“INTELIGENCIA
ARTIFICIAL, ROBÓTICA Y MUJERES: UNA NUEVA REVOLUCIÓN”
Las nuevas tecnologías cambiarán el mundo, pero ¿contribuirán
a achicar brechas o perpetuarán estereotipos de género? ¿Cuáles serán los trabajos
reemplazados por robots?
Las nuevas tecnologías están cambiando rápidamente el mundo
que conocemos y avanzan mucho más rápido que los cambios sociales, jurídicos y
hasta que nuestra propia capacidad de asimilarlos.
La revolución tecnológica de la que se habla promete
transformar el mundo del trabajo por la acelerada incorporación de tecnologías
como la inteligencia artificial y la robótica, entre otras: muchos puestos de
empleo van a desaparecer y otros tantos nuevos, que aún hoy ni imaginamos, van
a crearse. Las mujeres, que sufrimos una marcada desigualdad en el mercado
laboral (brecha salarial, menor acceso al empleo, mayores tasas de
desocupación, subocupación, empleo informal…) podemos ser las más perjudicadas
o tal vez podríamos aprovechar esta revolución tecnológica para achicar las
brechas existentes.
Podemos ser las más perjudicadas o tal vez podríamos
aprovechar esta revolución tecnológica para achicar las brechas existentes.
¿No sería maravilloso si pudiéramos potenciar la revolución
feminista con la revolución tecnológica y comenzar a escribir una nueva
realidad laboral para las mujeres? Podemos no ser hoy las que dominan el
mercado tecnológico, pero tenemos gran experiencia en luchar por ganar
espacios.
Transformación del
empleo
La robótica es la ciencia encargada de diseñar y construir
máquinas capaces de imitar tareas humanas llegando a recrear inteligencias
llamadas robots.
La inteligencia artificial estudia el mecanismo de la
inteligencia humana para crear máquinas inteligentes, tratando de imitar las
funciones del cerebro humano. Se podría decir que la inteligencia artificial es
la inteligencia exhibida por robots.
Todas las trabajadoras y trabajadores vamos a vernos
impactados en mayor o menor medida por la robótica y la inteligencia
artificial, pero en algunas áreas se hará más evidente.
Las tareas humanas que tienen que ver con la fabricación,
montaje y tareas rutinarias constituyen de las primeras en ir desapareciendo.
La industria del transporte prevé la incorporación de robots no solamente en el
transporte terrestre, también en el ferroviario y hasta en los aviones
comerciales.
Las tareas domésticas también serán transformadas por las
nuevas tecnologías con robots domésticos y casas inteligentes que nos
simplificarán el día a día; pero que si tenemos en cuenta que el empleo
doméstico es realizado casi en su totalidad por mujeres y que en Argentina
constituye el 17% de las mujeres ocupadas (según un informe del sitio Economía
Feminista), es un área para prestar especial atención. Lo mismo sucede con la
agricultura, que ya está sufriendo una gran automatización y en donde las
mujeres somos casi la mitad de las trabajadoras.
La atención al cliente y ventas va acrecentando la
incorporación de las nuevas tecnologías y se estima que en los próximos años
más del 70% de estas tareas se encuentre automatizada. Lo mismo sucederá con
las tareas administrativas y de oficina más rutinarias.
La medicina, con los diagnósticos automatizados, robots que
realizan cirugías junto a los cirujanos, nanorrobots que se introducen en el
cuerpo humano para curar enfermedades, entre muchos otros avances, también se
verá enormemente transformada.
Y podríamos citar muchísimos más ejemplos, en los que las
nuevas tecnologías van a hacer que muchos empleos desaparezcan o sean
transformados, y se creen nuevos; es por eso que la educación y la información
son claves para atravesar esta etapa.
Robótica, inteligencia
artificial y género
¿Esta transformación va a ampliar las brechas de género o
podemos aprovechar para cerrarlas? Un informe presentado en el Foro Económico
Mundial asegura que las mujeres serán reemplazadas en mayor medida que los
hombres en sus empleos por la inteligencia artificial.
El informe analizó 1000 tipos de trabajo, los cuales
comprenden el 96% del empleo en EE. UU. y explica que el 57% de los
trabajadores y trabajadoras en riesgo de perder su empleo son mujeres.
Pero, por otro lado, los empleos que requieren mayor
capacitación y habilidades blandas son los menos susceptibles de ser
reemplazados y ahí es en donde las mujeres obtenemos ventaja: somos el 55% del
alumnado en universidades, estamos más capacitadas y ocupamos la mayor cantidad
de empleos que requieren habilidades blandas.
El pensamiento crítico, la resolución de problemas, la
creatividad, la innovación y las relaciones interpersonales serán las
habilidades más necesarias y los empleos con estas características los menos
factibles de ser reemplazados, ya que se trata de actividades no rutinarias y
más complejas de “aprender” para robots.
Una realidad ineludible es que quienes hoy trabajan en
robótica son mayormente hombres y son también ellos quienes principalmente se
encargan de diseñar los algoritmos de inteligencia artificial (sólo un 13,5%
son mujeres según un estudio publicado en la Mit Technology Review). ¿Lo están
haciendo con una mirada inclusiva?
Las robots y asistentes virtuales creadas hasta el momento
reproducen los estereotipos de género: figuras humanoides delgadas que siguen
los estándares de belleza femeninos y que son “muy serviciales y
colaboradoras”.
La inteligencia artificial también debería reflejar toda la
diversidad de las personas usuarias, incluyendo los géneros no binarios, pero
al tomar generalmente muestras de datos parciales, esto no sucede y se podrían
profundizar aún más las desigualdades existentes en un comienzo. Por ejemplo,
si las muestran sólo toman hombres como ingenieros y pilotos de avión y mujeres
como enfermeras o docentes, se seguirán perpetuando estereotipos que estamos
tratando de modificar.
Necesitamos más mujeres en tecnología, robótica e
inteligencia artificial y hay varias iniciativas trabajando para derribar los
estereotipos que alejan a las mujeres y niñas de esta industria y hasta Mattel
lanzó este año una Barbie ingeniera robótica. También es importante saber que
en estas industrias pueden trabajar sociólogas, psicólogas, antropólogas,
biólogas, filósofas y demás profesiones necesarias más allá de las puramente
tecnológicas, ya que la tecnología es solamente el medio a través del cual se
construye la robótica y la inteligencia artificial.
Pero para ser realmente inclusivos en el mundo del trabajo
que se viene y poder achicar las brechas de género existentes, es necesario que
la mirada diversa y la participación de todos los géneros esté presente en cada
una de las etapas del desarrollo de las nuevas tecnologías y, para lograrlo, se
necesitan políticas y educación inclusivas que acompañen.
La revolución tecnológica es un nuevo desafío y una
oportunidad para las mujeres en nuestra lucha por la igualdad, pero nosotras ya
nos hemos convertido en expertas en revolución.
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