domingo, 16 de julio de 2017


 “POBRES: PERO IMAGINATIVAS”

Pasear por París es un lujo (las vacaciones siempre lo son), y en esta ciudad de los múltiples incentivos culturales y de los placeres gastronómicos también se puede comer con los ojos. El street art o arte callejero está por todas partes, como una alternativa canalla, chispeante y contestataria al despampanante glamour de los escaparates.

Y como los mensajes sociales nunca se olvidan en el revolucionario menú de la igualdad, la libertad y la fraternidad, aparecen hasta en los apuntes más sutiles de ese arte callejero urbano. Muros, aceras, postes, locales vacíos... Los rincones donde estampar esos mensajes son múltiples, pero hay que reducir la velocidad de los pasos para fijarse en las llamadas de atención. En uno de esos locales comerciales cerrados por la crisis generalizada, en una calle recoleta, una valla con unos colorines atrapa la mirada: hay una sentencia, directa como un titular periodístico, como una pancarta lista para ser grabada por una cámara. "75 % des femmes = pauvres". Y lo recuerda el signo del sexo femenino. Pero la colocación de las puntadas es (¿intencionadamente?) ambigua. ¿Un 75% de las mujeres vive en la pobreza? ¿Un 75% de los pobres son mujeres? Lo cierto es que ellas sufren en mayor medida la pobreza que ellos.


Es un mensaje de género. Una mini-manifestación para que los ciudadanos de París y los miles de turistas que se quedan extasiados ante esos escaparates con la moda más exclusiva del mundo sepan que no todo es riqueza lo que reluce. Está claro (suponemos quienes hemos detectado el mensaje entre tanto atractivo monumental) que lo ha dejado una mano femenina. Las letras no están pintadas, están tejidas a mano con lana de colores; enredadas con paciencia y detenimiento entre los alambres de la valla. Es una pieza de arte callejero en plan arte pobre pero imaginativo.

Puede que nos equivoquemos y que ese mensaje tricotado de agitación social lo hayan hecho unas manos masculinas. Son muchos los reportajes que hablan ahora del regreso de las labores de la mamá o la abuela, del buen rollismo y del jersey de lana, de la re-celebración de lo casero. Pero si la crisis empuja a las mujeres a casa, por más mensajes políticos de forma abierta o subliminal que haya, las tejedoras concienciadas parece que sacarán las agujas de punto, muy afiladas, a todas las vallas o barreras que les pongan por delante.

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