“CON LA INSPIRACIÓN EN
LAS VENAS: LA ARTISTA QUE PLASMA EL UNIVERSO FEMENINO”
El recorrido de la artista visual Guillermina Grinbaum, de
familia de artistas.
Cuando Jorge Grinbaum y Silvia Killner se casaron, se
preguntaron si construir un teatro o su casa. La razón ganó a su pasión por el
arte y decidieron priorizar el hogar. Unos años más tarde crearon en San Telmo
La Gran Aldea, un centro cultural con salas de teatro y de exhibición de arte
que, en 1991, devino en la Universidad del Cine, que fundaron junto a Manuel
Antin -actual rector de la FUC-. Guillermina Grinbaum (49), una de sus hijas,
resguarda estos sucesos familiares como hechos fundacionales que forjaron a
fuego su pasión artística. "Recuerdo a mi papá haciendo unas maravillosas
esculturas de arena en la playa (al menos, yo las veía maravillada cuando era
chiquita), y a mi mamá decorando mis tortas de cumpleaños con mucha dedicación
y amor. Creo que en todas esas pequeñas cosas yo sentí el placer, la pasión y
el amor que ellos sentían en el hacer", cuenta la artista y licenciada en
psicología a Crece Mujer.
La primera vez que puso manos a la obra en su vocación fue en
un taller barrial de cerámica y, después, ya en la escuela primaria, su maestra
de arte "determinó" su rumbo: "Soy escéptica, pero en este punto
me pongo un poco mística. Sus clases eran un placer absoluto; su tremenda
pasión y dulzura fueron un estímulo enorme para mí", rememora. Con el
tiempo asistió a distintos talleres con múltiples maestros e, incluso, hizo un
taller de composición coreográfica-performática con Ricky Pashkus:
"Concebí siempre las coreografías como piezas audiovisuales integrales,
donde se combinan las cuestiones de ritmo y tono, no sólo auditivo, sino en el
diseño espacial y visual", explica.
El universo femenino se convirtió una constante en sus
intereses artísticos: había mucho para contar que estaba silenciado y que había
que poder decir con otros lenguajes, sin necesidad de palabras, para hacer
visibles problemáticas y realidades diversas.
Trabajó unos años como investigadora de mercado y, desde ese
rol, estuvo muy vinculada con las mujeres: "Hizo que interaccione,
observe, analice y profundice en sus sentimientos y deseos y ahonde también en
su diversidad. Pero, por sobre toda diversidad, lo que siempre encontré fue una
multiplicidad de puntos de conexión y unidad", detalla esta -también-
coleccionista de tazas de té y café.
En una de sus áreas de trabajo se ocupa del tema de la
violencia sobre las mujeres, "abarcando la violencia en sus múltiples
facetas, desde lo que se ve de manera evidente hasta en sus sutilezas. Desde la
ejercida físicamente por otro a las exigencias estéticas, las represiones o
sometimientos sexuales, los mandatos sociales de una sociedad machista, la
desigualdad de oportunidades, como también las cuestiones que provienen de la
propia condición biológica, entre otras", describe la artista que en sus
obras homenajeó a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y, en la serie "La
hora de la mujer", buscó mostrar a las trabajadoras y las amas de casa de
Argentina.
Asegura que, en ocasiones, sus obras fueron motor de
reflexión y movilización a hablar -a veces por primera vez- de la violencia
sufrida por las mujeres que visitaron las exhibiciones. "Ver las obras les
abrió la posibilidad de hablar, compartir y hacer conscientes esas experiencias
violentas vividas en algún momento de sus vidas; y lo que es tremendo es que
casi todas las mujeres han tenido alguna experiencia donde se han sentido
reflejadas".
Arranca el día temprano, haciendo alguna una actividad física
para limpiar la mente. Después, va caminando a su taller -"mi mundo"-
en Palermo, prepara mate y pone música. Incluso cuando trabaja con temáticas
"densas", se propone abordarlas con un lenguaje sencillo, con
recursos que las hagan más amenas, incorporando lo lúdico, el humor, colores
vibrantes y "alegres", apoyándose en la estética del cómic y el pop
art, "para que lo 'doloroso', o aquello que de otro modo podría ser
insoportable, no genere rechazo y, así, sea más fácil acercarse, sensibilizar,
informar y vehiculizar la posibilidad de operar sobre ellos".
Mientras viaja de las charlas TED en Nueva York a los premios
Platino en la Riviera Maya mexicana -donde asistió junto a su marido Gustavo
Pomeranec, compositor y arreglador de música para cine y TV-, Guillermina
prepara su próxima exposición que será a mediados de mayo y se entusiasma ante
la posibilidad de que sus obras se exhiban en el exterior del país. "Sigo
buscando nuevos formatos, nuevos materiales, nuevas historias en un universo
que -por suerte- me resulta inagotable".
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