“EL ROL DE LA MUJER EN ÁREA DE
EMPRENDIMIENTO”
El enfoque
de emprendimiento se encuentra en gran parte dirigido al hombre, es decir,
desde la definición de quién lleva a cabo el desarrollo de un emprendimiento,
nos podemos percatar que nos referimos al término emprendedor, considerándolo
del género Masculino; sin embargo, en los últimos años se ha visto un
comportamiento en la mujer, de tal manera que existe un incremento de su
participación en el mundo de los negocios.
Existen
estadísticas que demuestran que la mayor parte de los negocios de las mujeres
se encuentran en el área del emprendimiento social, sin embargo, ya se presentan
casos en los cuales está la mujer en el área de emprendimiento basada en TIC =
Tecnologías de Información y Comunicación.
Pero todo
parte desde la cultura y formación de la mujer, en donde en estos tiempos
todavía existe el pensamiento en el cual se “dice” que la mujer debe permanecer
enfocada al hogar y a los hijos, y el nivel de educación puede ser un factor
crítico en su desarrollo.
De acuerdo
a diferentes estudios se considera que las mujeres emprendedoras son más
sensibles en relación a las necesidades de las personas, por lo cual buscan y
valoran el bienestar del grupo por encima de la obtención de ganancias para la
empresa. También se dice que las mujeres se enfocan en varios objetivos en el
momento de emprender una iniciativa de negocios, teniendo como principal
enfoque su familia. Pero una cosa sí es cierta, las mujeres a diferencia de los
hombres tienen una mayor proyección al interior de los grupos sociales que la
componen.
Existen
ciertos rasgos generales que nos pueden ayudar a definir el perfil de la mujer
empresaria en América Latina:
Empresarias
por necesidad.
Las
mujeres son dueñas de microempresas, y pocas de empresas pequeñas, medianas o
grandes.
El nivel
de educación y/o capacitación de las mujeres empresarias en la informalidad es
más bajo que el de los hombres.
Las
empresas de mujeres se orientan sobre todo al sector de servicios y atienden
nichos de mercado.
Las
mujeres empresarias tienen limitado acceso al capital.
La
disyuntiva de conciliar familia y trabajo.
Las
mujeres enfrentan estereotipos negativos sobre su capacidad para hacer
negocios.
No cabe
duda que uno de los principales beneficios de las mujeres emprendedoras gira
alrededor del reconocimiento de las capacidades de las mujeres como
profesionales, su cambio de estatus dentro del campo empresarial, la facilidad
para entrar a distintos círculos empresariales por ocupar puestos de gerencia,
mayor autoestima a nivel personal, la generación de empleos contribuyendo al
desarrollo de su país y su familia, el hecho de no ser empleadas, sino
empleadoras.
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