sábado, 30 de diciembre de 2017


 “LOS RITUALES MAS COMUNES DE FIN DE AÑO”

Algunas personas realizan pequeños rituales para recibir el Año Nuevo con la esperanza de conseguir sus objetivos.

Uvas

Algunas personas consumen 12 uvas al recibir el año, visualizando entre uva y uva cómo les gustaría que fuera el año nuevo.


Algo rojo

Tradicionalmente se piensa que el rojo “trae prosperidad” (sobre todo en el amor). Así que no es raro pensar que mucha gente prefiera elegir ropa o algún complemento que sea de este color para entrar en el año nuevo atrayendo la suerte para los siguientes 365 días.


Pie derecho

Hay mucha gente que usa la frase “entrar con el pie derecho”, y lo llevan hasta el final… Se trata de que el primer pie que pise el suelo nada más acabar las 12 campanadas sea el pie derecho…


Ropa interior al revés

Dicen que, si te pones la ropa interior al revés durante las últimas horas del año saliente y luego, cuando ya es año nuevo, la colocas en su forma habitual, tendrás durante el año los armarios más repletos de ropa que nunca…


Abrir la puerta

Cuando se ha acabado el año y ya estemos en año nuevo, debe haber unas maletas en la puerta si quieres que ese año traiga muchos viajes.


Un cubo de agua

Para los que creen en las energías, esta es su preferida. Se trata de llenar un cubo de agua a lo largo de la mañana del último día del año. Cuando den las 12 se asume que ha absorbido todas las malas energías y se bota el agua.


Luces de la casa encendidas

Se asume que, con toda la casa iluminada, no queda ningún rincón oscuro en ella. De ahí que sea importante que a medianoche esté toda la casa encendida. Con eso el año nuevo vendrá “con claridad”, sin mentiras y sin energías oscuras y negativas”.

viernes, 29 de diciembre de 2017


“¿POR QUÉ REALIZAMOS RITUALES DE FIN DE AÑO?”

Un 80% de los mexicanos realizan algún ritual para recibir el Año Nuevo

El investigador Bogar Escobar Hernández indicó que alrededor de 80 por ciento de la población lleva a cabo alguno de los diversos rituales de fin de año por la necesidad de adquirir esperanza.

El doctor en antropología social agregó que entre los rituales más destacados y conocidos están, por ejemplo, “las personas que acostumbran barrer o hacer limpieza en sus casas el último día del año con la intención de alejar malas vibras y mala suerte”.

El académico del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de Guadalajara (UdeG) añadió que hay gente que acostumbra “preparar las maletas con ropa, ya que se supone que con ello van a atraer muchos viajes durante el siguiente año”.


Comentó que otras personas “compran o regalan prendas íntimas, ropa interior, por ejemplo, la de color rojo es para atraer amor y la de color amarillo para el dinero”.

Mencionó que hay quienes acostumbran en las 12 campanadas de fin de año “comer una uva por cada campanada para atraer salud, felicidad, dinero, etcétera”.

“Más que la cuestión descriptiva de estos rituales, lo más relevante es lo que subyace detrás de estas prácticas, ya que esta simbología indica que el ser humano intenta exorcizar sus miedos, y ésta es sólo una forma más de entre muchas otras en que lo intentamos”.

Subrayó que sobre todo en contextos de crisis económica, social o espiritual “se reactivan estas prácticas, porque el ser humano vive en incertidumbre, incluso nuestra propia vida es fortuita e incierta”.

“Llevamos a cabo rituales a través de los cuales intentamos atraer cosas que deseamos favorables como el dinero, la salud, el amor, etcétera, y exorcizarlas mediante prácticas en las cuales no hay una racionalidad, es básicamente una creencia que forma parte del bagaje cultural y espiritual del ser humano”, afirmó.


El especialista manifestó que estas creencias son parte de la naturaleza humana.

Destacó que gran porcentaje de la población lleva a cabo este tipo de rituales, “alrededor de 80 por ciento, ya que pese a estar en siglo XXI el ser humano, sus genes y sus atavismos persisten, la única diferencia es que de este porcentaje a lo mejor habrá gente que lo reconozca más y otros por su nivel social o cultural lo simulan más”.

Resaltó que pese a que no se concretan estos deseos la gente mantiene sus creencias en estos rituales, “es como la lotería, sólo uno se saca el premio mayor, y la gran mayoría no obtiene nada, y, sin embargo, cada día y cada semana se venden miles de boletos”.

Señaló que cuando se realizan estas prácticas, “lo que se hace en realidad es adquirir esperanza, y cuando el ser humano quiere creer algo, aunque los demás vean lo contrario él va a seguir su creencia, y va a modificar todas las señales a favor de ella, y va a desechar las que tienden a anular esa creencia”.

“El ser humano debe tener más confianza en sí mismo, y no desviarse en actos externos o en prácticas con las que básicamente intenta exorcizar sus miedos, que de cierta manera le da cierto nivel de confort, seguridad y esperanza, pero eso sólo habla de una crisis de fortaleza espiritual e intelectual”, concluyó.

jueves, 28 de diciembre de 2017


“LOS 10 RITUALES DE AÑO NUEVO MAS EXTRAÑOS DEL MUNDO”

Se acerca el fin de año y, con él, llega el momento de los propósitos y los rituales para atraer a la suerte y la buena fortuna.

En México, la noche del 31 de diciembre muchos practican extraños rituales para atraer la suerte, el amor y la fortuna en el año que está por iniciar: usar ropa interior amarilla para que haya dinero o roja si se desea encontrar el amor, salir a la calle con maletas para viajar mucho y comer doce uvas al compás de las últimas doce campanadas del año para que se cumplan los deseos. Y en otras partes del mundo también se llevan a cabo rituales de fin de año similares: conoce los diez más extraños…

A lo largo y ancho del mundo, la noche del 31 de diciembre reviste una importancia simbólica: es el fin de un ciclo y el inicio de uno nuevo. Esa noche se agolpan los recuerdos de los 364 días anteriores y las esperanzas de que el año que inicia sea mejor que el que está a punto de extinguirse. Y para darle una manita al destino, la gente de todo el mundo realiza peculiares rituales; aquí los diez más extraños:

Saltar y romper platos — Dinamarca

En tierras danesas, la Noche Vieja se acompaña con una costumbre singular: la gente sale y arrojar los platos viejos y usados contra las puertas de las casas de familiares y amigos, con la intención de desearles buena fortuna. Además, en los últimos momentos del año es la costumbre subirse a una silla y, exactamente a la medianoche, brincar todos al mismo tiempo para ahuyentar los malos espíritus y atraer la buena suerte.


