“LAS MUJERES
MARROQUÍES: POLIGAMIA, HIYAB, REBELDÍA Y DERECHOS”
La profesora de historia Patricia Lasca nos cuenta cómo aman,
visten, se rebelan y trabajan las mujeres marroquíes. ¿Niqad o hijad?
¿Sometidas o independientes? ¿Poligamia o monogamia?
El mes pasado llegué a Marruecos con todas estas preguntas y
muchos prejuicios, decidida a ver y conocer de primera mano de qué se trata
realmente ser una mujer musulmana en el punto más occidental del mundo árabe.
Con Fátima, que fue mi guía en Marrakech, recorrimos juntas los recovecos de La
medina (ciudad amuralla del siglo XI), paseamos por el Zoco, el Palacio de
Badi, la plaza Jamaa el fna, la mezquita de Kutubía, la zona de restoranes y
cafés. Observar a las marroquíes en contexto es empezar a valorar los enormes
esfuerzos que vienen haciendo para tener una vida propia, en una sociedad muy
compleja, marcada históricamente por preceptos religiosos y hombres guardianes.
Burka no, ¿por qué?
Fátima, una auténtica marroquí musulmana, no usa ningún tipo
de velo para cubrir su cabeza, lleva puesta la clásica túnica o chilaba larga
hasta los pies, que también cubre los brazos. La mayoría de las mujeres
marroquíes van vestidas con chilabas o takchitas acompañadas de un hiyab o velo
para cubrir su cabello y parte del pecho. En un claro signo de romper con las
tradiciones, muchas marroquíes especialmente las más jóvenes también usan
pantalones y vestidos cortos.
Cuando le pregunto por el cuestionado burka, me cuenta que
esa prenda, que cubre el cuerpo de la mujer desde la cabeza a los pies,
ocultando incluso los ojos, que quedan detrás de una malla, tiene su origen
antes del Islam. En la actualidad, en Marruecos prácticamente no se usa, ellas
dicen que esta prenda no las representa como pueblo, ni como religión. Era
usado por hombres y mujeres en los desiertos para protegerse de los vientos. En
los asaltos con otros grupos que raptaban mujeres jóvenes en edad de procrear,
este atuendo las protegía, ya que es difícil detrás de esta vestimenta
distinguir entre jóvenes y ancianas.
En muchos países de religión islámica sí se adoptó como
vestimenta tradicional de las mujeres.
El niqab es muy parecido al burka, la única diferencia es que
deja al descubierto los ojos. En Francia, Bélgica y Holanda el uso de estas dos
prendas está prohibido en lugares públicos.
Acceso a la educación:
la base hacia la libertad de las mujeres.
Me cuenta Fátima que hasta la mitad del siglo XX casi todas
las mujeres eran amas de casa, la mayoría analfabetas y hasta se les prohibía
salir de sus casas. No tenían derecho de elegir a su esposo y la poligamia era
muy común.
A partir de que Marruecos logró la Independencia del
Protectorado de España y de Francia en 1956, muy lentamente la situación de las
mujeres empezó a cambiar. El acceso masivo a la educación fue primordial en
este proceso de cambio. Les dio a las mujeres la posibilidad de entrar al mundo
laboral con una formación. Ha sido un proceso lento, pero de mejora sostenida.
En la actualidad cerca del cuarenta por ciento de personas
activas en Marruecos son mujeres, trabajando fundamentalmente en el sector de
la agricultura y de la industria alimentaria, en la industria textil y en
servicios públicos. Si bien todavía muy pocas mujeres acceden a cargos altos en
el sector público poco a poco van logrando escalar posiciones.
Mohamed VI, ¿un Rey
progresista?
En 1999, cuando Mohamed VI asumió como nuevo Rey, pronunció
un mensaje que dejó asombrados a los marroquíes. Textualmente dijo: “¿Cómo
puede esperarse garantizar paz y prosperidad a una sociedad mientras las
mujeres que constituyen la mitad de esta sociedad ven pisoteados sus derechos?”
Dicho esto; ¿hasta dónde se iba a animar el nuevo soberano a cambiar la
situación de las mujeres?
