“MATERNIDADES
FEMINISTAS: EL LUGAR DE LA LIBERTAD, EL DESEO Y LOS MANDATOS”
¿A qué se enfrentan estas mujeres cada día?, ¿qué dificultades deben
sortear?, ¿podrán las generaciones futuras vivir estos procesos de modos más
igualitarios?
La “marea feminista” está en el centro de la escena. No sólo por sus
luchas y sus conquistas, sino por la visibilización de las nuevas estructuras
de las que forman parte, entre ellas, las familiares. Existen quienes las
definen como maternidades feministas y quienes prefieren hablar de maternidad
desde el deseo, por fuera de los mandatos.
¿A qué se enfrentan estas mujeres cada día?, ¿qué dificultades deben
sortear?, ¿podrán las generaciones futuras vivir estos procesos de modos más
igualitarios? Crece Mujer consultó a la actriz y dramaturga Mariel Rosciano,
protagonista de la obra de teatro “#MILF: Madre Independiente Loca y Feminista”
y a Julieta Saulo, coordinadora de los servicios de puericultura de ACADP
(Asociación Civil Argentina de Puericultura) y miembro de Las Casildas, sobre estos
nuevos modos de maternar.
Rosciano tiene 38 años y dos hijos: Jeremías, de 10 y Leonela, de 4.
“Maternar desde el feminismo es hacerse preguntas que desde la teoría tienen
respuestas pero que no se ven reflejadas en la realidad: la precarización
maternal, la triple jornada de trabajo, el corrimiento de nuestros espacios de
esparcimiento porque ponernos en primer lugar genera culpa, ¡y ni hablar de ir
al médico! Mis hijos están siempre al día con los chequeos y yo, con mucho
esfuerzo, llego a hacerme un PAP una vez al año”, aseguró.
La actriz sostuvo que, si bien era feminista desde antes de ser madre,
la llegada de su primer hijo hizo tambalear varias estructuras: “Me di cuenta
que todavía había un montón de procesos de deconstrucción que me tocaba
enfrentar, más allá de lo que había leído. Cuando tuve a la segunda estaba más
preparada para eso, pero me divorcié y, de repente, otra vez tuve que pasar por
el cuerpo todo lo que una sabe desde la teoría: violencias, machismo,
injusticias”.
Para ella, una maternidad feminista es “una maternidad que molesta, que
incomoda, que se interpela e interpela a otros. Es una maternidad que cree en
los procesos y en los saberes compartidos, construidos en manada. Es una
maternidad que se construye sobre la propia práctica y la de las otras, en
red”.
En su familia, este modo de maternar enfrenta una doble dificultad: “En
mi caso, hay dos formas de crianzas que se cruzan: en casa se habla, se respira
feminismo; y en casa de papá ese tema molesta. Ese es el primer desafío que
siento que tienen mis hijos, porque es como si existieran dos mundos: uno en el
que no se puede hablar de muchas cosas y otro en el que a cada pregunta se le
da lugar, se le busca una respuesta”. Por otra parte, están los agentes
externos al hogar, “los espacios por donde los chicos transitan, que padecen
cada cuestionamiento, propio y de ellos. La escuela es el primer lugar de
choque, yo voy a un acto y si hablan todo el tiempo en masculino no puedo
evitar acercarme a interpelar a maestros y directivos”, comentó Mariel.
Algunas de las diferencias que la dramaturga postuló en este tipo de
crianza tienen que ver con la libertad, la autonomía, la confianza de los
chicos en sí mismos: “Las madres de hijas mujeres estamos haciendo un trabajo
muy grande para que nuestras niñas sean independientes, crean en el poder de
ellas mismas y escapen de los estereotipos que la sociedad sostiene y muestra
como modelos a seguir”. Rosciano añadió que una de las primeras cuestiones en
las que hizo hincapié fue el lenguaje inclusivo: “Tanto ella como él entienden
la importancia de ser nombrados y pueden ver cómo se hacen diferencias”. Por
último, afirmó que no cree que maternar de esta manera conlleve a “un valor
específico, sino una forma de vivir y crecer en libertad, respetando a los
otros, valorando sus creencias, pudiendo poner en palabras sus inquietudes y
haciéndose escuchar”.
Julieta Saulo tiene 36 años, una hija de 10 y otra por nacer. Ella
prefiere hablar de “maternidades desde el deseo y no desde el mandato”.
“Catalogar como ‘maternidad feminista’ me resulta complejo porque,
inevitablemente, terminamos haciendo un reduccionismo complicado”, aseguró.
“Creo que en las diferentes maternidades criamos como podemos, en base
a la cultura y a la sociedad en que estamos insertas”, sostuvo al tiempo que
desestimó las “formulitas que nos llenan de ítems o ideales a los que tenemos
que llegar”.
“El gran desafío es conectar con nuestras posibilidades reales”,
mencionó mientras aclaró que la maternidad “es una negociación permanente con
la cultura, las instituciones u otro padre o madre”.
A la hora de hablar sobre las dificultades que enfrentan quienes optan
por maternar de esta manera, dijo: “Históricamente, las mujeres que se han
conectado con el deseo no la han pasado muy bien. En una sociedad patriarcal y
machista, que una mujer pueda conectar con el deseo es un montón”.
Por último, Saulo auguró un futuro más libre para las nenas de hoy,
mujeres de los años por venir: “Las niñas de ahora van a poder transitar muchos
de sus procesos sexuales sin culpa porque tienen la perspectiva de la autonomía
muy introyectada. Nuestra generación lo vivencia desde una culpa tremenda, pero
pibas de 12 años te dicen ‘mi cuerpo es mío’”.
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