Verter plomo derretido en agua — Finlandia

En estas latitudes escandinavas, existe la tradición de derretir plomo y verter un chorro en una cubeta llena de agua. ¿El motivo? Que el metal forme caprichosas formas, las cuales son interpretadas por los finlandeses en un intento por descifrar qué les deparará el año que está por iniciar.


108 campanadas — Japón

Los orientales también festejan la llegada del Año Nuevo. Para ello, a la medianoche del 31 de diciembre, los templos budistas hacen sonar las campanas un total de ciento ocho veces; ese número representa el número de pecados humanos según el budismo, de modo que el tañer de las campanas libra a los japoneses de los ciento ocho veces deseos mundanos.


Quemar muñecos — Ecuador, Chile y Argentina

Durante la última hora del 31 de diciembre y la primera del 1 de enero, está arraigada tradición sudamericana marca el final del ciclo y representa un festejo por el año que inicia. Dichos muñecos pueden tener forma de espantapájaros y se les llama momoso años viejos. En ese mismo tenor, en esos mismos países también se estila quemar fotos para dejar atrás el pasado.


Ver el show televisivo “Dinner for One” — Alemania

“Dinner for One” es un sketch cómico producido en 1963 en Alemania, que involucra a una anciana de 90 años y a su mayordomo durante una cena anual para los tres amigos de la nonagenaria, los cuales ya han fallecido. La frase ¿“Same procedure as every year?” —¿El mismo procedimiento de todos los años?”— ha permeado en el habla popular alemana y se estima que la mitad de la población germana mira la trasmisión anual del capítulo durante la Noche Vieja.


Golpear las paredes con pan — Irlanda

Una de las costumbres más curiosas del mundo tiene lugar en Irlanda, y consiste en golpear las paredes de la casa con rebanadas de pan navideño con el fin de ahuyentar a los malos espíritus y garantizar que el año siguiente habrá suficiente pan para la familia. Desde luego, el golpeteo no deberá ser tan fuerte como para que el pan quede inservible. E incomible…


Arrojar muebles por las ventanas — Sudáfrica

En el distrito de Hillbrow, en el populoso centro de Johannesburgo, los vecinos solían tirar muebles viejos por las ventanas de los edificios altos en la noche del 31 de diciembre para festejar la llegada del Año Nuevo. Esta extraña y peligrosa costumbre empezó en los años 90; sin embargo, parece estar destinada a desaparecer luego de que la policía estableciera una estrecha vigilancia para evitar que un refrigerador o un sofá volador cayera sobre un transeúnte en la noche vieja.


First foot — Escocia

En Escocia y otras regiones del norte de las Islas Británicas, el o la first-foot —también llamado quaaltagh en gaélico— es la primera persona en entrar a una casa en Año Nuevo. Según la tradición, esta persona puede traer buena fortuna o ser un signo de malos augurios; a menudo el first-foot lleva regalos a la casa, tales como monedas, pan, sal, carbón o whisky, como signos de prosperidad, comida, sabor, calor o alegría, respectivamente.


Dormir en el cementerio — Chile

En la comunidad chilena de Talca, la población no recibe el Año Nuevo entre brindis, banquetes, abrazos y festejos; por el contrario, la celebración tiene lugar en el cementerio local, como una manera de estar una vez más con los seres queridos que ya han partido.


Tratar de hablar con los animales — Rumania

Como lo leíste: durante el Año Nuevo, los granjeros rumanos se acercan a sus vacas y se dirigen a ellas con la finalidad de tratar de entender lo que dicen. Lo más curioso de esta costumbre es que se trata de fracasar en el empeño, porque si se consigue entender lo que la vaca o el animal dice, es signo de mala fortuna. Y, seguro, de una incipiente locura…

miércoles, 27 de diciembre de 2017


 “LISTOS LOS RITUALES DE FIN DE AÑO”

Fieles a sus creencias, los mexicanos preparan los rituales de fin año; son miles los que creen en la suerte de la lencería roja, en degustar 12 uvas con igual número de campanadas; y aquellos que gustan de barrer el hogar para sacar las malas vibraciones, encender veladoras aromáticas, correr alrededor de la manzana de la casa con maletas para disfrutar de un año viajero. Todo un ritual para recibir al 2018 y despedir al año viejo este 31 de diciembre.

Un recorrido que realizó Crece Mujer, constató las compras para recibir al Año Nuevo; y cada familia tiene sus propios rituales, con expectativas alegres y confiados en el porvenir, animados y con relucientes motivaciones y deseos de hacer bien las cosas; corregir lo que se ha hecho mal, enmendar acciones, mirar lo positivo y valorar lo generoso y noble del corazón.


Y a decir de los entrevistados, festejar la llegada del Año Nuevo no tiene clase social, lo importante es conservar la unión familiar, compartir alimentos y brindar a la media noche.

Para conservar el amor, a los mexicanos se les ve comprando manzanas rojas que comparten con sus parejas, sus hijos, sus familias; los granos en la alacena para que no falte el alimento; usar ropa nueva para darle espacio a la abundancia; el dinero en la billetera, pues al colocar un pequeño espejo en ella para que éste se refleje y siempre fluya; las flores en el hogar siempre traerán sueños y alegría; prender un sahumerio para que el hogar se impregne de amor, prosperidad y salud; y terminar el año dando gracias por las experiencias vividas y prometer que el próximo será mejor.

Otros recomiendan encender una vela minutos antes de la media noche del 31 ayuda a fortalecer la energía de los deseos, de renovación y fortalecimiento para el nuevo año, ya sean para la salud, el dinero o el amor.

Al encender la vela se dice: “aquí cierro mi año, aquí cierro mis errores y todo lo que no quiero llevarme a este año nuevo. Me despido y te dejo, me despido y te suelto, me perdono y te perdono". Lectura de cartas y de la mano pero están los que buscan la orientación, el consejo y lo que depara el futuro; aquellos mexicanos que gustan de la lectura de cartas y de la palma de la mano; las limpias y los amarres.


El mercado de La Merced y el mercado de Sonora, así como locales de Tarot; pero, ¿qué es el Tarot?, Es una baraja con la que se puede jugar y también permite adivinar el futuro. Las cartas del Tarot están llenas de simbología de todo tipo.

