“INNOVAR SIN MIEDO:
NUEVOS LIDERAZGOS ABIERTOS A LO NUEVO”
Luciana Reznik, ingeniera de software, habla del sistema de
CEOs rotativos de Wolox y da otras claves de un modelo de liderazgo en ascenso.
De la misma manera que una semilla necesita de un ambiente
propicio para crecer y dar fruto, la creatividad y la innovación requieren de
un suelo fértil si se las quiere desarrollar dentro de una empresa. Estar
abiertos al feedback y no castigar los errores bienintencionados son
características esenciales para generar una cultura abierta, asegura Luciana
Reznik (27), ingeniera de software con una carrera en ascenso. Hace tres años
se sumó a Wolox -una empresa que brinda equipos de desarrollo tecnológico para
emprendimientos- para dirigir el área de innovación; actualmente es la CEO de
esta joven compañía que surgió a partir de la visión de un grupo de exalumnos
del ITBA y hoy emplea a más de 150 personas.
"Vivimos en un beta continuo: sabemos que las cosas
siempre se pueden hacer mejor y nos desafiamos permanentemente. Es el
equilibrio exacto entre el desorden que genera innovación y una orientación a
procesos para que las cosas salgan bien", cuenta Luciana, que hoy
participará como oradora en InnovatiBA, un evento de innovación, tecnología y
emprendedurismo organizado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (de 9 a
18 en La Usina del Arte). "Voy a hablar de lo que a mí me funciona, pero
si piensas que vas a innovar siguiendo una receta, empiezas mal desde el
principio. Tienes que poner el foco en armar una estructura y una organización
social que tenga a la innovación en su ADN. Por ejemplo, yo era la persona para
innovar; pero en mi rol de hoy ya no lo soy, porque uno no puede ser juez y
parte. Es mucho más fácil hacer quilombo, decir 'esto está mal' y proponer
cambios en los modelos de negocios si no eres quien está timoneando el
barco".
En este momento Luciana está concentrada en la expansión
internacional de la empresa, pero sabe que en un par de años alguno de sus
socios la sucederá en el cargo, ya que ponen en práctica un sistema de CEOs
rotativos, un modelo de management poco habitual en nuestro país que contempla
que las presidencias duren solo un período de tiempo. "Los procesos y las
cosas cambian y, así como cada seis meses tienes 'otra' empresa, de un año a
otro necesitas otro tipo de liderazgo, con un foco distinto. Además, te permite
dejar afuera los personalismos y los egos y que en cada decisión intervengan
más puntos de vista", explica.
Esta joven egresada del Colegio Nacional Buenos Aires empezó
a moverse en el ámbito emprendedor cuando hace unos años se sumó a la
coordinación del South American Business Forum (Foro de Negocios de América del
Sur), evento que reúne a estudiantes universitarios de todo el mundo. Así, es
una de las fundadoras de YN1K, una comunidad internacional que tiene como
objetivo construir ecosistemas emprendedores, y coorganizó los Global Student
Entrepreneur Awards de Buenos Aires (GSEA).
Si hay un concepto que queda grabado en cada exposición de
cualquier emprendedor exitoso es el valor que se le da al error: esta nueva
cabeza empresarial busca aprender de las equivocaciones para no tropezarse otra
vez con la misma piedra. Entonces, en lugar de temerle a los traspiés, se
avanza más rápido y con menos miedo: se pide perdón, y no permiso. "Creo
que los mayores errores que cometí vinieron de no saber hablar de los temas
importantes en los momentos correctos. Yo trabajo con amigos y, a veces, para
cuidar a la otra persona no digo las cosas rápido y en la cara, y cuando hay un
problema eso termina perjudicándola más", reflexiona.
El modelo de gestión que describe Reznik está en línea con el
nuevo estilo de conducción empresarial que el "entrenador de líderes"
Martín Cañeque describe en su último libro El nuevo liderazgo (Granica) como
"femenino". Más allá de quien lo ejerza (hombre o mujer), entre sus
características se encuentran la inclusión y el trabajo en equipo, la empatía y
la comunicación permanente (de líder a colaborador, y viceversa), la apertura a
lo nuevo y el deseo permanente de crecer. En ese marco, la innovación y la
actitud de aprendizaje constante van de la mano y se complementan, tal como
ejemplifica Luciana: "Puede ser una clase de teatro, ver a alguien tocando
la guitarra o una buena actitud de servicio en un restaurante o un hotel lo que
me lleva a pensar cómo mejorar un software".
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