“BIENESTAR HORMONAL FEMENINO”
Muchas
mujeres ignoran todas las consecuencias que se entretejen cuando nuestro
sistema hormonal se encuentra fuera de equilibrio; desde irritabilidad, fatiga,
baja resistencia al estrés y una declinación significativa en nuestra respuesta
sexual. A veces parecería que el cuerpo se ha puesto en contra de nosotras
mismas.
En
realidad, podemos afirmar que el sistema hormonal femenino es complejo y
sofisticado. Requiere ser comprendido desde una mirada funcional. El hecho de
que el cuerpo femenino esté diseñado para el embarazo, implica una demanda más
alta a su sistema endócrino. Un embarazo implica una sofisticada interacción de
hormonas: estrógeno, testosterona, cortisol, tiroides, leptina, hormona del
crecimiento e insulina, entre otras. El cuerpo requiere que los órganos cuenten
con una buena reserva energética cuando se amplifican sus funciones durante la
menstruación y el embarazo. Incluso, aun cuando una mujer no llegue a
embarazarse, sabemos que es muy sensible a cambios hormonales.
Como
ejemplo, vemos que, en cuanto a la tiroides, las mujeres suelen tener más
problemas que los hombres. En cuanto a estrés, sabemos que las mujeres suelen
realizar muchas actividades al mismo tiempo, y cumplir con más roles
simultáneamente, lo cual compromete su capacidad de atención, por lo que muchas
veces acaban recibiendo tratamiento para la ansiedad y la depresión, en mayor
proporción que los hombres.
En cuanto
al climaterio y la menopausia, son considerados por muchos como un problema, en
lugar de verlos como un proceso natural e inteligente del organismo, que, si
bien requieren de un apoyo adecuado, no son una enfermedad a ser tratada con
medicamentos.
La reserva
energética de los órganos es a veces ignorada en nuestro modelo médico. Se
refiere a la capacidad óptima de todos los órganos, quienes comprenden entre sí
una gran red de acciones complementarias; desde el hígado y sus más de
quinientas funciones, entre ellas la desintoxicación del organismo, los riñones
y las glándulas suprarrenales, quienes dan apoyo vital y contribuyen a la
eliminación de líquidos, los pulmones, responsables de oxigenar al cuerpo y así
cada uno de los órganos.
La reserva
energética de los órganos es clave para la longevidad, y tiene que ver con
nuestra resistencia frente al estrés, ya sea el que produce una condición de
salud ocasional, las toxinas del medio ambiente o simplemente los retos
cotidianos de la vida contemporánea.
¿De qué depende está resiliencia del organismo?
Desde
luego es multifactorial. Va a comprender el resultado de cómo nos alimentamos y
los nutrientes que aportamos a nuestro organismo, de nuestra genética de base,
de qué tan expuestas estamos a toxinas del medio ambiente, de los procesos de
desintoxicación a los que nos sometemos, de nuestra respuesta al estrés, y con ello
me refiero también al estrés que produce la toxicidad misma.
Por lo
tanto, cuando pensamos en término de hormonas, queremos saber cómo se comportan
el cortisol, las hormonas tiroideas, la progesterona, el estrógeno, etc. Cómo
cada una de estas hormonas cumple su papel, e interactúan entre sí, en nuestro
organismo en específico, y en función de todos los factores mencionados
anteriormente.
Desafortunadamente
cuando nos encontramos con síntomas de desorden hormonal, incluida en muchos
casos la obesidad, la osteoporosis, la depresión e incluso el cáncer de mamá,
somos tratadas a base de prescripciones o de procedimientos. Con frecuencia, el
problema de raíz, no es atendido, y los síntomas, si acaso, quedan
enmascarados.
La
medicina convencional tiende a suprimir o a querer erradicar lo que está mal en
nuestro organismo, y con frecuencia, esta mirada tiende a llevar la situación a
un círculo vicioso; mientras que muchas de las escuelas de medicina tradicional
ancestrales, nos proponen un modelo de optimización de lo que está bien, un
proceso de amplificación de aquello que puede fortalecerse en nuestro organismo
y una revisión meticulosa de los factores que están dañando al sistema para
contrarrestar sus efectos.
¿Qué podemos entonces hacer para optimizar nuestro sistema
hormonal como un todo y obtener resultados duraderos?
Primero
que nada, identificar los cambios pequeños que pueden tener impactos duraderos.
En segundo
lugar, revisar nuestro medio ambiente para identificar disruptores hormonales o
endocrino.
En tercer
lugar, reconocer los recursos con los que contamos, y
En cuarto
lugar, realizar los cambios de estilo de vida que sean pertinentes.
En mi
práctica como consultora nutricional, mi especialidad es trabajar apoyando a la
mujer en recuperar la salud de su sistema neuro-endocrino, a base de una
estrategia secuencial que conlleva:
- Un
rediseño del estilo de vida, incluyendo cambios significativos en su
alimentación y el uso de suplementos o terapias herbales.
- Abordar
temas como sobrepeso, insomnio, baja energía, dentro de un marco de referencia
funcional completo.
- Revisar
con la consultante el tipo de ejercicio y/o practicas de movimiento que pueden
realmente apoyar al organismo.
- La
implementación de técnicas de relajación profunda, y conciencia somática.
- Un
análisis de factores tóxicos que pueden estar influyendo en nuestro organismo,
ya sea a partir de nuestra alimentación, de los productos cosméticos, artículos
de limpieza que utilizamos, la tapicería y pintura de nuestros espacios, o al
medio ambiente en general.
Lo que me
interesa principalmente es apoyar al a mujer a tener un cambio de paradigma de
lo que es salud y lo que es enfermedad. He tenido la experiencia de ver, tanto
en mí misma, como en las mujeres con las que he tenido el privilegio de
trabajar, que no solo han logrado una recuperación de su bienestar, sino el
poder sobre su salud.
Los
principios para recuperar una sintonía del sistema hormonal comprenden un mapa
que incluye:
- Reconocer
la sabiduría del cuerpo, la inteligencia somática para poder identificar los
obstáculos que obstruyen nuestro bienestar y atenderlos. Comprender que los
obstáculos mismos conllevan un aprendizaje único para cada una de nosotros y
que por lo tanto se convierten en parte esencial de nuestra sanación.
- Identificar
la raíz de nuestros imbalances y reconocer que una salud sostenida no implica
solo suprimir síntomas, sino generar energía.
- Cambiar
el concepto de que lo que se requiere es reemplazar cada hormona que esté
deficiente y comprender que el organismo funciona mucho mejor visto como un
complejo de sistemas, y no como una maquinaria. Que si honramos la inteligencia
somática, responde mucho mejor a base de precursores, es decir de la materia
prima para que los administre y se armonice y equilibre por sí mismo.
- Proceder
progresivamente, respetando al organismo y a nuestra condición única.
- Ser un
participante activo. Involucrarte en la comprensión y solución con el
practicante a quien eliges para trabajar, entendiendo que la creación de un
nuevo estilo de vida es la clave para una salud perdurable.
- Vernos a
nosotras mismas desde una perspectiva de empoderamiento personal.