A estos lugares acude la gente que busca adivinar su futuro con la lectura de cartas y de la palma de la mano. Son necesarios una serie de requisitos para echar las cartas. Para muchos es necesario unos minutos de meditación y concentración antes de tirarlas. Un tapete morado (el color de la mutación y trasgresión, del cambio), una vela blanca, incienso, no cruzar las piernas para que las energías fluyan (ni el consultante ni el cartomántico); todo ello contribuye a crear el clima apropiado. Luego, hay que intuir cuál es la tirada a elegir para responder a las necesidades del consultante.

La lectura de la mano, conocida como “quiromancia”, es una actividad que se practica en todo el mundo; y sus orígenes se remontan a la astrología india y a la adivinación romana. El objetivo es evaluar el carácter y el futuro de una persona por medio del estudio de la palma de su mano.

Amuletos: Son muchos los propósitos que se piensan para el próximo año 2018, sin embargo, una ayudita con un amuleto no está de más para levantar esa autoestima que, dicho sea de paso, en este país suele tener sus altibajos ante la crisis económica que se atraviesa.


Juan José acudió ayer al Mercado de Sonora. Sabe que los principales amuletos que se le ofrecerán son básicamente para abrir los caminos en el amor, dinero y el trabajo. Top-Ten El que más se vende hasta en un 90 por ciento en este mercado es para encontrar un buen trabajo; 5 por ciento contra las envidias; y el restante, para el amor o el sexo. Los costos en que oscila un buen amuleto alcanzan los mil 500 pesos y durará todo el 2018; y el más barato es de sólo 15; éste contiene semilla de la abundancia y un borreguito de plástico con un collar de listón rojo.

Así lo explicó Gabriela, quien tiene 17 años trabajando en este mercado, al tiempo que subrayó que cada año los capitalinos demandan en un amuleto que cuente con una carga positiva para contar con un empleo, e incluso encontrarlo. ¿De qué están hechos?

Detalló que las preferencias de los habitantes del Distrito Federal son los elaborados con un cascabel de víbora –para evitar las envidias-; o pueden contener un trozo de piel de coyote, para protección.

Agregó que la forma de su preparación “dependerá de la persona y la actividad que desarrolla, qué tipo de negocio tiene, o incluso, su relación que tiene con la familia”. Indicó que también hay clientes que solicitan veladoras para atraer dinero.


“Son otro recurso al que acuden los capitalinos en lo que a un ritual de fe se refiere; es efectivo emplearlas -veladoras- porque contienen ingredientes como vainilla y guayaba, y se usan para que las personas tengan un horizonte más amplio de oportunidades”, precisó.

Apuntó que “también se venden mucho en esta temporada los ángeles de cerámica que tienen una veladora en la parte de arriba para darle fuerza a nuestro ángel y se puedan hacer realidad los proyectos de pareja o de prosperidad en un negocio”.

Los de estas características -señaló- contienen: “semilla de la abundancia, pues según la costumbre huichol, donde existe semilla hay abundancia que se refleja en dinero y bienestar en la pareja”.

martes, 26 de diciembre de 2017


“RITUALES DE FIN DE AÑO ¿QUÉ SON Y PARA QUE SE USAN?”

¿Para qué se hacen los rituales de fin de año?

Cuando se acerca el fin de año nos invaden sentimientos contradictorios; por un lado, estamos contentos de que ese año se acabe por fin, y tenemos las energías renovadas de todo lo que nos puede llegar a deparar el año que entra. Sin embargo, es un año menos en nuestras vidas y, aunque haya sido malo, siempre habrá ese pequeño momento para recordar que lo haya marcado todo.


En este momento existen muchas tradiciones y una de las más habituales son los rituales de fin de año.

¿Qué son?

Son unas pequeñas tradiciones que se realizan con el objetivo de empezar el nuevo año con buen pie.

Por ejemplo, una de las tradiciones más conocidas es ponerse ropa interior que sea de color rojo. Se cree que esto precisamente es capaz de poder atraer a la suerte.

Sin embargo, debes de saber que los “rituales de fin de año” no tienen que referirse necesariamente a algo místico en dónde la magia debe de intervenir.


Uno de los rituales que siempre realizamos es el hecho de ponernos ciertos objetivos a cumplir de cara al año que entra. Lo más habitual suele ser proponernos dejar de fumar o perder esos kilos de más que nos hemos ganado durante las vacaciones… desgraciadamente son propósitos que no duran más que unas semanas hasta que ya nos hemos olvidado de ellos.

Por otro lado, también existen rituales de fin de año algo más sofisticados en dónde se llevan a cabo diferentes rituales ya con velas, hechizos, y hasta una profesional especializada que sea capaz de conseguir el mejor resultado.

Y no podíamos terminar este artículo sobre rituales del fin de año sin hacer mención a las uvas; se cuenta que, si te consigues terminar las 12, tendrás suerte para todo el año.

viernes, 22 de diciembre de 2017


“EPIFANIA EN EL MUNDO: LA NAVIDAD DE LAS MUJERES Y LA ROSCA DE REYES”

Mientras que, en muchos países del mundo, el 6 de enero es el día en que los niños buenos reciben regalos y dulces, en Irlanda la Epifanía se conoce como Nollaig na mBan, la "Navidad de las mujeres."

La epifanía en el mundo: Irlanda

En Irlanda la Epifanía se celebra 6 de enero y es conocida en la isla, con el nombre de Little Christmas. En las tradiciones navideñas irlandesas, las fiestas y celebraciones van creciendo hasta llegar al 6 de enero, festividad de la Epifanía, cuando se conmemora la llegada de los tres Reyes Magos.


¡La Epifanía en Irlanda, es considerado el último día de Navidad y el momento de quitar todas las decoraciones, de lo contrario, podrían traer mala suerte!

En lengua gaélica, epifanía se dice Nollaig na mBan y significa "la Navidad de la mujer", un día para celebrar el duro trabajo realizado por las mujeres de la casa, que, a lo largo del período de fiestas, estuvieron en la casa cocinando, limpiando y preparando todo para que toda la familia disfrutara de una celebración perfecta.

La tradición indica que, durante el día de Epifanía, las mujeres se dedican a sí mismas, concurriendo a los pubs con otras mujeres, aunque, lamentablemente, esta tradición también se está perdiendo...

