“FEMINICIDIO, UN FENOMENO MUNDIAL”
Es un hecho que el feminicidio, la tortura y la violencia
sexual contra las mujeres conforman una realidad recurrente en muchos
territorios del mundo y una flagrante violación de sus derechos humanos.
La situación en México
Lamentablemente, México, como muchos países del mundo, no
cuenta con un sistema de estadísticas fiable que permita conocer con exactitud
el número de feminicidios cometidos. Sin embargo, según fuentes oficiales
citadas por el portal Feminicidio.net, en los últimos 25 años en nuestro país
se han producido más de 34.000 muertes violentas de mujeres (una media de 20
mujeres asesinadas por día).
Fue Ciudad Juárez, Chihuahua la que desató la alarma hace
casi 20 años, en 1993, tras el asesinato de Alma Chavira Farel y otros crímenes
que tuvieron gran impacto social como los de Lomas de Poleo, Cristo Negro, Lote
Bravo o Campo Algodonero. Aunque Chihuahua no es la región con mayor número de
feminicidios ni de mujeres desaparecidas del país (el Estado de México ya encabeza
la terrible lista), el caso de Ciudad Juárez es paradigmático por el alto nivel
de denuncias de las familias y activistas, la constante exigencia de justicia
que sigue sin recibir una respuesta satisfactoria y la internacionalización del
fenómeno.
Aunado a lo anterior, la ciudad fronteriza es un caldo de
cultivo ideal para que la violencia machista quede impune debido a sus
características propias: narcotráfico, alto flujo migratorio, maquilas, zonas
de tolerancia, cercanía con Estados Unidos, corrupción, impunidad, machismo,
falta de garantías jurídicas y de seguridad, urbanización deficiente, desidia
institucional y gubernamental, falta de voluntad política, entre otros
factores.
El feminicidio en América
Latina
Aunque cuando se habla de feminicidio, las primeras
imágenes que vienen a nuestra mente son las de Ciudad Juárez, en otros países
como Guatemala, El Salvador, Honduras y Colombia, en Latinoamérica; Burundi,
Congo, Afganistán o Timor Oriental, la violencia social y el machismo se alían
de forma macabra contra las mujeres.
No hay que olvidar también que la violencia machista se
agrava cuando el país atraviesa una situación de conflicto y la violencia
sexual se utiliza como parte de la estrategia de guerra: ya sea por motivos
religiosos, legales, culturales o políticos, miles de mujeres son asesinadas
anualmente en todo el mundo. Dos ejemplos claros los encontramos en El Salvador
donde en la última década ha aumentado exponencialmente el número de
feminicidios debido a la proliferación de las maras que consienten el asesinato
de mujeres como rito de iniciación para pertenecer a las pandillas.
Del mismo modo, tras el golpe de estado de 2009 en
Honduras, la violencia política y social se incrementó considerablemente y ello
dio origen a una creciente escalada de feminicidios (como los asesinatos de
muchas activistas feministas y pro derechos humanos). Según datos de la
Fiscalía de la Mujer, tan solo en el primer trimestre del año 2010 se
reportaron 62 muertes violentas de mujeres (los asesinatos de mujeres triplican
al aumento de homicidios masculinos durante el mismo periodo de tiempo).
El feminicidio en Europa
Pareciera que los asesinatos de mujeres por razones de
odio sólo pudieran darse dentro de una cultura machista y un sistema patriarcal
enquistado en un marco de impunidad, inoperancia del Estado y desorganización
administrativa. Sin embargo, también en el Primer Mundo existen los
feminicidios y la violencia sexual contra las mujeres, aunque el término no
está asentado en Europa, básicamente por una cuestión de mentalidad
neocolonialista de la que cuesta desprenderse respecto a otros países donde sí
se ha conceptualizado sobre el feminicidio.
No obstante, Jean Michel Bouvier, padre de una joven
turista francesa asesinada en la Quebrada de San Lorenzo (España) junto a una
amiga en julio del 2011, ha emprendido una campaña para reclamar a los poderes
públicos franceses la inclusión en el Código Penal de la figura del crimen de
feminicidio con el propósito de convertir los asesinatos machistas en un delito
contra la humanidad.
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