Así, para sorpresa de la mayoría, al joven Rey no le tembló
el pulso al renunciar al emblema más relevante de los sultanes: el harén. Una a
una, las compañeras de su padre Hassán II fueron autorizadas a abandonar la
corte real, recibieron una pensión vitalicia y retomaron el contacto con el
mundo exterior.
Boda Real
En el año 2002 el Rey volvió a impactar a todos cuando se
casó con la bellísima ingeniera en informática, la marroquí Salma Bennani.
Fue la primera esposa visible de un monarca en la historia
del país, el Rey presentaba oficialmente su mujer a su pueblo, Lalla Salma se
muestra con su largo pelo cobrizo al descubierto, Embajadora de Buena Voluntad
de la OMS, la princesa viaja por el mundo, rompiendo con los estereotipos sobre
Marruecos.
La Reforma
En octubre de 2003, el Jefe de Estado anunciaba medidas
tendientes a conseguir la “igualdad de derechos y deberes” entre los hombres y
mujeres de Marruecos. La nueva Mudawana o Código de Familia fue aprobado en
2004.
La edad para casarse de las mujeres pasó a los 18 años en vez
de 15; pueden elegir libremente a su marido; se suprimió la figura de Wali o
tutor de la mujer que restringía ampliamente sus decisiones y libertades (podía
ser ocupada por el padre, hermano o marido); las mujeres en la actualidad pueden
solicitar el divorcio, existe también la figura de los bienes gananciales.
Las activistas, que vienen luchando desde hace décadas por
derechos fundamentales, no se conformaron con la nueva Ley. La lucha continúa,
falta mucho por hacer en términos de igualdad de género. Más del 60 por ciento
de las mujeres sufre algún tipo de violencia, ya sea psicológica, económica,
laboral o sexual. Cada año se registran miles de denuncias (que son ignoradas)
por discriminación, violaciones y abusos.
La Mudawana no se ha animado aún a tocar la cuestión de la
herencia. Está establecido en El Corán que la mujer recibe la mitad de la
porción que le toca a su hermano.
Fátima argumenta que esto no es discriminación, porque según
el libro sagrado el hombre debe ocuparse de la manutención de su esposa y de
sus hijos, por ese motivo necesita más dinero, y agrega que aquello que
"el Profeta" dijo (refiriéndose a Mahoma) no se puede cambiar.
También comenta que actualmente los musulmanes están haciendo
diversas interpretaciones de la religión por eso, “nunca se sabe que pasará
mañana”.
Amar en Marruecos
La religión en Marruecos es omnipresente, resuena todo el
tiempo, es imposible no despertarse a la madrugada con el llamado a la oración
(Al-Adhan) desde las Mezquitas, que cinco veces por día les recuerda a los
marroquíes que Alá es grande.
Jamid es el guía que me brinda la mirada masculina de los
cambios, va en la excursión que tomo a Essaouira, una hermosísima ciudad
balnearia sobre el Atlántico, a dos horas de viaje de Marrakech. En el camino
comenta que la práctica de la poligamia sigue permitida. La reforma no la
prohibió por la simple razón que en el Islam está permitido que los hombres se
casen con varias mujeres. En cambio, está prohibida la poliandria (una mujer
con varios hombres). Lo que sí se hizo en este sentido es restringirla, en la
actualidad cuando se celebra el matrimonio la esposa puede dejar por escrito
que no aceptará una segunda esposa. En el caso de no figurar esta cláusula y
que el esposo desee casarse con otra mujer, la esposa debe darle el
consentimiento. Estos condicionamientos sumados a la difícil situación
económica y sobre todo a que en pleno siglo XXI socialmente está muy mal visto,
hacen que prácticamente ya no exista la poligamia.
Enamorarse de un hombre
no musulmán
Enamorarse del hombre “religiosamente incorrecto” es algo que
a cualquier musulmana le puede pasar en la vida. “El Corán prohíbe a las
mujeres casarse con un hombre no musulmán, y si está prohibido está prohibido,
punto final y no hay nada que podamos hacer” dice Fátima, “porque lo que el
Profeta dijo es para todos los tiempos”. La única forma posible de legalizar
estas relaciones es que el hombre se convierta al Islam.
Por ahora así están las cosas en “La tierra de Dios” … aunque
nadie sabe lo que pueda pasar mañana.
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