En algunas zonas, especialmente en Cork y Kerry, todavía se mantiene viva esta costumbre, y mientras los bares y restaurantes se llenan de mujeres, los hombres se quedan en casa dedicándose a la cocina, las tareas del hogar y a desarmar y guardar las decoraciones navideñas, mientras los niños van a comprar regalos para sus madres y abuelas.


La Rosca de Reyes en México

El 6 de enero es una costumbre en México reunirse con la familia y comer un pastel especial, llamado "Rosca de Reyes" en la que se esconde una figurilla que representa al Niño Jesús. La tradición indica que la persona que encuentra la pequeña figura en su rebanada de pastel, el 2 de febrero debe ocuparse de cocinar para el resto de la familia.

La tradición de poner una estatuilla (que representa al niño Jesús) en el interior del pastel es muy antigua. El niño, escondido en el pan, representa la huida de Jesús, que se escapa del malvado plan del rey Herodes para matar a todos los niños, cada uno de los cuales podría ser el Mesías profetizado. El que encuentre la imagen del Niño Jesús ha sido bendecido y 2 de febrero, día de la Candelaria, debe llevar a la estatua en la iglesia más cercana.

En la cultura mexicana, esta persona tendrá que organizar una fiesta y ofrecer tamales con atole (bebida a base de harina de maíz cocido en agua o leche) a sus invitados. El Día de la Candelaria es el día en que María presentó al niño Jesús al templo y es también la fecha en que las velas son bendecidas en la iglesia católica.

jueves, 21 de diciembre de 2017


 “LA NAVIDAD Y LAS MUJERES ¿COMO LA CELEBRAN?”

Las fiestas navideñas regresan a mi mamá a la cocina.

Y no es que el resto del año no la pise, pero intenta con todas sus fuerzas generar una división del trabajo entre ella y mi papá – intento que dicho sea de paso ha fracasado- pero entre el olor al pavo recién horneado y el frío decembrino, olvida ese propósito y se resigna al rol que aparentemente le fue asignado al nacer solamente por ser mujer.

Soy Ana Alicia y en mi familia no se celebra la Noche Buena, aunque todos somos católicos, pero la cena tradicional se cambia al “Día Último”, el 31 de diciembre. Desde que tengo uso de razón ese día nos reunimos en casa de mi abuela (y de mi abuelo) con las tres hermanas, el hermano de mi mamá y sus respectivas familias.

Mi mamá, Alicia, es feminista pero no se ha enterado todavía. Y como tal siempre me enseñó que los trabajos se dividen por partes iguales entre hombres y mujeres, que los hombres – mi papá incluido- deben hacer trabajos domésticos pues es su responsabilidad y no solo una ayuda. Pero en fiestas navideñas eso no importa y hasta el plato de comida sirve para mi papá, mi abuelo o cualquier otro hombre que esté en la mesa.


Como toda buena familia mexicana el horno es encendido como una novedad pues casi es el único día del año y las bandejas de comida sobran; la mesa es un verdadero festín que se da antes de la media noche, para después pasar un par de horas esperando el nuevo año y su respectivo abrazo.

Pero la comida no está lista sola y para que lo esté todas las mujeres de la familia deben cooperar. Mi mamá sin resistencia alguna prepara algún platillo suculento desde su casa que luego lleva con mi abuela para terminar de cocinar.

Entre todas lavan trastes, hacen ensaladas navideñas o lo que haga falta, para cuando empieza a caer la noche comenzar a correr y presionar a sus hijos y esposos para que se bañen, arreglen y ellas hacer lo propio.

Durante todo el proceso los hombres de la familia se sientan a platicar y tomar cervezas para cooperar solo con aquello que les “toca”: colgar la piñata o sacar la mesa al patio para cenar.

Ahí no termina el trabajo para ellas, antes de media noche las mujeres recogen los platos y todo lo que se haya colocado en la mesa, una vez concluido el obligatorio abrazo hacen otro repaso para que nada quede en el patio y luego acomodan las camas donde cada uno dormirá. Pasada la media noche quedan rendidas y solo piden acostarse, olvidándose de la fiesta que habían preparado.


Ese día no escucho de mi mamá ningún burlón “sírvete tú, ahí está la comida” que oiría el resto del año cuando mi papá le pide algo o “te toca lavar los trastes”, ni ninguna frase parecida. Ese día, asume, le corresponden esas tareas.

Desde que me casé mis tías, abuela y mi propia mamá – que siempre me educó que no se debe “atender” a los hombres porque todos tenemos manos- asumieron que mi rol sería el mismo y protestaban cada vez que mi esposo debía servirse siquiera refresco o preferían hacerlo ellas no sin antes recordarme lo “mala” que era.

La carga de la navidad es sobre las mujeres

“Siempre hay una carga en esos momentos especiales, rituales, porque se elabora un menú especial a veces las mujeres son las encargadas de adquirir por ejemplo el pavito (…) por supuesto esta expectativa que al mismo tiempo es una exigencia familiar de que se prepare una cena especial”, señala la antropóloga y catedrática de la Universidad Veracruzana, Rocío Córdoba.

Para ella lo que pasa con mi familia no es extraño, pues sucede en la mayor parte de las familias donde los roles de género asignan las tareas del hogar y de cuidado a las mujeres.


Algunas mujeres intentan dejar esa carga, pero se trata de un trabajo socialmente encargado a ellas y como tal resulta complicado, según la especialista.

“Es necesario que empecemos a distribuir de manera equitativa el trabajo y eso se reflejaría en estas fiestas, hay una suerte de rechazo a asumir tareas y labores que son prácticamente invisibilizadas, (…) es difícil (valorar) que una cena esté preparada sin importar cuanto tiempo se dedicó a ello, desde adquirir los insumos para esa cena hasta dedicarse a hacerla, digamos quizá estofar un pavo y prepararlo lleve la verdad tres días desde que se descongela”, aseguró.

Eso, es justamente lo que sucede en la familia de Arlet.

Celebrar cumpleaños y navidad en la cocina.

Soy Arlet Montejo.

En mi familia la navidad se trata de fiesta y celebración, en especial por el cumpleaños de mi abuela, ¿su forma de celebrar? pasar horas en la cocina preparando la cena navideña de unas pocas horas.

En ocasiones ha querido ir a algún restaurante u hotel, ser atendida y no preocuparse por si será suficiente comida o bebida, sin tener que esperar horas y horas cerca del calor del horno. Llegar, sentarse, cenar, ser atendida y regresar a casa a descansar.

