“UN BREVE RELATO SOBRE
EL MACHISMO COTIDIANO”
Una joven lanzó una idea en Twitter y las reacciones fueron
desalentadoras.
"Lo lindo de esta industria es que hay contenidos para
todo el mundo y, si no existe eso que buscas, lo puedes crear", decía a Crece
Mujer Martina Santoro, presidenta de la Asociación de Desarrolladores de
Videojuegos Argentinos (ADVA), a fines de 2017. "Nunca fue más fácil hacer
videojuegos, ni tener las herramientas para hacerlos: con una computadora medio
pelo y un teléfono celular puedes empezar. Ya no hay excusas".
Hace unas semanas -cuando el "que empieces buen
año" todavía estaba a la orden del día- la entusiasta Mechi Valle (24)
lanzó en Twitter una idea que se viralizó: crear una versión
"alternativa", colaborativa y, sobre todo, en clave
"argentina", del popular videojuego Pokémon. Aquello que empezó como
una broma hoy reúne a setenta "colaboradores" permanentes que aportan
canciones de música popular "reversionadas al estilo videojuegos, en ocho
o 16 bits" (como temas de Rodrigo, el clásico de Alcides o canciones de
Soda Stereo) e ilustraciones especiales de personajes como Diego Maradona,
Moria Casán o hasta de Marley y su hijo Mirko. Sin embargo, su iniciativa
también generó numerosas reacciones misóginas y machistas.
"Existen muchos proyectos similares, pero éste se
destaca de forma muy positiva por la participación de la comunidad en la
creación del juego, por la temática autóctona y porque es un muy buen caso de
ejemplo para otras desarrolladoras que quieran embarcarse en proyectos
similares", comentó a Clarín Agustín Pérez Fernández, desarrollador de
videojuegos independientes y uno de los impulsores de la Fundación Argentina de
Videojuegos (FUNDAV).
Valle estudia comunicación en Paraná (Entre Ríos), su ciudad
natal. No tenía experiencia en programación, pero cuando surgió la idea buscó
de qué manera podía darle forma, se descargó un programa sencillo y puso manos
a la obra. Como no era un proyecto para una sola persona, pidió ayuda en la
red. Se encontró con que, de las setenta personas que hasta el momento están
colaborando, "solo hay una chica, Euge, que hizo -entre otras cosas- los
diseños de Susana Giménez, Alejandro Fantino, los hermanos Caniggia o
Tangalanga. El porcentaje por género está fulero", reconoce.
Este pedido de ayuda on line generó, además, una catarata de
comentarios despectivos en un conocido foro sobre esta temática: "Me
menospreciaban por ser mujer; no solo por ser desarrolladora, sino por el solo
hecho de ser mujer. Existe este 'impuesto' que pagamos las mujeres en los
ámbitos que están dominados por varones, como los videojuegos. La mayoría de
los comentarios pedían fotos mías, con un interés puramente sexual o estético.
Y había otros que decían que cómo yo iba a saber desarrollar si soy mujer. Pero
por suerte salió mucha gente a defender el proyecto", cuenta.
Mabel Bianco, presidenta de la Fundación para Estudio e
Investigación de la Mujer (FEIM), dijo a Crece Mujer: "Esto revela -una
vez más- cómo en nuestra sociedad todavía hay una desvalorización sobre lo que
podemos hacer las mujeres, y lo que vale nuestro trabajo. Hay que llamar a esto
por su nombre: es una forma de violencia que resulta tan perversa como las
formas más agresivas, porque permite que se sigan perpetuando normas que en
algún momento justifican que haya violencia más agresiva y que se va
sustentando en estas cosas 'no tan graves'".
A raíz de los comentarios recibidos, desde ADVA publicaron un
comunicado en apoyo a Valle repudiando el maltrato y el acoso recibido:
"Mechi está haciendo. Está aprendiendo. Y no queremos que se detenga.
Queremos construir una industria donde ella y todas las demás mujeres se
sientan libres de hacer y aprender lo que quiera, como quiera. No le demos
lugar a la misoginia en nuestra industria. Mechi tiene nuestro apoyo para
crecer y esperamos que también tenga el de todos ustedes".
Es que, aunque la mitad de los consumidores de videojuegos
son mujeres y, aunque de a poco hay una mayor diversidad de personajes que
reflejan historias de vida diferentes y variadas, al nivel de la
"cocina" aún son muy pocas y se convierte en un ambiente hostil que,
sumado a este tipo de comentarios y actitudes, no hace otra cosa que expulsar a
aquellas que empiezan a animarse.
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