto muestra que aunque hay una gran disparidad se ha
reducido un poco la brecha de género, ya que hace 50 años las mujeres ni
siquiera figuraban en dichas disciplinas en el país, ya que fue hasta la
década de los 60 cuando se graduaron las primeras mujeres en física y
matemáticas en México, según señala el texto orden de género y trayectoria escolar en mujeres
estudiantes de ciencias exactas, realizado
por Elsa Guevara.
La evolución femenina
Ruiz Gutiérrez explicó que este incremento de mujeres que
estudian ciencias exactas se debe a que hubo una evolución social y cultural.
"En la evolución humana hubo procesos de desarrollo
diferentes para hombres y para mujeres, de manera que se produjo mayor
habilidad para determinadas actividades en ambos géneros", explicó la
investigadora que por varias décadas ha estudiado la evolución humana.
Añadió que “en las sociedades que se imagina que
existieron, las mujeres se encargaban de recolectar frutos y animales pequeños
que estaban alrededor de donde vivían, no me puedo imaginar a una mujer con
siete u ocho meses de embarazo corriendo atrás de un mamut. En cambio, los
hombres desarrollaron más fuerza al aventar una lanza o al enfrentarse con un
animal, y produjeron herramientas de caza o defensa, como navajas y jabalinas.
Pero las mujeres también se dedicaban a actividades complejas como la
manufactura de objetos utilitarios y de arte (ropa, calzado, vasijas, etc.), y
el cuidado de los niños, enfermos y ancianos, entre otros. De manera que la
evolución por selección natural y otros mecanismos evolutivos forjaron dos
sexos con características propias”.
No obstante, destacó que “eso no quiere decir que ya para
siempre tenemos que seguir así. Independientemente de cómo adquirimos nuestras
habilidades, lo que hemos visto en la sociedad moderna es que podemos cambiar
el rol que nos dio la evolución. Cada vez se distinguen menos las actividades
de hombres y mujeres. Y queda claro que ambos pueden destacar en diversos
ámbitos”.
Enfatizó que es tarea de la sociedad actual decidir qué
se quiere cambiar de esa situación primitiva.
"Desde que las mujeres hemos salido a trabajar hemos
demostrado que tenemos las mismas capacidades, que podemos ser científicas en
cualquier área. Actualmente no hay muchas mujeres en física o matemáticas pero
las que hay son muy buenas", dijo.
Evolución y revolución
Esta mayor injerencia científica por parte de las mujeres
ha generado un mayor desarrollo de la ciencia, la tecnología y la innovación.
Por ejemplo, las jeringas, la calefacción de autos, la transmisión inalámbrica
y las balsas salvavidas, entre otros artefactos que han transformado al mundo,
han sido creados por mujeres, de acuerdo con el texto Mujeres
Inventoras, de Raquel Barcos.
Asimismo, en el ámbito científico hay temas que se han
introducido o desarrollado más desde que la mujer se ha incorporado en la
ciencia, tales como la embriología, indicó Ruiz Gutiérrez. "Las mujeres
han estudiado el desarrollo embrionario con una finura que antes los hombres no
analizaban", explicó la bióloga.
Por su parte, Aline Schunemann, investigadora emérita de
la UNAM y quien fue la cuarta mujer en titularse en veterinaria en el país,
destacó que desde que más mujeres estudian veterinaria, esta disciplina también
ha cambiado. "La veterinaria se ha humanizado desde que hay más mujeres, porque
nosotras somos más sensibles para tratar de evitar el sufrimiento ajeno y
crueldad en los animales", dijo.
Esto ha generado que la medicina veterinaria se preocupe
por estudiar nuevos temas como la psicología y trastornos de los animales,
mencionó Schunemann, quien ha trabajado como asesora experta de la Organización
de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus
siglas en inglés) en varios países de Asia, África y América.
Esta evolución que ha tenido la ciencia desde que más mujeres
se dedican a ella se debe a que las mujeres tienen otra visión del mundo,
indicó Julieta Fierro, quien forma parte de la mesa directiva de la Sociedad
Astronómica del Pacífico (ASP, por sus siglas en inglés).
"Nuestro cerebro es diferente al de los hombres,
nosotras podemos ver de diferente manera la realidad y podemos proponer
soluciones distintas a las que ellos han propuesto", subrayó Fierro, quien
fue presidenta de la Comisión 46 de la Unión Astronómica Internacional,
dedicada a la enseñanza de la astronomía.
Diferencias que se complementan
Las diferencias entre hombres y mujeres en la manera de
percibir y estudiar al mundo que nos rodea, han favorecido para plantear nuevos
paradigmas y enfoques de estudio que han complementado los avances científicos
ya existentes.
En ese sentido, María Elena Álvarez-Buylla,
miembro nivel III del SNI y quien ha ganado diversos premios internacionales
como el American Botanical Society, indicó: "Creo que los hombres y las
mujeres tenemos la misma capacidad de hacer ciencia, sin embargo, no soy de las
que pienso que somos idénticos, tenemos ciertas diferencias que se complementan
para impulsar el desarrollo científico y tecnológico".
A final de cuentas, las mujeres con sus diversas
aportaciones han demostrado que hacer ciencia, tecnología e innovación es
cuestión de capacidad y talento, no de género.
Pues como señaló Schunemann, quien lleva más de
70 años haciendo investigación: "Nunca he entendido por qué tanta
preocupación de que si uno es hombre o es mujer; yo lo que he hecho toda mi
vida es trabajar muy duro. La ciencia no es cuestión de género, es cuestión de
que se trabaje bien, si uno hace bien las cosas, uno se gana su lugar sin
importar si es hombre o mujer".
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