Esa idea conlleva un problema, el cual la frena: no habrá recalentado o de todas formas hará comida el día siguiente, entonces, mejor lo pasa cocinando.


Cuando era pequeña, la idea de ir a algún lugar a cenar, estaba descartada por completo, pues además de su cumpleaños, la familia celebrábamos que la tatarabuela (sí, la conocí) pasaba una Navidad y Año Nuevo entre nosotros, entonces las fiestas eran tan grandes que implicaba muchísimo trabajo y muchísima comida.

El trabajo recaía en mi abuela, mi mamá y algunas tías la ayudaban con cosas como picar ingredientes o marinar el pavo o la pierna, pero la encargada de cocinar, checar el horneado, y demás, era ella.

Ni qué decir de los días previos, ir a los supermercados para escoger el pavo, el jamón envinado, comprar latas de fruta en almíbar, algún aderezo; acudir a los mercados por los ingredientes más frescos, las frutas, las semillas, los chiles, todo, prácticamente lo hacía todo ella. Mi abuelo se limitaba a acompañarla, llevarla a los lugares y esperarla.

El 24 era un caos, la cocina empezaba a funcionar desde temprano, a veces, al medio día le llevaban mariachis o marimba, la fiesta comenzaba y con ella el trabajo.

Por la noche, los hombres de la familia llegaban hasta el momento de la cena, algunos minutos antes, listos para ser atendidos por sus esposas, sobrinas, hijas, de la cocina y la preparación de todo lo que implica dar de comer a más de 20 personas, no sabían nada.

Años después, con la muerte de mi tatarabuela, las fiestas dejaron de ser grandes, ahora cenamos máximo 10 personas, el trabajo es menor y hay más ayuda.


Mi abuela sigue comandando la cocina, vigilando cada detalle de lo que se va a preparar, empezó a delegar obligaciones, pero, sigue festejando junto al calor del horno.

Espero que tal vez un día, no importe el recalentado y se festeje su cumpleaños en un restaurante, que la atiendan a ella y no se tenga que preocupar por el pavo y la ensalada.

“Se reciben por ejemplo las visitas y estas visitas están a cargo de las mujeres, se juntan las familias y la mujer de casa es la encargada de atender a todos y proporcionar un espacio de disfrute (…) es un periodo donde se carga el trabajo de las mujeres, y bueno acaban agotadas, acabamos agotadas, creo que sí debería distribuirse de forma más equitativa”, afirma Córdoba.

¿Celebrar por decisión?

Para Margarita las fiestas decembrinas significan trabajo.

La recuerdo sentada en el patio de su casa tomando el aire fresco bajo la sombra de un frondoso árbol, preocupada por el montón de labores que las celebraciones de diciembre le traen al recibir a hermanos e hijos en su hogar.

Entre sus anécdotas siempre resaltan las horas de trabajo que conlleva las celebraciones de Navidad y Año Nuevo, en que el papel de madre/mujer la obliga a ser la principal organizadora. Los horarios de trabajo en ocasiones inician desde las 4 de la mañana y terminan en la madrugada del siguiente día.

A pesar de sus largas horas de tareas preparando las comidas y limpiando el espacio que ocupan para la cena, Margarita nunca tiene tiempo de sentarse en la mesa al mismo tiempo que sus familiares, ya que además de cocinar es la encargada de servir y vigilar que nadie se quede sin comer, a excepción si se trata de ella.

Cuando Margarita tenía 5 años su madre enfermó y ella por ser la única mujer entre sus 5 hermanos se le encomendaron las labores domésticas; cocinaba, limpiaba, lavaba y como era de esperarse en las fiestas decembrinas a pesar de su corta edad ya era la encargada de preparar la cena.

Y así ha sido desde que tiene memoria, por eso cuando sus familiares deciden reunirse para recibir el Año Nuevo para ella es sinónimo de trabajo.

Cada vacación decembrina ella era quien se quedaba en la casa a cuidar a su madre, pues todos sus hermanos salían y a ella le atribuyeron la obligación de ser quien se quedará en casa por ser la mujer.

Al mismo tiempo, sus hijos crecían y decidían irse a pasar Navidad con la familia de su pareja o con su papá que por razones de trabajo no podía viajar ese día a la comunidad donde viven, y Margarita se quedaba sola en casa con su madre enferma.

Después de 2016, cuando desafortunadamente falleció su mamá, se le atribuyó de nuevo papel de cuidadora, en esta ocasión de sus nietos.

A sus 51 años nunca se ha tomado vacaciones y solo una vez ha pasado Navidad con todos sus hijos reunidos.

Margarita es mi mamá y como otras tantas mujeres de México tuvo la única opción de convertirse en la madre proveedora de bienestar para sus familiares y nunca tuvo tiempo para sí misma; se quedó en la monotonía de la mujer responsable de las necesidades de los demás, sin reconocer que tiene derecho a ser más que el papel que le otorgaron por razones ideológicas o culturales.

Yo, Alba Valdez, a mi mamá siempre le admiré la fortaleza de resolver todo, pensaba que era una heroína al tener tantas capacidades, pero en ningún momento me pregunté cómo se sentía.

Ahora, con el paso del tiempo y haciendo un recuento cronológico de su vida, me di cuenta que Margarita no es la mujer que quiso ser, sino, la mujer que le orillamos ser.

miércoles, 20 de diciembre de 2017


“TRADICIONES Y COSTUMBRES NAVIDEÑAS”

Lo más importante de las tradiciones y costumbres no es sólo el aspecto exterior, sino su significado interior.

Origen de las tradiciones

Las tradiciones y costumbres son una manera de hacer presente, de recordar lo que ocurrió en el pasado. Son hechos y obras que se transmiten de una generación a otra de forma oral o escrita. La palabra tradición viene del latín “traditio” que viene del verbo “tradere” que significa entregar. Se podría decir que tradición es lo que nuestros antepasados nos han entregado.

En el caso de la Navidad, lo más importante de las tradiciones y costumbres no es sólo el aspecto exterior, sino su significado interior. Se debe conocer por qué y para qué se llevan a cabo las tradiciones y costumbres para así poder vivirlas intensamente. Este es un modo de evangelizar.

Existen muchas tradiciones y costumbres de la Navidad que nos ayudan a vivir el espíritu navideño, pero debemos recordar que este espíritu se encuentra en la meditación del misterio que se celebra.


