“EMPODERADAS:
UNA PIONERA QUE SEMBRÓ PARA EL FUTURO”
El nombre de Florentina Gómez Miranda resonó durante el debate por la
despenalización del aborto. Fue la primera diputada en presentar un proyecto
sobre el tema tras la recuperación de la democracia.
En el pelo, en mochilas, en la muñeca o en el cuello. La "marea
verde" logró que el aborto sea un tema de conversación entre amigos, de
debate al interior de las familias y que su tratamiento fuera seguido por
televisión casi como un partido del Mundial de fútbol. A lo largo del debate en
el Congreso resonó en los recintos el nombre de Florentina Gómez Miranda,
histórica dirigente política que luchó por mejorar la vida de las mujeres y
trabajó en pos de ampliar sus derechos en distintos ámbitos.
Fue, de hecho, la primera diputada en presentar un proyecto para
despenalizar el aborto tras la recuperación de la democracia: proponía sacarle
una coma al texto del artículo 86 del Código Penal, para que cualquier mujer
violada pudiera abortar. Esto se concretó en 2012, un año después de su muerte
a los 99 años, cuando la Corte Suprema falló sobre el caso de una joven de 15
años que había sido violada por su padrastro (fallo FAL).
Pero fue a mediados de la década del 80 cuando el país fue testigo de
un debate intenso que, como ahora, enfrentó posiciones antagónicas. Éstas
dieron lugar a argumentos -al menos- polémicos o basados en la religión que,
treinta años después, resurgieron en distintas intensidades en el último
debate. La ley de divorcio vincular impulsada por Florentina generó una gran
división entre quienes apoyaban la iniciativa -que, para la Iglesia,
significaba la disolución de la familia- y quienes pretendían la inmovilidad de
una legislación que tenía más de cien años de antigüedad. Durante las jornadas de
discusión, por ejemplo, hubo legisladores que no ahorraron presagios de lo que,
para ellos, el divorcio provocaría en la Argentina: caída de la natalidad y
aumento de suicidios, abandono de niños, delincuencia juvenil, enfermedades
mentales, drogadicción, concubinatos e "hijos ilegítimos".
La ley se promulgó en junio de 1987, con Florentina como una de sus
grandes promotoras. Para las mujeres significó "la conquista de su
autonomía, de su poder de decisión y fue un importante avance que se dio de
manera tardía cuando ya existía en la gran mayoría de los países", detalla
el nuevo libro digital Mujeres que dejaron huella -escrito por Magdalena Cash-,
que rescata la vida y obra de tres argentinas destacadas: la directora María
Luisa Bemberg, la jueza Carmen Argibay y Gómez Miranda.
"Recoge tres perfiles entrañables de estas ancestras, a las que
tuve el raro privilegio de conocer y tratar. Como en esa metáfora de la trama,
la urdimbre, la red, los nudos que se entrecruzan y sostienen la fortaleza del
tejido, me llevaron a ellas otras mujeres brillantes. Y si comenzáramos así a
ponerle nombre agradecido a esas mujeres que nos van sosteniendo en la vida,
veríamos que son, a la vez, el motivo y soporte del encuentro con muchas otras.
Por ellas pisamos suelo firme y por ellas podemos arriesgarnos a volar alto.
Porque no volamos sin red", dice la filósofa feminista Diana Maffía en el
prólogo del volumen, editado por la Fundación Global, que se presentará este jueves
en el Palacio San Martín.
"Fue una batalladora y una adelantada a su época", dice
Graciela Adán, presidenta de dicha fundación. "Los ejemplos son claves en
momentos como hoy, y quienes vivimos con pasión los ochenta hacemos homenaje a
mujeres de su talla".
Florentina decía: "En estos tiempos me ocupo de las mujeres, pues
los hombres tienen y han tenido siempre todos los derechos". Así, gracias
a su empuje y fortaleza, se logró, también, la ley de patria potestad
compartida, y fue defensora de las de equiparación de los hijos
extramatrimoniales, la pensión para concubinos y la ley de cupo.
Mientras tanto, la Legislatura porteña está próxima a declarar
"patrimonio cultural" de la Ciudad a su casa del barrio San
Cristóbal, el mismo lugar que, antes de su muerte, Florentina donó a su partido
para que se hiciera allí la Casa de la Mujer Radical. "Maestra por
vocación, abogada por elección y política por pasión", se definió esta
mujer pionera que sembró semillas que hoy siguen dando frutos.
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