jueves, 15 de junio de 2017


“LA MUJER EN EL ARTE LATINOAMERICANO”

El aura de prestigio que acompaña a muchas mujeres, por su ser y hacer, en el desarrollo de las artes latinoamericanas y del Caribe, es mucho más que merecido.

Aparte de su trabajo en el terreno fértil de la creación, las mujeres han ido ganando un espacio invaluable en la educación artística, en la crítica y análisis del hecho artístico, y en la literatura que el arte genera. Es incontable el número de mujeres detrás de las instituciones museales, de las galerías, de las publicaciones, de las bienales y de los grandes acontecimientos artísticos del continente.

Gracias a esa labor, ya no es hablar con propiedad referirse al arte de la mujer como Arte femenino. Término femenino venido a menos por una cultura establecida para la exaltación de lo masculino, levantada en un medio que se caracteriza por actitudes mediocres y machistas. Ahora la frontera sexual, o sexista, se diluye. Lo que marca e identifica la labor de la mujer (artista, crítico, o curadora) es la innegable calidad, trascendencia y competitividad que ellas alcanzan.


De qué manera la participación de la mujer en los procesos del desarrollo artístico ha inducido este positivo cambio de imagen? Es que su dominio no se ha limitado a ese "ser" y "hacer" que mencionábamos al principio. Sume usted a esto el decir. O mejor, "el saber decir".

Aunque toda enumeración es injusta, sería aún más injusto dejar de mencionar figuras pioneras y preponderantes de la crítica de arte en la región, como Marta Traba en Colombia, Raquel Tibol en México, Bélgica Rodríguez en Venezuela, Yolanda Wood en Cuba, Nilda Peraza y Haydee Venegas Avila, en Puerto Rico, María Ugarte, Jeannette Miller y Marianne de Tolentino en República Dominicana. Estas y otras mujeres no menos importantes, dejan su huella cotidiana en la cultura de sus pueblos. La labor de ellas no ha buscado otra discriminación que la calidad de la ejecución, la pureza de su expresión y comunicación a través de la obra de arte.

Y no es que no haya habido movimientos que propugnaran por una especie de "arte feminista". A finales de los años ochenta y durante los noventa hubo no pocas "performances" feministas en Cuba, México, Puerto Rico, República Dominicana y Venezuela. Pero al concluir el milenio anterior, e iniciarse el nuevo las mujeres abandonan el fundamentalismo feminista, y su temática y su hacer ciertamente las lleva más allá de los planteamientos de sus antecesoras.

Hoy, la presencia de la mujer en el arte contemporáneo es de tal peso y magnitud que es imposible contar la historia del arte sin invocar a lo agudo de su visión, a la fuerza de sus imágenes y al tremendo aporte cultural de ellas al arte actual.

Por lo tanto en este articulo celebramos el ser, el hacer y el decir de las mujeres del continente que han contribuido, con el tiempo de sus vidas, a forzar una mejor imagen de la mujer en el mundo del arte. Y lo celebramos con la invitante salvedad de que esto es tan solo el inicio de una continuada labor de investigación y análisis que busca establecer, sobre pedestales más altos, la labor de la mujer latinoamericana en el contexto de las artes de nuestros días.

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