A continuación, presentaremos algunas de éstas con una pequeña explicación acerca de su significado y origen:

El árbol de Navidad

Los antiguos germanos creían que el mundo y todos los astros estaban sostenidos pendiendo de las ramas de un árbol gigantesco llamado el “divino Idrasil” o el “dios Odín”. A este dios se le rendía culto cada año, durante el solsticio de invierno, cuando para ellos, se renovaba la vida. La celebración de ese día consistía en adornar un árbol de encino con antorchas que representaban a las estrellas, la luna y el sol. En torno a este árbol bailaban y cantaban adorando a su divinidad.

Cuentan que San Bonifacio, evangelizador de Alemania, derribó el árbol que representaba al dios Odín y en el mismo lugar plantó un pino, símbolo del amor perenne de Dios. Lo adornó con manzanas y velas, dándole un simbolismo cristiano. Las manzanas representaban las tentaciones, el pecado original y los pecados de los hombres; las velas representaban a Cristo, la luz del mundo y la gracia que reciben los hombres que aceptan a Jesús como Salvador.

Esta costumbre se difundió por toda Europa en la Edad Media. Por medio de la Conquista española y las migraciones, esta tradición llegó a América. Poco a poco, la tradición fue evolucionando: se cambiaron las manzanas por esferas y las velas, por focos que representan la alegría y la luz que Jesucristo trajo al mundo.

Las esferas, actualmente, simbolizan las oraciones que hacemos durante el periodo de Adviento. Los colores de las esferas también tienen un significado simbólico:

Azules: oraciones de arrepentimiento

Plateadas: de agradecimiento

Doradas: de alabanza

Rojas: de petición

Se acostumbra poner una estrella en la punta del pino que representa la fe que debe guiar nuestras vidas.

También, se suelen poner adornos de diversas figuras en el árbol de Navidad. Éstos representan las buenas acciones y sacrificios, los “regalos” que le daremos a Jesús en la Navidad.

Para aprovechar la tradición: Se sugiere adornar el árbol de Navidad a lo largo de todo el Adviento, explicando a los niños su profundo simbolismo cristiano. Los niños elaborarán sus propias esferas (24 a 28, dependiendo de los días que tenga el Adviento) con una oración o un propósito en cada una. Conforme pasen los días, las irán colgando en el árbol de Navidad, hasta el día del Nacimiento de Jesús.


Las tarjetas de Navidad

La costumbre de enviar mensajes navideños se originó en las escuelas inglesas, donde se pedía a los estudiantes que escribieran algo que tuviera que ver con la temporada navideña, antes de salir de vacaciones de invierno. Las tarjetas se enviaban por correo a su casa y así sus padres recibían un mensaje de Navidad.

En 1843, W.E. Dobson y Sir Henry Cole hicieron las primeras tarjetas de Navidad impresas, con la única intención de poner al alcance del pueblo inglés las obras de arte que representaban al Nacimiento de Jesús.

En 1860, Thomas Nast, creador de la imagen de Santa Claus, organizó la primera venta masiva de tarjetas de Navidad en las que aparecía impresa la frase “Feliz Navidad”.

Es una costumbre muy bonita, pues a través de las tarjetas se puede comunicar a todos nuestros seres queridos la alegría que sentimos por el Nacimiento de Cristo.


Los villancicos

Se dice que el compositor de los primeros villancicos fue el Marqués de Santillana, que compuso una serie de canciones para celebrar, con sus tres hijos, el misterio de la Navidad.

Sin embargo, los primeros villancicos que se conocen fueron compuestos por los evangelizadores en el siglo V, con la finalidad de llevar la Buena Nueva a los aldeanos y campesinos que no sabían leer.

Sus letras hablaban sobre el Misterio de la Encarnación en lenguaje popular y estaban inspirados en la liturgia de la Navidad.

Como se llamaba “villanus” al aldeano, con el tiempo, el nombre cambió a “villancicos”. Éstos hablan en un tono sensible e ingenioso de los sentimientos de la Virgen María y de los pastores ante el Nacimiento de Cristo.

En el siglo XIII, se extienden por todo el mundo junto con los nacimientos de San Francisco de Asís.

Los villancicos favorecen la participación en la liturgia de Adviento y de Navidad. Cantar villancicos es un modo de demostrar nuestra alegría y gratitud a Jesús y escucharlos durante el Adviento ayuda a la preparación del corazón para el acontecimiento de la Navidad.


San Nicolás

La imagen de Santa Claus, el viejecito regordete y sonriente que trae regalos a los niños buenos el día de Navidad, tuvo su origen en la historia de San Nicolás.

Nicolás nació en una antigua provincia de Asia Menor, en el siglo IV. La capital, Mira, estaba cerca del mar (hoy, corresponde al sudoeste de Turquía) y era una sede episcopal. Nicolás fue escogido obispo de esta sede y ahí se hizo famoso por su extraordinaria piedad. Estuvo encarcelado por defender su fe durante la persecución de Diocleciano. Sus reliquias se encuentran en el pueblo de Bari, Italia.

Existen varias leyendas que hablan acerca de la vida de este santo:

Se dice que fue heredero de una gran fortuna, misma que dedicó a ayudar a los pobres que conocía. Nicolás era feliz ayudando a los demás, especialmente a los pobres y a los esclavos. Era bueno, generoso y tenía un gran sentido del humor.

En cierta ocasión, el jefe de la guardia romana de aquella época, llamado Marco, quería vender como esclavo a un niño muy pequeño llamado Adrián y Nicolás se lo impidió.

En otra ocasión, Marco quería apoderarse de unas jovencitas si su padre no le pagaba una deuda. Nicolás se enteró del problema y decidió ayudarlas. Tomó tres sacos llenos de oro y en la Noche de Navidad, en plena obscuridad, llegó hasta la casa y arrojó los sacos por la chimenea, salvando así a las muchachas.

Marco quería acabar con la fe cristiana, mandó quemar todas las iglesias y a encarcelar a todos los cristianos que no quisieran renegar de su fe. Así fue como Nicolás fue capturado y encarcelado.

Cuando el emperador Constantino se convirtió a la fe católica, liberó a todos los cristianos y Nicolás era ya viejo. Cuando salió de la cárcel, tenía la barba crecida y blanca y llevaba sus ropajes rojos, que lo distinguían como obispo. Con todo, los largos años de cárcel no lograron quitarle su bondad y su buen humor.

