“ONU MUJERES DICE QUE PARA LOGRAR EQUIDAD DE
GENERO DEBE HABER DATOS”
Así lo aseguró Lara Blanco, la directora regional adjunta de ONU Mujeres
para América Latina y el Caribe, quien citó algunos problemas de la región
tales como la brecha salarial, los permisos de maternidad y paternidad, el
feminicidio y la desventaja de las mujeres rurales.
La directora
regional adjunta de ONU Mujeres para América Latina y el Caribe, Lara Blanco,
aseguró que no se puede ser "complaciente con los datos"
obtenidos de los indicadores de igualdad si se quiere alcanzar el objetivo de
paridad entre hombres y mujeres para 2030. "No podemos menospreciar la
magnitud del desafío, pero no podemos ni renunciar ni ser complacientes",
comentó Blanco, quien citó algunos de
los problemas de la región, como la brecha salarial, los permisos de maternidad
y paternidad, el feminicidio y la desventaja de las mujeres rurales.
Blanco se
mostró "optimista" y consciente de que "2030 es un plazo
ambicioso que requerirá planes igualmente ambiciosos", distintos a los que
se siguieron para los Objetivos de Desarrollo del Milenio, ya que ahora
"las condiciones no son halagadoras", aunque se cuenta con "la
certeza de que se pueden hacer cosas" porque la región ya las hizo antes.
No obstante, lamentó que las mujeres "no se lograron beneficiar en
igualdad" de la "prosperidad" y "generación de oportunidades"
que vivió la región en la época de bonanza económica, cuando, además, también
había varias presidentas y primeras ministras en distintos países de la zona.
Blanco, de
visita en Asunción por su participación en un coloquio internacional organizado
en Asunción por la FAO y ONU Mujeres, desgranó los distintos desafíos que
tendría que enfrentar la organización de cara a 2030 para "no dejar a
nadie atrás" y no olvidar "a las mujeres rurales e indígenas".
En primer
lugar, reconoció que "hay una
gran necesidad de datos", ya que la organización no ha sido "tan
efectiva en generar datos que hablen de la participación de las mujeres".
Asimismo, subrayó que, si bien la región cuenta con "marcos legales y
políticas públicas", estos
"nunca llegan a implementarse". Este problema de la ejecución de las
políticas va acompañado, en su opinión, de "un tema cultural" que ha
impedido "derribar muchos mitos". Una de estas ideas persistentes que
Blanco quiso desmitificar fue la ausencia de mujeres en la vida pública, aunque
matizó que su papel no siempre se reconoce.
"Las
mujeres han sido parte de los movimientos de la tierra y por el acceso a la
propiedad en igual medida que los hombres, pero no necesariamente se han
beneficiado" y puso como ejemplo los acuerdos de paz de Centroamérica en
los 90 y también las negociaciones de paz en Colombia. También señaló que las
mujeres participan en "grandes números", pero lamentó que "a la
hora de dejar constancia del liderazgo público terminan apareciendo los hombres"
y las mujeres terminan cediendo su espacio "por razones culturales".
Además, las
mujeres continúan recibiendo "embates muy fuertes" que cuestionan su
liderazgo con "interrogaciones sobre su vida familiar, sus
responsabilidades o su físico". Estos ataques públicos se dan, sobre todo,
en los casos en los que las mujeres luchan por romper el conocido techo de
cristal, pero ONU Mujeres cita también las escaleras rotas, cuando pesan las
responsabilidades familiares, y de pisos pegajosos, donde se encuentran las
mujeres rurales e indígenas.
Por este
motivo, Blanco matizó que cuando se habla de empoderamiento femenino no siempre
"se enfrentan los mismos obstáculos", que en el caso de este último
grupo son el analfabetismo, los embarazos adolescentes por falta de derechos
reproductivos y sexuales, la dependencia económica de sus parejas o la
violencia. Respecto a la dependencia económica, recordó que "en el medio
rural, la tierra es central para el crédito, para negociar en la familia y para
repeler una situación de violencia".
Blanco
insistió en el "empoderamiento económico de las mujeres" y su
implicación en cuestiones legales y de propiedad para garantizarse
"protección para el futuro". De cara a la vejez, advirtió de la necesidad de
"regímenes que vengan a complementar y que beneficien a las mujeres
adultas", como los
sistemas de pensiones no contributivas. Blanco también mostró su preocupación
por otras políticas sociales como los permisos de maternidad y paternidad, el
acceso a la justicia, la implicación pública y privada en cuestiones de
igualdad y la reducción de brechas laborales y salariales.
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