“MUJERES EMPODERADAS:
CONVERSACIONES ACTUALES SOBRE LA IMAGEN CORPORAL”
Discursos que desacralizan la idea del cuerpo perfecto o el
peso ideal.
“Mi autoestima no depende de cuánto peso”, escribió la actriz
y cantante Jimena Barón en una extensa carta en su cuenta de Instagram hace
unos días, después de que se mostraran fotos del “antes y después” de su cuerpo,
haciendo hincapié en su transformación física. Afortunadamente, su mensaje
engrosa el de un conjunto cada vez más amplio de personas públicas que, al
menos desde lo discursivo, empiezan a desacralizar la idea del cuerpo perfecto
o el peso ideal.
Desde hace años sabemos que el maquillaje hace magia para
ocultar imperfecciones en premiaciones o eventos y que las publicidades usan
(abusan) de los retoques fotográficos, pero hasta hace un tiempo eso aun
generaba una atracción particular: hace menos de una década, por ejemplo, los
artículos sobre los “errores” del Photoshop que hacían evidentes las groseras
modificaciones de las fotografías en avisos o tapas de revistas generaban
especial furor, era como descubrir el detrás de escena o la verdad oculta detrás
de esas piernas finitas y cutis impolutos. Hoy estas modificaciones no solo
siguen existiendo, sino que han perfeccionado sus técnicas para que se note aún
menos que esas alteraciones fueron hechas; por eso, quizás, ya no sorprende
tanto cuando sale a la luz la evidencia de algún retoque; lo peligroso es que
esa naturalización nos haga pasar por alto que esa imagen “perfecta” es solo
una ilusión.
La modelo estadounidense Gigi Hadid, de 22 años, habló
recientemente de los cambios de su propio cuerpo y se refirió a este tema: “Es
importante que los jóvenes no se comparen con lo que ven en Internet. Nuestro
trabajo como actores o modelos es estar en forma (…) y, aun así, el 99,9% de
las imágenes están photoshopeadas”. Pero, ¿ese mensaje llega a las chicas o
chicos jóvenes que ven esas fotos? Más allá del aviso “legal” que avisa del
retoque, los mensajes siguen siendo –al menos- contradictorios, si recordamos
el anuncio televisivo de una marca de productos antiacné que hace un par de
meses les decía a los adolescentes que, como empezaban las clases e iban a
volver a ver a sus amigos, “lo último” que iban a querer era arrancar con
granitos. ¿Cómo deberían sentirse aquellos que no podían, o no querían,
eliminar u ocultar su acné?
A comienzos de año, la modelo Kendall Jenner -hermanastra de
Kim Kardashian- fue a los Golden Globes dejando ver sus marcas de acné, y las
reacciones no se hicieron esperar. Ella ya había hablado de su afección cutánea
en varias entrevistas, pero el hecho de que haya asistido al evento sin
disimular esas marcas, hace que a sus palabras resuenen un poco más y aporten
algo a cierto mensaje de amor propio. Su decisión va en línea con el movimiento
llamado “skin positivity” (derivado del “body positivity”), que apunta no solo
a aceptar las imperfecciones, sino a celebrarlas. La cantante Alicia Keys fue
una de las primeras en lucir su cara “lavada” en público, pero el efecto “no
makeup” parece expandirse como un sinónimo de liberación y honestidad frente a
uno mismo y frente a los otros. Este fue el principal argumento de la cantante
Christina Aguilera cuando salió en la portada de la revista Paper luciendo sus
pecas por primera vez y libre de maquillaje.
En La guía de las chicas (Paidós, 2018), la gimnasta y
experta en hula-hula Marawa Ibrahim se pasea por los cambios hormonales,
vergüenzas y dudas frecuentes de la preadolescencia con divertida naturalidad y
respuestas concretas para “aprender a amar tu cuerpo”. Mostrarnos como somos
es, probablemente, la mejor estrategia contra el “body shaming” (en español,
vergüenza corporal), el término que le pone nombre al odio y las críticas en
redes sociales a raíz de cómo luce una persona. Así como en el mundo, en
Argentina existen diferentes formas de hacerle frente a esta problemática. El
movimiento de activismo gordo por primera vez fue el tema de un taller en el
pasado Encuentro Nacional de Mujeres, en Chaco. Como explicó Laura Contrera,
una de sus referentes en nuestro país, éste “desafía al pensamiento hegemónico
que considera a la gordura como algo digno de ser erradicado, que siempre es
patológico y que habla de una persona sin voluntad que es desagradable para la
sociedad”. Desde otra perspectiva, desde AnyBody Argentina luchan contra “la
epidemia del odio corporal” y, por ejemplo, llevaron maniquíes a la última
edición de Lollapalooza 2018 para hacer evidente la diversidad de cuerpos y,
por ende, la necesidad de una ley de talles nacional e inclusiva.
Existen nuevos modelos, nuevas conversaciones, que inspiran a
las personas a sentirse mejor consigo mismas y con lo que les devuelve el
espejo. Porque, como escribió Barón, “la felicidad, la libertad, el amor
propio, la sexualidad, la confianza, el respeto y la integridad no se pesan en
la balanza y nada tienen que ver con la imagen”.
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