“ESTABA
CONVENCIDA DE QUE MI BEBÉ MERECÍA UNA MADRE MEJOR, EL DRAMA DE UNA MUJER CON
DEPRESIÓN POSPARTO”
Estremecedor testimonio de una mamá primeriza.
Alexandra Vanotti es una productora periodística de la cadena inglesa
de noticias BBC.
En una nota cruda y muy dura, contó con detalles su experiencia de
depresión posparto, sus trastornos obsesivos compulsivos y el camino que debió
emprender para que su bebé y ella no sufrieran daños que pudieran llegar a ser
mortales.
El testimonio de Alexandra es común a muchas mamás que deben enfrentar
la problemática de la depresión posparto. Un momento en el cual la mujer padece
un sentimiento de extrema tristeza, ansiedad y angustia. Situaciones que no le
permiten desarrollarse con plenitud en la parte física y en la psicológica.
"Cuando mi bebé nació, mi hermana estaba de luna de miel en
Sudáfrica. Hasta que regresó a casa, pasaron casi 2 semanas. En todo ese tiempo
tenía un miedo abrumador de que mi bebé muriera antes de que ella llegara a conocerlo.
En mi mente, en las semanas y en los meses siguientes mi hermoso bebé moriría
mil veces".
El bebé de la productora nació el 22 de enero de 2014. El embarazo no
tuvo complicaciones. Si bien Alexandra había sido operada del corazón a los 21
años, ese antecedente no incidió durante la gestación de su primer hijo.
Los primeros 3 meses del embarazo fueron buenos. Ella estaba muy
emocionada y muy contenta. Pero a medida que el bebé crecía, la ansiedad la
comenzó a abrumar, sobre todo a partir de la semana 18.
Esa semana clave en la gestación fue terrible para Alexandra. "Leí
un folleto sobre los potenciales problemas de salud que podía tener el bebé y
lloré, me puse de terror. Pero todo lo superamos. Aún, así no podía dejar de
lado la sensación de que algo malo pasaría".
Cuando la hora del parto se acercaba, los pensamientos indeseados
comenzaron a abrumarla. Que el bebé podría sufrir una insuficiencia cardíaca
repentina, que se le podría enredar el cordón umbilical, incluso que podría
nacer muerto.
Los familiares que observaban la situación, no advertían lo que pasaba
por el interior de la madre primeriza. Para ellos, estaba serena, tranquila.
Ella sabía que no era así. "Nunca le conté a nadie mis miedos",
recuerda.
La familia le sugirió ir a comprar cochecitos y cunas. Estaban todos
muy entusiasmados. Pero el pensamiento aterrador de la mamá describía una
situación opuesta. Así lo cuenta: "Si mi bebé iba a morir, entonces ¿qué
sentido tenía comprar algo?"
"Ellos me decían que no podían creer que estuviera tan relajada.
Mi mente, sin embargo, me decía que mi bebé se iba a morir. No tenía
dudas".
A pesar de todo, el parto fue muy bueno. El bebé llegó y Alexandra se
lo quedó mirando durante medio día, maravillada. "Era el bebé más hermoso
que había visto en mi vida".
"2 días después, todavía en el hospital, de repente sentí que se
me encogía el estómago de miedo. Me había golpeado un aplastante sentido de
responsabilidad. En mi mente, las formas
en que el bebé podía ser lastimado eran infinitas. Sentía que tenía que estar
de guardia todo el tiempo para asegurarme de que no le pasara nada. Estaba
convencida de que mi bebé merecía una madre mejor".
Luego de ese drama, siguió con imágenes intrusivas que dominaban su
mente. Algunas parecían razonables, como que el bebé se pudiera caer por una
escalera. Pero otras eran impactantes y extrañas, como que Alexandra podía
meter al nene en el microondas o que un extraño entraba a la casa y se lo
llevaba.
Preocupado por su salud mental, el esposo le aconsejó ir al psiquiatra.
Le diagnosticaron que sufría de ansiedad post parto y desorden obsesivo
compulsivo. "En mi primera sesión mi terapeuta identificó rápidamente que
me sentía abatida por la responsabilidad de mantener seguro al bebé".
Alexandra no mejoró de inmediato, pero pudo recuperarse. Según narra en
el artículo que publica la BBC, debió ir a terapia, paradoja del destino,
durante 9 meses. Y allí se dio cuenta de algo clave: que la búsqueda de la
perfección estaba alimentando su ansiedad.
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