Los cristianos de Alemania tomaron la historia de los tres sacos de oro echados por la chimenea el día de Navidad y la imagen de Nicolás al salir de la cárcel, para entretejer la historia de Santa Claus, viejecito sonriente y gordinflón, vestido de rojo, que entra por la chimenea el día de Navidad para dejar regalos a los niños buenos.

El Nombre de Santa Claus viene de la evolución paulatina del nombre de San Nicolás: St. Nicklauss, St. Nick, St. Klauss, Santa Claus, Santa Clós.

Para dar un sentido cristiano a la tradición: El ejemplo de San Nicolás nos enseña a ser generosos, a dar a los que no tienen y a hacerlo con discreción, con un profundo amor al prójimo. Nos enseña a estar pendiente de las necesidades de los demás, a salir de nuestro egoísmo, a ser generosos no sólo con nuestras cosas sino también, con nuestra persona y nuestro tiempo.

La Navidad es un tiempo propicio para imitar a San Nicolás en sus virtudes. Cada año, parece como si el espíritu de Nicolás efectivamente viniera a la tierra y se introdujera a todas las casas de manera misteriosa (tal vez por la chimenea), influyendo en todas las personas, que en esta época se muestran más dispuestos que nunca a dar regalos, desprenderse de lo propio y ayudar a los demás. Seguramente, San Nicolás ha de sonreír desde el Cielo, al ver cómo la gente se vuelve generosa y desinteresada, ocultando su identidad detrás de la imagen exagerada y graciosa de él mismo.


Los nacimientos

El Papa San Sixto III, en el siglo V, ya celebraba la Navidad con algunas representaciones del nacimiento de Cristo que se realizaban en una gruta semejante a la de Belén que él mismo había mandado construir en una Iglesia.

Sin embargo, se considera a San Francisco de Asís el fundador de los Nacimientos quien, en 1223, quiso celebrar una “Noche Buena” en la que se reviviera el recuerdo de Jesús nacido en Belén.

Para que todos pudieran comprender mejor las condiciones en que sucedió, puso un Nacimiento en el bosque con personas y animales vivos. Esta actividad gustó mucho a las personas que asistieron y se popularizó. Con el paso del tiempo, la falta de espacio obligó a sustituir a las personas y animales con figuras de madera o de barro. Esta tradición fue acogida con gran cariño por todo el mundo cristiano desde el siglo XVI.

Para dar un sentido cristiano a la tradición: Poner un Nacimiento en casa, en el que podemos contemplar la imagen de Belén, el pesebre, lo pastores, los magos, José y María, puede ser además de una actividad que fomenta la unión familiar, una imagen que nos ayude a meditar en el misterio de la Navidad y en las virtudes de cada uno de los personajes. A través de los sentidos, se eleva nuestro espíritu ante este gran acontecimiento. El Nacimiento nos invita a reflexionar en el gran misterio de Dios hecho hombre por amor al hombre.


La flor de Nochebuena

Esta flor es originaria de México. Su nombre náhuatl es “tlazochitl” que significa “flor que se marchita”. Para los aztecas simbolizaba la sangre de los sacrificios que los indígenas ofrendaban al sol para renovar sus fuerzas. Los españoles la bautizaron como flor de Nochebuena porque florece en diciembre y la utilizaron como símbolo de las fiestas navideñas.


Las posadas

Las posadas son fiestas que tienen como fin, preparar la Navidad. Comienzan el día 16 y terminan el día 24 de Diciembre.

Su origen se remonta a los tiempos de la conquista:

Cuando los españoles llegaron a México, los aztecas creían que, durante el solsticio de invierno, el dios Quetzalcóatl (el sol viejo) bajaba a visitarlos. Cuarenta días antes de la fiesta, compraban los mercaderes a un esclavo fornido y lo vestían con los atavíos del mismo dios Quetzalcóatl. Antes de vestirlo, lo purificaban. En la noche, lo enjaulaban y lo alimentaban muy bien. Salían con él por la ciudad y él iba cantando y bailando para ser conocido por su semejanza a Dios. Las mujeres y los niños le ofrecían ofrendas. Nueve días antes de la fiesta, venían ante él dos viejos muy venerables del templo y se humillaban ante él en una ceremonia en la que le decían: “Señor, sabrás que de aquí en nueve días se te acabará este trabajo de bailar y cantar porque entonces has de morir". El esclavo debía responder: “que fuese muy en buena hora”.

Llegado el día de la fiesta, a media noche, después de honrarlo con música e incienso, lo tomaban los sacrificadores y le sacaban el corazón para ofrecérselo a la luna. En los templos hacían ese día grandes ceremonias. En dichas ceremonias, dirigidas por los sacerdotes, se incluían ritos y bailes sagrados representando la llegada de Quetzalcóatl, así como ofrendas y sacrificios humanos en honor a él.

Durante el mes de diciembre, no sólo festejaban a Quetzalcóatl, sino que también celebraban las fiestas en honor a Huitzilopochtli. Estas duraban veinte días, iniciaban el 6 de diciembre y terminaban el 26 del mismo mes. Eran fiestas solemnes estaban precedidas por 4 días de ayuno y se coronaba al dios Huitzilopochtli, poniendo banderas en los árboles frutales. Esto es a lo que llamaban el “levantamiento de banderas”.

En el gran templo, ponían el estandarte del dios y le rendían culto. El pueblo se congregaba en los patios de los templos, iluminados por enormes fogatas para esperar la llegada del solsticio de invierno. El 24 de diciembre, por la noche y al día siguiente, 25 de diciembre, había fiestas en todas las casas. Se ofrecía a los invitados una rica comida y unas estatuas pequeñas de pasta llamada “tzoatl”.

Los misioneros españoles, que llegaron a México a finales del siglo XVI, aprovecharon estas costumbres religiosas para introducir entre los indígenas el espíritu evangélico. Así, transformaron las fiestas aztecas en fiestas cristianas, para que sirvieran como preparación para recibir a Jesús en su corazón el día de Navidad.

En 1587, el superior del convento de San Agustín de Acolman, Fray Diego de Soria, obtuvo del Papa Sixto V, un permiso que autorizaba en la nueva España la celebración de las "Misas de Aguinaldos", del 16 al 24 de diciembre. En estas Misas, se intercalaban pasajes y escenas de la Navidad. Para hacerlas más atractivas y amenas, se les agregaron luces de bengala, cohetes y villancicos. Posteriormente, la piñata.

En San Agustín de Acolman, con los misioneros agustinos, fue donde tuvieron origen las posadas. Los misioneros convocaban al pueblo al atrio de las iglesias y conventos y ahí rezaban una novena. Se iniciaba con el rezo del Santo Rosario, acompañado de cantos y representaciones basadas en el Evangelio, como recordatorio de la espera del Niño y del peregrinar de José y María de Nazaret a Belén para empadronarse. Las posadas se llevaban a cabo los nueve días previos a la Navidad, que puede simbolizar los nueve meses de espera de María. Al terminar, los monjes repartían a los asistentes fruta y dulces que simbolizaban las gracias que recibían aquellos que aceptaban la doctrina de Jesús.

Esta costumbre, con el tiempo se comenzó a realizar en barrios y luego, pasaron a formar parte de la vida familiar. Según la tradición, una Posada comienza con el rezo del Rosario y el canto de las letanías. Durante el canto, los asistentes forman dos filas que terminan con 2 ó 4 niños que llevan a la Santísima Virgen y a San José, llamados "peregrinos", que van a Belén. Al terminar las letanías, se dividen en dos grupos: uno entra a la casa y otro pide posada, imitando a San José y la Santísima Virgen cuando llegaron a Belén. Los peregrinos reciben acogida por parte del grupo que se encuentra en el interior. Luego de esto, siguen los alegres villancicos y termina la fiesta rompiendo piñatas y distribuyendo los "aguinaldos".


Las piñatas y los aguinaldos

Las piñatas tienen su origen en China, donde en primavera, al inicio del año chino, se llevaba a cabo una ceremonia en la cual los chinos elaboraban con papel la figura de un buey, la cubrían con papeles de colores y le colgaban algunos adornos con motivos agrícolas.

Los colores de la figura simbolizaban las condiciones en que se desarrollaría el año con respecto a la agricultura. Se rellenaban con cinco clases de semillas que caían cuando los mandarines le pegaban a la piñata con varas de diferentes colores. Cuando ya estaba vacía, se quemaba y la gente trataba de obtener parte de las cenizas considerando que daba buena suerte para todo el año.

Al pasar esta costumbre a Europa, en Italia la utilizaron para las fiestas de Cuaresma, dándole un sentido religioso:

La piñata está hecha con una olla de barro cubierta con papel de colores brillantes y representa al demonio, que suele presentar al mal como algo llamativo para que cautive al hombre y caiga en la tentación.

La piñata clásica tiene siete picos que representan a los siete pecados capitales: soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza.

El hombre que le pega a la piñata representa la fe que debe ser ciega, por eso lleva una venda en los ojos. Con la ayuda de Dios, se destruye al mal y así se descubren los frutos que hay dentro de la piñata y se dejan caer las gracias de Dios.

El palo con que se le pega a la piñata representa a la fuerza de la virtud que rompe con los falsos y engañosos deleites del mundo. Las virtudes que hay que cultivar para vencer los pecados capitales son: contra la soberbia, la humildad; contra la avaricia, la magnanimidad; contra la ira, la paciencia; contra la envidia, la generosidad; contra la lujuria, la castidad; contra la gula, la templanza; contra la pereza, la diligencia.

El relleno de la piñata es símbolo del amor de Dios porque al romper con el mal, se obtienen los bienes anhelados; es símbolo de esperanza porque todos ven hacia arriba, con los ojos puestos en el cielo que es de donde vendrá el premio celestial

De Italia, la costumbre de romper piñatas en Cuaresma llegó a España y los españoles organizaron una fiesta el primer domingo de cuaresma. a la que llamaron “Baile de la piñata”. Romper la piñata al inicio de la Cuaresma, simbolizaba el deseo de acabar con el mal en la propia vida, la conversión del corazón para volver a Dios y recibir los bienes eternos.

A principios del siglo XVI, esta tradición era desconocida en América. Sin embargo, en México, los indios mayas, que gustaban mucho del deporte, tenían un juego en el que trataban de romper con los ojos vendados una olla de barro llena de chocolate que se balanceaba detenida de una cuerda. A los frailes evangelizadores se les ocurrió que serviría de catequesis el dar un sentido religioso al juego de la olla, enseñándoles el significado religioso de las piñatas y promoviendo que se rompieran durante el tiempo de adviento como un complemento a las fiestas de las posadas y con el mismo sentido de conversión que le daban los europeos.

Los aguinaldos son bolsitas o canastas con dulces y galletas que se entregan a las personas que, por su edad o por su salud, no pueden acercarse a recoger los dulces y las frutas de las piñatas. La idea de que nadie se quede sin recibir los beneficios de la piñata y sin participar de la alegría de la fiesta.


Las pastorelas

En el siglo XVI, en Italia, Torcuato Taso dio a conocer el género teatral “fábula pastoril” que era una pastorela o villancico escenificado. La palabra pastorela viene del italiano “pastorella”, que en español significa pastorcilla.

En México, los mayas y los aztecas, hacían representaciones dramáticas de diferentes tipos: cacerías, hombres disfrazados de animales, curaciones importantes, etc. Estas representaciones tenían un carácter religioso y se llevaban a cabo frente a los templos de sus dioses. Los misioneros aprovecharon las inquietudes teatrales y religiosas del pueblo para evangelizarlos, suplantando poco a poco sus ritos paganos por las pastorelas.

El inicio formal de las pastorelas, según algunos historiadores, fue en 1527 en Cuernavaca con “La comedia de los reyes”. En 1530, se escenificó “La Natividad Gozosa de nuestro Salvador”. Poco a poco, se comenzó a escenificar el peregrinar de José y de la virgen María y se fueron incorporando las aventuras de los pastores y las tentaciones que lograron vencer para llegar a Jesús. En las pastorelas se ve claramente la lucha entre el bien y el mal.

Las pastorelas son una bellísima, tierna e ingenua representación escénica, de marco festivo y alegre, que refiere acontecimientos previos a la venida de Jesús y termina con el esplendor inocente del pesebre y la adoración de los pastores. En ésta se mezclan personajes divinos y humanos donde el destino eterno de los hombres ocupa el papel central de la trama. Los personajes centrales son Dios, la Virgen y los pastores que acuden a adorar al niño Jesús en la gruta de Belén. Las pastorelas son jocosas y alegres, presentan al diablo ridiculizándolo y terminan siempre con su derrota, con el triunfo del bien sobre el mal. Se trata de despertar en los oyentes los más nobles sentimientos de amor, dando una moraleja y un mensaje de tipo religioso donde se exalta la fe cristiana.